[Pablo J. Ginés. Artículo publicado originalmente en Religión en Libertad]
Isidro Catela y José Ángel Agejas son profesores de Comunicación y Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid, que han constatado que pocos de sus alumnos leen libros pero casi todos ven teleseries. A la vez que intentan ponerles a leer, han decidido también enseñarles a interpretar los temas e inquietudes que aparecen en las teleseries, algunos muy ligados a nuestra época de desconcierto y desconfianza; otros, temas eternos, tan antiguos como el hombre y la narrativa.
Como fruto de este esfuerzo han publicado Series en serio (DigitalReasons), un libro que será especialmente útil para universitarios (adultos jóvenes) y profesores de universitarios, porque enseña a ver series y reflexionar sobre nuestra sociedad y las ansiedades, esperanzas y consuelos del hombre de hoy.
«Hemos elegido como ejemplo 12 series que no podemos decir que sean edificantes, pero sí representativas, series que ve mucha gente, que ven los universitarios, y sobre las que podemos hablar porque suscitan grandes temas», explican a ReligionEnLibertad. El libro orienta sobre cada una, y dedica unas páginas a analizar un capítulo de cada serie, un modelo de cómo «exprimir» su significado al hablar con alumnos o adultos con inquietudes.
Las 12 series tratadas son:
- After Life: sobre la muerte y la soledad
- The Walking Dead: cómo vivir y sobrevivir, como ser humanos
- Downton Abbey: familia y tradición, ¿qué vale la pena conservar?
- Stranger Things: la amistad y la verdad
- Dr.House: sobre la vocación
- Breaking Bad: decisiones y dilemas morales
- Juego de Tronos: el poder y la ambición
- House of Cards: política y maquiavelismo
- Bodyguard: terrorismo y la ética del deber
- La casa de papel: ¿por qué nos atraen ciertos ladrones?
- Black Mirror: ciencia ficción ya aquí, pegados a las pantallas
- Chernobyl: totalitarismo, mentira, responsabilidad
Una época de series oscuras y pesimistas
Ambos autores creen que, en general, las series hoy son muy oscuras y pesimistas. «Hay una pendiente resbaladiza hacia la desesperanza en ellas», dice Catela. «Un ejemplo son esas series nórdicas de crímenes, en las que pillan a culpables, sí, pero siempre con falta de esperanza», añade Agejas.
Pero ¿de verdad es el mundo tan oscuro o son los guionistas los que tienen un mundo oscuro en su interior? «Hay guionistas que dicen que ellos muestran el mundo como creen que es, como lo ven, pero, claro, ellos eligen donde ponen la cámara», considera Isidro Catela.
«Hay otros guionistas que son oscuros porque es su hoja de ruta de ingeniería social, aunque no en las series de mucha calidad. Sí, muchos quieren influir a través de las series y toman como misión conducir a la sociedad a través de su ficción».
Agejas matiza que una serie puede ser muy oscura y desesperanzada, pero si una obra es honrada, inteligente y de buena calidad «al menos planteará la pregunta de ¿por qué esto es así de malo y cómo podría ser de otra manera?»
Los nuevos tabús: ¡un cura normal!
En las series actuales vemos cosas que eran impensables hace apenas 15 o 20 años, pero aún hay tabús. «Por ejemplo, es tabú que el protagonista de una serie sea un cura normal», denuncia Agejas. «¿Qué series hay de tema eclesial? The Young Pope y la película Los dos Papas. Ambas tienen que pagar un tributo de heterodoxia. ¿Quién invertirá en hacer series como les gustarían a los lectores de ReL, por ejemplo?»
Pero aún así a veces aparecen «perlas inesperadas». El tabú de que es posible reparar un matrimonio dañado, en vez de divorciarse, aparece aún en algunos espacios, señalan los autores. Y aunque pocos capítulos en estas series exploran en serio temas de fe, a veces se encuentran destellos de preguntas importantes en las más insospechadas.
After Life: la esperanza más allá de la muerte
«En After Life hay un materialismo ateo un poco artificial. En realidad, la serie remite a la esperanza», considera Isidro Catela. «Plantean la pregunta de la vida tras la muerte. El protagonista ha perdido a su amada, lleva una coraza de dolor y whisky. Juguetea con el suicidio, se rodea de gente muy estrambótica. Pero poco a poco entiende que necesita a otros. Es una serie oscura, pero en realidad no puede evitar acudir a lo grande. Me recuerda a Julián Marías, el filósofo cristiano, que escribió sobre la muerte de su esposa: ‘No me imagino que lo vivido con ella no tenga continuación, que sea un absurdo, aniquilado». Aquí el protagonista dice: ‘prefiero estar en ningún sitio con ella que aquí sin ella'».
