El mayordomo inglés, película del 2023, es el título español de la película francesa Complètement Cramé. Nos encontramos con una obra llena de simplicidad y mensajes profundos a la vez. Es cómica y dramática. Es costumbrista y a la vez absurda en pasajes desconcertantes. Se nota que Gilles Legardinier es un director novato, pero consigue una aceptable adaptación de su propia novela titulada Días de Perros.
La novela, publicada en España por Planeta en el año 2015, fue un fenómeno que hizo reír a más de dos millones de lectores en Francia. Su elenco de personajes son encantadores y giran alrededor de una mansión donde un mayordomo, que oculta su verdadera identidad, consigue relaciones increíbles incluso con el gato rey de la casa: Méphisto. Escenas llenas de ternura, y malentendidos con mucho humor, rodean las variadas situaciones que se presentan en la pantalla.
Andrew Blake es un millonario nombrado empresario del año que desea dar un giro a su vida cuatro meses después de la muerte de la mujer que ama. Deja Londres y vuelve a Francia, al campo, junto a la mansión donde la conoció. Para poder quedarse una temporada acepta el empleo de mayordomo. Su presencia pondrá orden al caos de la casa y luz en la vida de las personas que le rodean.
Algunos críticos la han tachado de convencional y previsible, tal vez por su buenismo e ingenuidad aparente. Sin embargo, como dice Quim Casas en el diario El periódico, hay películas que valen por lo que valen sus intérpretes y esta es una de ellas. Y estoy de acuerdo completamente. Considero, además, que no es ni tan previsible, ni tan buenista. Ni hay comedia alocada, ni romance predecible ni debate social, pero tiene el valor de ser un relato conmovedor y divertido como reseña la revista Contraste. Por otro lado, tampoco es insulsa. Los temas profundos quedan escondidos en los toques de humor y en las interpretaciones magníficas de sus intérpretes.
Un espectador cinéfilo se pregunta: “¿Puede existir una película interesante, agradable, bella, amable, divertida, sin muertos, ni escenas de violencia extrema, sin sexo, sin grandes dramones, ni terribles injusticias y venganzas? Pues sí, eso es El Mayordomo inglés. Algunas veces hay que huir de los críticos denominados expertos. El cine es algo más que técnica, es documento de nuestro tiempo con sus anhelos y sus reflexiones sobre el mundo en el que nos ha tocado vivir.
Una película poco valorada por la crítica y mucho por el público. ¿Cuál es su secreto? Es una adaptación bastante fiel de la novela. Se puede decir que es un himno a la vida y por tanto un soplo de aire reconfortante. En efecto, se trata de historias sencillas, contadas -en el libro y en la película- a base de capítulos cortos llenos de humor y sentido positivo, con imaginación, sin miedo al absurdo, pero con un trasfondo de bondad, que llena de esperanza en la humanidad.
John Malkovich, en el papel de Andrew Blake, está coreado por actores y actrices más que solventes. Destaco del conjunto coral a Fanni Ardant en el papel de la señora de la mansión, Nathalie Beauvillier; Émile Dequenne, magnífica en el papel de Odile, la cocinera y gobernanta de la mansión; Philippe Bass, como el jardinero temeroso y enamorado de Odile, Philippe Magnier y Eugénie Arselin como Manon la empleada embarazada.
La fotografía de Stéphane Le Parc es brillante, cálida. Llena de sugerencias sobre todo en los interiores de la mansión donde entra la luz del sol por los grandes ventanales. Parece que palpes el polvo de las salas vacías… La música, alegre o melancólica, corre a cargo de Erwann Chandon, con varias nominaciones en su carrera.
Para Gilles Legardinier es su primera película aunque ha dirigido anuncios y documentales a nivel internacional. Es responsable de comunicación para el cine en varios estudios, labor que compagina con la escritura y ha colaborado en el guion de la película junto con Christel Henon. Gilles es un principiante prometedor.
El peso de la película recae sobre el archiconocido John Malkovich. Este actor, productor y director de cine -además de diseñador de moda- ha trabajado como actor en casi 150 películas y series de televisión. Con varias nominaciones a los Óscar y a los Globos de Oro, ganó el primer premio a los Emmy por Muerte de un viajante y el primero en el Círculo de Críticos de Nueva York por Cómo ser John Malkovich. Entre otros muchos reconocimientos, la National Society of Film Critics le otorgó el primer premio al mejor actor secundario por las películas En un lugar del corazón y por Los gritos del silencio (1984).
