El hijo de Bigfoot

Carlos de la Calle Aceituno

Administrativo de profesión, fotógrafo y cinéfilo de afición, padre de 5 hijos, apasionado por el cine, pienso que se puede aprender muchas cosas mientras se pasa un buen rato y a veces no tan bueno, viendo una película.

El hijo de Bigfoot es una entretenida película de animación que gira en torno a un joven que ha crecido con el convencimiento que su padre murió cuando él era pequeño. Cuando descubre que su padre realmente no ha fallecido, se enfada con su madre y decide ir en su busca…

Hasta ahí todo parece normal, pero -claro- estamos hablando de El hijo de Bigfoot, así que lo que descubre el joven es que su padre no es el típico padre sino que es el famoso monstruo del que habla la gente pero que nadie ha visto… Ah, y no nos podemos olvidar del malo malísimo, al estilo de Cruela de Vil, obsesionado esta vez con “el pelo”, lo que le hace estar obcecado por encontrar al ser con más pelo en su cuerpo y descubrir la fórmula de crear pelo genéticamente.

Queda claro que nunca hay que mentir a los hijos, aunque se entiende que los padres oculten al joven, el gran secreto, para protegerle. Sin embargo, él se revela ante sus padres… hasta que llega la hora de tomar la decisión de luchar por su familia, momento en que no lo duda un segundo y lucha con todas sus fuerzas y sus nuevos amigos, unos animales muy simpáticos y divertidos, con los que puede hablar -son las cosas que tienen los Bigfoot-, para que su padre vuelva a casa a vivir con él y su madre.

Si al principio de la película sentimos pena por el joven protagonista porque es el rarito del instituto, según transcurre el tiempo sentimos simpatía y se nos olvida que es “el raro” y hasta vemos como normal que el oso haga de alfombra. En definitiva, podría decirse que no importa lo rara que sea tu familia, lo importante es que esté unida.

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