Agejas señala un episodio en Dr. House en que se plantean preguntas sobre la fe, y más aún sobre la esperanza. «El doctor House es un amargado y Wilson, que sería como Watson para Sherlock Holmes, le dice: ‘tienes que solucionar tus problemas respecto a la esperanza’. House también tiene problemas con el perdón, por una lesión que sufrió por desidia médica».
Black Mirror: distopía y peligro deshumanizante
Black Mirror es peculiar al ser explícitamente una serie de capítulos distópicos de ciencia ficción: cada capítulo, autoconclusivo, muestra a la tecnología esclavizando o dañando a los hombres. Para los universitarios, y para todos nosotros ya, el capítulo «Caída en picado» es elocuente y cercano. «Hace 5 años, cuando lo rodaron, podía ser exagerado, hoy ya es casi real», comenta Agejas.
«Caída en picado», capítulo autoconclusivo en Black Mirror; todo el mundo puntúa a todo el mundo; con colores pastel, intentan no parecer agresivos y no atraer puntos negativos
Refleja una sociedad en que todo el mundo puntúa a cada persona con la que interacciona, usando el móvil… y con malas puntuaciones es imposible acceder a ciertos barrios, servicios, objetos. Todos son exquisitamente cordiales para evitar una cruel puntuación de castigo. Al final, todo es apariencia, pero el capítulo muestra que una persona libre puede vivir -en austeridad, eso sí- con libertad y dignidad al margen del sistema.
Otro capítulo que Agejas señala es «Vuelvo enseguida», en el que reinstalan la psique de fallecidos en cuerpos replicados, pero sin ser realmente ellos: se elaboran a partir de sus redes sociales. «Es un tema similar al libro Seréis como dioses, de Gustave Thibon… plantea que una vida física muy duradera, incluso inmortal, en realidad no tendría sentido». No sin un Dios de amor que lo rehaga todo, se entiende.
Isidro Catela explica por qué Black Mirror es tan elocuente e inquietante: «Muestra una sociedad futura, pero cercana, indeseable porque nos deshumaniza. Es desagradable, pero aprendemos de los personajes y eso es una catarsis. No son historias tan imposibles: ya hay una aplicación en China que puntúa ante todo el mundo las cenas que haces, por ejemplo».
Chernobyl y la verdad
Como profesores, una serie a la que le ven muchas posibilidades en las aulas es Chernobyl. Tiene sólo 5 capítulos, por lo que incluso puede ponerse en clase a lo largo de un semestre, o encargar su visionado completo a los alumnos. Ha acumulado premios y buenos críticas, y trata temas como la política, el totalitarismo, la verdad y la mentira y el trato a los hechos históricos cercanos.
Para Isidro, Chernobyl hace que los jóvenes aprendan algo de la Guerra Fría y de cómo un poder construye un relato. En «Series en serio» se marcan las escenas clave sobre el desprecio a la verdad, que va ligado al desprecio a la vida humana, camuflado en retórica pomposa. Isidro considera que los estudiantes de Comunicación pueden además leer los relatos del libro de testimonios en el que se basa, para estudiar como se pasa del testimonio periodístico a una narrativa audiovisual de ficción histórica.
Bodyguard, Downton Abbey, Breaking Bad…
Entre las series breves recientes, Isidro Catela recomienda también Bodyguard. Tiene 6 capítulos. «Su primer capítulo es maravilloso: un policía de primera, herido en Afganistán, impide un atentado, incluso buscando salvar la vida de una mujer bomba. Le ascenderán para que trabaje con una Primera Ministra con la que choca. Es un thriller sobre ponerte en el lugar del otro e ir más allá de la violencia. Te engancha».
De todas las series del libro, la que tiene menos escenas escabrosas e inapropiadas es Downton Abbey, la elegante historia de una familia aristocrática que va siendo transformada por la Primera Guerra Mundial y la postguerra. ¿Qué debe cambiarse y qué debe mantenerse? «Tenemos un padre de familia, el señor de la casa, que siente una responsabilidad como heredero de una tradición, que se siente responsable de las familias de su mayorazgo, de sus criados… la tradición se defiende como nobleza de espíritu», señala Agejas.
Muy distinto es el caso de Breaking Bad. «Trata de un profesor de química que se siente fracasado, en graves apuros de dinero y enfermedad. Se mete en el mundo de la droga porque necesita dinero, pero una vez dentro se engancha y enfanga. Es una exploración de la opción fundamental, sin redencion, siempre jugando en el límite. Su símbolo es el desierto de la frontera, un erial humano y geográfico», detalla Agejas.
‘Series en serio’ puede adquirirse ya en versión digital (sólo 6 euros) y encargarse para librerías o venta online en versión papel a partir de septiembre