Fue el malabarista más pequeño del mundo y hoy es, seguramente, el más grande. Con 19 años había actuado en Londres, Nueva York, Las Vegas, Montecarlo… «pero tenía sed de más, sin saber qué me faltaba.» En Las Bahamas, entró a una parroquia y se inscribió en la catequesis, sin sospechar que ahí conocería al espectador más importante de su vida. Con ustedes… ¡Paul Ponce!
De la Serie «Te puede pasar a ti» de infinitomasuno.org