El famoso libro El vendedor de sueños del aclamado psiquiatra Augusto Cury nos cuenta la historia de un hombre que intenta acabar con su vida y es salvado por un misterioso vagabundo. A lo largo de la obra, el extraño personaje denominado “vendedor de sueños” se encuentra con personas muy variadas y les comparte su filosofía de la vida con un estilo socrático que induce a la reflexión sobre su propia cordura. En sus diálogos surgen temas capitales como la libertad y la capacidad de soñar en la vida de las personas; problemas como la soledad, la tristeza, la ansiedad o la falta de sentido en la vida; reflexiones sobre el poder de nuestros pensamientos para gestionar nuestras emociones o el valor de la empatía, la compasión y las relaciones con los demás para una vida plena. Este moderno Diógenes enseña el gran valor de todo aquello que no se puede comprar con dinero.
En efecto, el personaje principal de este libro, el vendedor de sueños, está convencido de que la sociedades modernas se están convirtiendo en auténticos manicomios e intenta hacer pensar sobre lo que debería ser normal en la vida de un ser humano para su equilibrio y felicidad.
Augusto Cury es médico psiquiatra, investigador, profesor y escritor. Considerado el psiquiatra más leído del mundo, ha sido traducido en más de 70 países. Este libro, novela didáctica, hace el número 22 de los que escribió, y es su cuarta obra de ficción. Cury analiza la antropología, la filosofía y las distintas espiritualidades para esparcir semillas de sabiduría milenaria para lograr una vida feliz. Desde un sincretismo de espiritualidades, en especial del budismo y del cristianismo, va ofreciendo al lector episodios problemáticos que se resuelven con esquemas similares. Se convierte en “maestro” de quien quiera escucharle. Iluminado, cual otro Buda, nos desvela que hubo un tiempo en el que fue un personaje rico que perdió lo esencial por su obsesión de poder. Ahora, despreciando sus riquezas, busca los auténticos pilares de la vida: la familia, la solidaridad y el amor al prójimo sea quien sea.

En la película con mismo título, El vendedor de sueños, salvo algunas variaciones, se sigue literalmente el esquema de la novela. Un mendigo salva la vida de Julio César, un reconocido psiquiatra que subió hasta un rascacielos con el fin de quitarse la vida. El misterioso mendigo se presenta como «Vendedor de sueños», y gracias a esta acción inusual, se convierte en un famoso de las redes, ayudando a las personas a solucionar sus problemas cotidianos. Sin embargo, a pesar de su celebridad, en el fondo nadie sabe quién es el mendigo o de dónde proviene. Poco a poco se irá desvelando el misterio.
La película brasileña es del 2016 pero no fue estrenada en España hasta el 2019. Un año después se incluía en el catálogo de Netflix. Dirige el film Jayme Monjardim y la protagonizan el uruguayo César Troncoso en el papel de Mellon Lincoln y el brasileño Dan Stulbach en el papel de Julio César. Fue una de la 10 películas más vistas en Uruguay. Jayme Monjardim es especialista en dirigir televisión y cine, no en vano fue propuesto para los Oscar con el film Olga (2004). En este caso adapta casi literalmente la novela del médico psiquiatra Augusto Cury, también brasileño cuya obra ha sido muy premiada y traducida a múltiples idiomas.

Criticada por algunos como simplista, buenista y repleta de tópicos de autoayuda, no se puede negar que contiene un aire de fábula capriana, que no deja indiferente a quien quiera mirarla con ojos de niño. A pesar de sus carencias, es una atractiva historia que nos habla de seres humanos que llegan al límite. Sin valoraciones éticas se nos proponen situaciones posibles con puntos de vista diferentes a los habituales. Un gran reto que queda superado pese a todo ya que no es fácil enganchar con una trama de estilo filosófica y ético. En ningún momento aburre y esto ya es mucho mérito.
Si bien es cierto, como señala Mª Ángeles Almacellas en su artículo, que la historia se sigue con interés también lo es que no es fácil empatizar con todos los personajes. Tal vez porque su argumento sencillo, no cala en la profundidad del libro. Sin embargo, las ideas y las palabras del “maestro” que vende sueños están llenas de sensatez en su denuncia a la sociedad capitalista. Una sociedad corrompida por el afán de dinero y de poder que lleva a un individualismo frío y egoísta. La gran lección es que únicamente da la felicidad aquello que va envuelto en el amor de los seres queridos.
Muchas frases del “vendedor de sueños” son como perlas salpicadas en los diálogos. No se profundiza en ellas porque tampoco es esa la misión de una película. Pese a los posibles fallos de la trama argumental, su mayor virtud es que las enseñanzas que lanza permiten al espectador reconocer el recto camino hacia la felicidad o la vida plena en el marco de una parábola visual y, en cierto sentido, atemporal.

En efecto, las escenas poco realistas -en el cine es permisible- son como fábulas que merece la pena trabajar. Por ejemplo, la escena del robo del bolso permite entender una idea clave: “El verdadero beneficiado cuando se otorga el perdón es el que perdona, no el que es perdonado”.
La interpretación es correcta, engancha por su humanidad y cada una de esas perlas filosófica permite reflexiones apropiadas para un cinefórum de calado. Para algunos críticos César Troncoso y Dan Stulbach realizan un gran trabajo en sus papeles protagonistas y su interpretación logra transmitir de manera atractiva ideas esenciales que a veces son tabú como es el caso de la muerte o el sentido de la vida.
Estoy de acuerdo. El vendedor de sueños es una cautivadora historia que emociona al espectador gracias a la profundidad de su mensaje y también, en parte, al trabajo técnico, ya que los primeros planos y la banda sonora intensifican la comunicación. Es un retrato de la sociedad actual y una llamada optimista a buscar la verdadera felicidad y ser capaces, si es necesario, de volver a empezar.