En una de las entrevistas a la agencia EFE este actor afirma que desearía más papeles de hombres buenos como el de Blake que «es un buen hombre», un papel que «no se ve mucho en el cine y el mundo está lleno de gente común que a veces puede hacer algo extraordinario, pero realmente no hacemos historias sobre ellos».
Al igual que le ocurre al protagonista de la película comenta «Amo a mi familia, pero también mi trabajo, mis amigos… Me encanta seguir colocando piezas en el puzle de mi profesión, y también en mi vida, aunque esto último es más difícil»
Malkovich, de 70 años, asegura que no ha pensado en retirarse porque disfruta del trabajo y se divierte. A estas alturas de su vida, afirma que ha cometido «millones de errores», en el trabajo y en la vida, y los sigue cometiendo, pero al final, concluye, «somos eso, el resultado de nuestros errores y aciertos (…). Lo que importa es la gente y portarse bien con la gente».
¿Qué nos ofrece esta sencilla y simpática película?
Tal vez ha faltado el vals final con Nathalie o mayor detenimiento en el encuentro de Blake con su hija Shara como se describe en la novela. Tal vez las escenas quedan a veces cortadas dando la impresión de un guion tetris. Tal vez muchos retales del film han quedado sin hilvanar. Sin embargo, logra funcionar en la cabeza del espectador gracias a la personalidad de Blake y al elenco de personas con las que se interrelaciona, a las que escucha y a las que ayuda. A la vez se deja ayudar por sus amigos, recorriendo el camino de vuelta a casa acogiendo a su hija de nuevo.
Temas como familia, fidelidad, amistad… Temas como la vida, el sufrimiento, el amor y la trascendencia se abren paso entre bastidores a lo largo de esta comedia disparatada a veces y nostálgica otras.
Algunas de las situaciones descritas en la novela con más detalle pueden revelarnos el secreto de su éxito:
No se escatiman críticas al comportamiento de los seres humanos, pero apunta siempre a su dignidad: “ávidos -tanto de alimentos como de emociones-, con frecuencia juguetones, a veces estúpidos, pero encontrando nuestro auténtico valor cuando estamos juntos. Aun extraños, los humanos que comparten algo no forman sino una unidad y son magníficos”.
Se refleja esta idea en una escena preciosa. Es la de la cena de los empleados que invitan a su señora solitaria a participar de su dicha. Todos han sido tocados por la amistad, solicitud y benevolencia del supuesto mayordomo. Es por ello que uno de los protagonistas de la novela, ausente en la película, comenta: “¿Sabe? Mi padre decía que existen personas que aparecen en tu vida como rayos de luz y que otras son como nubarrones. Para nuestra humilde familia, es usted un sol”.Blake, tras recuperarse de su accidente, lo reafirmará: “No sé si es por el hecho de haber estado cerca de la muerte, pero ahora estoy todavía más convencido de que no hay nada más valioso que estar en paz. Hay que hacer las paces mientras sea posible. Los disgustos no valen para nada. Los rencores tampoco. Solo cuenta el presente y el futuro.”
Y es que el mensaje final, es bien claro: “Andrew, Odile y Manon eran los más conscientes del camino recorrido en pocos meses. Durante la conversación, entre carcajadas y las confidencias, las miradas que intercambiaban decían mucho sobre ello. Lo que cimenta o destruye una existencia depende también de esas pequeñas cosas”.
Se ha hecho realidad lo deseado por Blake toda la vida. La cercanía, el diálogo, la ayuda mutua, el hecho de compartir un objetivo común… Todo lo que constituye la vida auténtica… “En el fondo, creo que me gusta cuidar de la gente. No se si es un oficio, pero me habría gustado consagrar toda mi vida a ello”.
Ojalá esta película de principiante lleve a mucha gente a tomar la vida como lo que es, digna de ser vivida siempre y en cualquier circunstancia. Todos podemos ser rayos de luz sobre los demás y no nubarrones. El público necesita ver seres humanos sencillos que transmitan que la fraternidad es el mayor valor de la existencia. Lo que le da su auténtico sentido. litera