Tragicomedia romántica con viajes en el tiempo que ofrece ciertas críticas incisivas al hedonismo desatado y muestra una visión muy positiva del cariño familiar,el matrimonio, la maternidad, la paternidad y la amistad sin excesivas moralinas y con una notable intensidad emocional. Sobran algunas groseras escenas sexuales que rompen el tono amable del relato.
ESTRENO Título original: About time. |
SINOPSIS
A los 21 años, Tim Lake descubre que puede viajar en el tiempo. Su padre le cuenta que todos los hombres de su familia han tenido desde siempre ese don, así que decide que su mundo será mejor… y que tendrá novia. Después de trasladarse a Londres para trabajar en un bufete de abogados, acaba conociendo a la preciosa e insegura Mary. Pero según avanza su curiosa vida, Tim descubre que ese don tan especial no puede protegerle de las tristezas ni de los altibajos que afectan a cualquier familia. Incluso viajar en el tiempo tiene limitaciones y puede ser peligroso.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Tim Lake (Domhnall Gleeson) es un joven inglés, tímido e introspectivo, que vive apabullado por la fuerte personalidad de su extrovertido padre (Bill Nighy), su creativa madre (Lindsay Duncan), su vitalista y promiscua hermana (Lydia Wilson) y su fronterizo tío (Richard Cordery), que vive con todos ellos. Cuando Tim cumple 21 años, su padre le revela que, como todos los varones de la familia, posee el don de viajar en el tiempo, pero sólo al pasado y con ciertas limitaciones, aunque sí puede revisitar y cambiar gran parte de lo que haya ocurrido en su vida. Ya instalado en Londres como abogado, Tim decide ejercitar su superpoder con el fin principal de encontrar novia y, de paso, ayudar a los demás. Pero no es tan fácil conjugar ambos objetivos. Así, conoce a la bella e insegura Mary (Rachel McAdams), que le corresponde en su inmediato enamoramiento. Pero un desafortunado viaje en el tiempo borra accidentalmente el momento en el que se conocieron.
Nacido en Nueva Zelanda en 1956, Richard Curtis se ha ganado un merecido prestigio como guionista de la popular serie televisiva “Mr. Bean” y de películas como “Cuatro bodas y un funeral”, “Notting Hill”, “El diario de Bridget Jones” o “War Horse (Caballo de batalla)”. Después de dirigir “Love Actually” y “Radio encubierta”, Curtis retorna tras la cámara en la tragicomedia “Una cuestión de tiempo”, donde confirma su gran capacidad para la dirección de actores, a los que mima a través de una puesta en escena más fresca que brillante.
Se luce especialmente el joven Domhnall Gleeson —uno de los hijos del inmenso actor irlandés Brendan Gleeson—, que realiza una interpretación memorable. Curiosamente, lo más irregular de la película es el guión, un poco confuso en sus idas y venidas en el tiempo, y con algunas groseras escenas sexuales, que rompen el tono amable del relato. Un defecto que ya lastraba sus anteriores trabajos como director, sobre todo “Love Actually”.
De todas formas, “Una cuestión de tiempo” goza de una mayor hondura dramática y moral, y ofrece ciertas críticas incisivas al hedonismo desatado —sobre todo en la subtrama de la hermana de Tim—, reflexiones de interés sobre la libertad y el destino —o la providencia— y una visión muy positiva del cariño familiar, el matrimonio, la maternidad, la paternidad y la amistad. Todo ello, sin excesivas moralinas, con una notable intensidad emocional, un chispeante sentido del humor y una buena selección de bellas baladas románticas.
[María Dolores Valdés – CinemaNet]
Todos hemos deseado alguna vez tener una segunda oportunidad en momentos concretos de nuestra vida, a veces en cosas poco importantes, una metedura de pata, una frase poco oportuna…ese problema queda resuelto para el protagonista de la película cuando su padre le cuenta al cumplir los 21 años que todos los hombres de su familia tienen el poder de retroceder en el tiempo. Al principio le cuesta creerlo…pero hace la prueba…y efectivamente, retrocede y soluciona un problemilla que había tenido en una fiesta días antes.
Este es el original planteamiento de la película que nos ofrece Richard Curtis (Notting Hill, Cuatro bodas y un funeral, Love Actually) en este caso como guionista y director de la cinta. Con este punto de partida nos cuenta una historia romántica sencilla y cotidiana, salvo por ese pequeño detalle de los viajes en el tiempo. En ella destaca el amor que se respira en una familia, la relación paterno filial y fraternal. Todo ello aderezado con un humor inglés y con buenas interpretaciones de todo el reparto.
Sin embargo, a pesar de ese estupendo poder, no todas las cosas tienen solución, no todo se puede arreglar y así hay que aceptar las limitaciones de cada uno, la misión que todos tenemos en nuestra vida seamos quienes seamos y el hecho cierto de la muerte que a todos nos ha de llegar.
Una visión muy positiva de las relaciones familiares y de la vida misma: cómo debemos valorar cada día que tenemos la dicha de vivir, porque en todos hay cosas buenas que agradecer y disfrutar. Con un tono amable, buena música y momentos muy entrañables sólo cabe reprochar a esta película la trivialización que se hace del sexo, algo a lo que por desgracia nos tienen acostumbrados en el cine actual.
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