Os presentamos dos críticas de esta prescindible película, remake que no aporta gran cosa, aparte de las espectaculares imágenes en 3-D, a la ya de por sí prescindible «Le llaman Bodhi«, de 1991, protagonizada en aquel caso por los más conocidos Keanu Reeves y Patrick Swayze.
ESTRENO Título Original: Point Break |
SINOPSIS
Un joven aficionado al riesgo cambia su forma de vida cuando muere un amigo en un accidente. En el proceso de formación para convertirse en agente del FBI participa en la investigación de unos delitos muy originales en su realización. A partir de ese momento el ritmo trepidante de la acción vuelve a introducirlo en un mundo del que creía haberse alejado y le obliga a tomar una importante decisión personal.
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CRÍTICAS
[María del Pilar Madrigal y Alós. Colaboradora de Cinemanet.]
El espectáculo visual de esta película es impresionante, realzado por la visión 3-D de escenas que llevan al espectador a lo largo del mundo practicando los deportes más extremos en unos entornos de máximo riesgo. El guión resulta entretenido pero recuerda mucho a su predecesora y a otros films de este tipo. Hasta el asombro inicial se va amortiguando cuando captas que los personajes necesitan un exceso de adrenalina continuo, una adicción que les vacía de verdaderos sentimientos y sentido de vida. Impacta pero deja sensación de vacío.
Lo mejor para quienes se animen a disfrutar este trepidante argumento es la belleza de los paisajes naturales. El mundo es bellísimo y variado, el director ha sabido trasladarnos de acá para allá (sin resuello pues seguirles los pasos a estas personas físicamente tan desarrolladas es todo un reto) La fotografía combina efectos digitales y consigue que hasta lo imposible parezca extrañamente realizable. Mucho asombro acumulado que como buen poso deja la mente llena de lugares hermosos, sólo por eso recomiendo que la vean, no olvidarán algunos momentos estelares.
El relato tiene cierto interés al principio que va cediendo a medida que recuerdas la anterior versión y esperas un final muy previsible. Las novedades y aventuras son necesarias en la vida de todos… pero la reflexión que se va abriendo paso es que también precisamos orden y motivos más elevados que las simples emociones fuertes. Somos humanos y ciertos límites personales es mejor no rebasarlos para poder tener una vida a la que regresar cuando el efecto de subida de adrenalina se vaya amortiguando. Eso está muy bien mostrado en la película. El protagonista va y viene entre personas extraordinarias por muchos motivos, él mismo es muy fuera de lo común. Pero llega un momento en que debe decidir si quedarse en ese mundo extremo o estructurarse una vida normal. Dilemas morales y éticos que se nos presentan envueltos en espiritualidades orientales muy a la moda. La intriga está en algunos de estos diálogos, por lo demás el resto de la película se centra en alardes físicos de todo tipo, efectos gimnásticos que no parecen aprovechar demasiado a ninguno. Los enamorados del ejercicio que pasen muchas horas entrenando sus bellos cuerpos seguro que se sienten identificados y admiran el esfuerzo requerido para conseguirlos. El resto de la humanidad, la mayoría me temo, verán situaciones muy llamativas y personas bastante desnortadas. Hasta las buenas acciones acaban en lío y poca efectividad real.
Llamativa, hermosa, inolvidable e inane. Te deja pensando que deseas salir a hacer deporte entre esa naturaleza tan fabulosa para disfrutarlo, pero que lo harás a un nivel más accesible para casi todos y con la intención de volver a casa y recordar esos bonitos momentos entre seres queridos y confort. El punto medio de equilibrio que justifica el final del film y hasta el desenlace de la trama. Que les entretenga y anime a viajar y hacer vida sana. Sin arriesgar tanto.
[Carlos Robisco. Pantalla 90]
Point Break es un film de acción basado en la película homónima de 1991. Narra la historia de Utah, un antiguo icono del deporte extremo en YouTube reubicado en el FBI, que deberá infiltrarse entre criminales que operan como atletas extremos.
La película aparenta no descubrir nada nuevo. Podría tratarse de una película “de paso” más, que ofrece un rato entretenido y basta. Guiada por un guión poco potente, con un ritmo poco original y frases gastadas, Point Break promete poco. Sin embargo, contiene inusuales aspectos sorprendentes: lo que cabe destacar por encima de todo es la espectacular fotografía, llevada a cabo por el mismo director del film, Ericson Core, quien ha trabajado en la imagen de otras películas como Daredevil o Fast & Furious, y que ha afrontado esta labor doble también en Invencible. Su nueva película ofrece un despliegue visual que incluye desde imágenes de acción, con paracaidismo o surf con olas gigantes, hasta momentos cotidianos, suburbiales y oscuros.
La trama sigue un recorrido también sorprendente: el grupo de criminales en el que se infiltra el protagonista se mueve siguiendo un ideario, con una voluntad espiritual. Y con ella el protagonista deberá confrontarse. Los personajes se mueven con la mirada más allá de robos y atracos. No obstante, pese a tener esta profundidad mayor, no dejan de caer en el monigotismo y en la inhumanidad del dibujo cinematográfico fácil.
Point Break sorprende y no sorprende. Va más allá de la trama clásica criminalística y se sumerge en la espiritualidad. Resulta emocionante, con el espectáculo visual que regala, pero previsible en ocasiones. Sigue un buen ritmo que no defraudará a quien pida dosis de entretenimiento, acción y sensaciones. En muchos aspectos, el film resulta una americanada; en otros, original y sorprendente. Una apuesta imprecisa con, seguro, mucho que regalar a nivel visual.
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