El director Mike Leigh lleva a la gran pantalla la historia de J.M.W. Turner (1775-1851), considerado por muchos el mejor pintor inglés de la historia. La película consigue retratar con acierto, no sólo la personalidad de su excéntrico protagonista, sino también la época que le tocó vivir y, sobretodo su obra. Mr.Turner refleja con maestría el color y la luz de las pinturas de Turner en cada uno de sus planos.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Mr. Turner |
SINOPSIS
Biografía sobre el pintor británico, J.M.W Turner (1775-1851). Artista reconocido, ilustre miembro de la Royal Academy of Arts, vive con su padre y su fiel ama de llaves. Es amigo de aristócratas, visita burdeles y viaja frecuentemente en busca de inspiración. A pesar de su fama, también es víctima de las burlas del público y del sarcasmo de la sociedad. Profundamente afectado por la muerte de su padre, dcide aislarse. Su vida cambia cuando conoce a Mrs Booth, propietaria de una pensión familiar a orillas del mar.
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CRÍTICAS
[Guillermo Altarriba – Diario El Prisma]
Según la enciclopedia, William Turner es “el pintor de la luz”. Según esta película, Turner es un hombre excéntrico, gruñón y egoísta, pero también noble y entregado a su arte. La cinta, ambientada en la primera mitad del siglo XIX, narra los últimos 25 años de vida del célebre paisajista inglés, y lo hace huyendo de la forma típica que tiene Hollywood de acercarse a este tipo de historias. El artista no se muestra ni elevado a la categoría de genio intocable ni derrumbado y sumergido en la miseria, sino que aparece precisamente en un término medio.
El Turner de Mike Leigh es un hombre que se queda solo y que libra sus batallas como puede. Tanto en lo personal como en lo artístico, Turner busca trascender, aunque es una trascendencia mundana. En el retrato que se ofrece, el pintor se relaciona con el mundo exterior plasmándolo en un papel o en un lienzo. Por eso no resulta extraño que su máxima aspiración sea permanecer en el mundo a través de sus cuadros y que las generaciones siguientes puedan admirar su obra.
Buena parte del éxito de la película en transmitir la sensación de que la pintura es en Turner un motor vital se debe al buen hacer del actor protagonista, Timothy Spall, que lleva todo el peso de la película con una interpretación casi animal. En este sentido, en un plano más técnico, hay que destacar también el esfuerzo que ha puesto el director de fotografía para plasmar en cada plano la paleta de colores de los cuadros de Turner. Es un efecto que se logra más en unas escenas que en otras pero el trabajo que hay detrás se nota.
El film funciona también como cinta de época, como retrato de una sociedad esnob con un punto de formalismo decadente. Buena muestra de ello son los conflictos de Turner con los miembros de la Academia o con sus propios clientes. Conflictos que sirven como vehículo para que aflore lo esencial de la película. Aunque puede haber quien piense que en las dos horas y media de metraje apenas pasa nada, la cinta encuentra su pulso en las luchas internas y el carácter de Turner. En definitiva, un retrato atípico de un personaje que lo es más aún.
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Me decepcionó mucho. Se trata de un guión hecho de escenas aisladas, sin demasiada hilación entre ellas. La verdad es que resulta bastante aburrida.