La gaviota

Sara Ariño

De Barcelona. Coordinadora del boletín semanal de Cinemanet. Informática de profesión y cinéfila por afición, desde bien pequeñita, cuando mi madre me llevaba al cine, en la época en que las sesiones eran continuas y podías entrar a media proyección y quedarte luego a ver el comienzo.

Preciosa adaptación de la quizás más conocida obra teatral de Antón Chéjov, La gaviota destaca por el profundo y sutil estudio de sus personajes, sumidos, la mayoría de ellos, en los abismos del amor no correspondido: el pobre maestro ama a Masha, Masha ama a Konstantin, Konstantin ama a Nina, Nina ama a Boris, y Boris … bueno, el espectador sacará sus propias conclusiones. El amor es presentado de forma trágica, casi como una especie de enfermedad incurable, que lleva a quien la padece a tomar las peores decisiones. El resultado, bajo una apariencia ligera, es en realidad una obra pesimista y melancólica, sin espacio para la esperanza ni la redención.

En el apartado interpretativo, aunque todo el elenco es realmente formidable, quisiera destacar la composición de Annette Bening, dando vida a la veterana actriz Irina Arkádina. He aquí un ejemplo de lo que las buenas actrices veteranas, a las que desgraciadamente a menudo se deja de lado, pueden seguir aportando al arte cinematográfico.

Aunque no es algo en lo que nos acostumbremos a fijar, en esta ocasión quisiéramos señalar también el apartado de dirección artística. Según parece, se ha rodado con un bajo presupuesto, pero no es algo que se refleje en absoluto en el resultado final. Al contrario, tanto el vestuario como la fotografía resultan suntuosos, ricos, bellos, perfectamente capaces de transportarnos a la Rusia de finales del siglo XIX.

En cuanto a la labor de dirección, es muy de agradecer que Michael Mayer haya huido completamente de la estructura teatral. El cine no es teatro y el director, a través del paisaje, por un lado, y de los primeros planos, por otro, logra abrir y oxigenar la obra, convirtiéndola en cine auténtico, con un ritmo que no decae en ningún momento, totalmente alejado de lo que podría haber sido teatro filmado.

Por último, quisiera hacer un apunte sobre el idioma: para quien tiene conocimientos de inglés, verla en versión original es una auténtica maravilla. La dicción de los intérpretes es perfecta y hará las delicias del espectador.