El año pasado nos trajo desde Francia dos grandes películas de la vida rural: Misericordia y Cuando cae el otoño, que retratan que a veces en estos parajes hay unas reglas diferentes a las de las ciudades. Aunque haya crímenes, todo queda enterrado en los secretos de los habitantes.
Nos llega una película sencilla y cuarta del director: La terra negra, que casi es parecida a As bestas (2022). Con unas actuaciones maravillosas de Laila Marull y Sergi López, además hablada en valenciano, se sitúa en un pueblo al que llega un personaje con un pasado duro. Está solo, como la actriz principal, que tiene un molino con su hermano y su propio mundo de oscuridad. Regresó al pueblo fracasada, como el recién llegado sin vida propia.
Es una película de pocas palabras, porque en los pueblos con dos palabras puedes cambiar el rumbo de toda una vida. Esto ocurre en esta obra dividida en dos partes: la primera es de esperanza, Dies Irae , la segunda, como dice el título, de Via Crucis, donde los personajes del pueblo no perdonan y aplican la regla de “ojo por ojo”.
Laila Marull se queda sola en esta segunda fase, con qué fuerza, mujer coraje. La película no pierde interés, todo lo contrario, pero se echa de menos a Sergi López por sus poderes mágicos que tenía ante la gente: poesía pura.
Nos llega esta película austera, profunda, para desnudarnos las leyes de los propios habitantes de la España rural. Es una obra que empieza poco a poco, y poco a poco el clímax aumenta. Los 100 minutos se hacen cortos; faltó una tercera parte, pero con un Sergi López resucitado.
En 2024 nos llegó una película de la vida rural, Tierra baja, del bajo Aragón de Teruel. Ahora nos llega esta, rodada en tres pueblos valencianos y con toque de cine fantástico.
Ya entra entre las 100 mejores películas del 2025. Puntuación: 7 sobre 10.