Sinopsis
Todo el mundo conoce a Jay Kelly, pero Jay Kelly no se conoce a sí mismo.
Crítica
Jay Kelly | Maravillosa reflexión sobre lo que puede implicar tener éxito en el cine
En Hollywood a veces surge alguien que decide pensar en voz alta y reflejar una idea incómoda pero no por ello falsa, todo lo contrario. Las verdades duelen y en Jay Kelly se ponen delante de un espejo muchos mitos con una estupenda dirección de Noah Baumbach y con guion suyo y de la actriz Emily Mortimer.
Todo el mundo conoce a Jay Kelly, pero Jay Kelly no se conoce a sí mismo.
¡Ay ese Hollywood con tanto glamur! ¡Esos focos que destacan lo mejor de los actores, esas músicas que ensalzan hasta el cielo, esas tomas perfectas en las que los protagonistas casi parece que nos tocan el alma!… básicamente, “papá, mamá, quiero ser actor porque quiero forrarme y ser famoso”, y luego llega la respuesta “hijo, piénsatelo bien, no es oro todo lo que reluce”. Y tanto que no lo es, lo hemos visto en millones de ejemplos de actores con vidas aparentemente perfectas de puertas para afuera pero por dentro hay vacíos, divorcios, alcoholismo, drogadicción y un largo etcétera. No vamos a entrar en el “a mí no me pasará, yo controlo”, es bastante elocuente por sí solo.
No es la primera película que aborda la desmitificación del éxito en el cine, ahí tenemos la comedia romántica Notting Hill (Roger Michell, 1999) que, bajo el envoltorio de dicho género, escondía (pero no mucho) revelaciones sobre cómo las estrellas también sufrían lo suyo: dolorosas operaciones estéticas, parejas cuestionables, persecuciones allá donde van por parte de la prensa, etc.; sin embargo en este caso el punto de vista es distinto.
Jay Kelly no incluye tanta sordidez y no la necesita para reflexionar sobre lo que puede implicar ser actor, llegar a lo más alto, tener millones de admiradores… pero a la vez estar, con perdón de la expresión, “más solo que la una”: un padre con el que no se habla, tres exmujeres, hijas que no quieren verle, gente trabajando alrededor que solo le quieren por ese porcentaje que se llevan de sus ganancias y que realmente no le consideran un “amigo” y, por supuesto, miles de caprichitos allá donde va, tanto que ni los recuerda y de alguno incluso reniega porque ha pasado al baúl de los recuerdos en la mente.

Y ahí tenemos a un fabuloso George Clooney junto a un no menos fabuloso plantel de actores entre los que destaca un fiel hasta el extremo Adam Sandler (sí, es este filme está muy soportable y clava su papel), todos logran en un metraje lleno de metacine (es decir, cine que habla sobre cómo se hace el cine) reflexionar sobre las buenas y las malas decisiones, sobre cómo la actuación siempre es una mentira para que parezca verdad, sobre cómo los actores necesitan del contacto real con la gente para ser buenos en lo que hacen (“¿cómo voy a interpretar si no veo y no toco a la gente real?”, se pregunta Kelly. También ese heroísmo que mucha gente tiene en sus mentes gracias a las exageraciones de la prensa y las mentiras de las redes sociales. Un compendio muy completo y profundo que lleva a muchos pensamientos.
Evidentemente la película también habla de la importancia que tienen un montón de personas que nunca aparecen en la gran pantalla ni en la pequeña pero que siempre están ahí gestionando la agenda y las finanzas: agentes, publicistas, abogados… todos dedicados día y noche a dar luz a esa gran estrella y que la gente solo vea lo positivo de ellos, a veces tapando como buenamente pueden escándalos por malos comportamientos, y otras tantas sacrificando tiempo de calidad con sus familias porque la estrella de turno ha tenido un capricho caro y difícil que puede implicar desplazamientos improvisados y noches fuera de casa.
Hay bastantes momentos logrados entre los que destacaremos dos: una secuencia en un tren con fans y una fabulosa llamada en medio del bosque; sin necesidad de acción ni de sexo explícito, simplemente sentimientos humanos reales y una persona consciente de que, en su camino al éxito, ha metido la pata hasta el fondo. La pena es que entre tanto acierto se cuelen dos blasfemias, una de ellas especialmente dura, que restan valor al conjunto.
Llama mucho la atención una conversación entre dos personajes desconocidos pero que entrañan algo esencial:
- Soy ateo y estoy a favor de la Iglesia. Estoy de acuerdo con todo menos con lo de Dios.
- Pero si Dios no existiese la vida sería absurda.
Luego, curiosamente, llega una escena muy importante entre uno de esos personajes y el protagonista en nada más y nada menos que… un cementerio, donde hay plano precioso con un Cristo crucificado que da mucho que pensar.

Y aun así Noah Baumbach sabe llevar a muy buen puerto una película que reflexiona acertadamente sobre las consecuencias del éxito y la fama, y que al final lo que más importa y nunca debe fallar es la familia, base de la sociedad. Si la damos la espalda no hacemos más que tirar piedras sobre nuestro tejado, un tejado que podemos hundir y, cuando nos demos cuenta, quizás sea tarde. Por fortuna la conclusión es positiva y Jay Kelly deja un excelente sabor de boca gracias a un clímax maravilloso con un George Clooney absolutamente metido en su papel, quién sabe si diciéndose por dentro “realmente soy yo”.
Ficha técnica
- Título Original: Jay Kelly
- Dirección: Noah Baumbach
- Guión: Noah Baumbach, Emily Mortimer
- País: Estados Unidos
- Año: 2025
- Duración: 132 min.
- Género: Comedia. Drama
- Interpretación: George Clooney, Adam Sandler, Emily Mortimer, Billy Crudup, Laura Dern, Stacy Keach, Grace Edwards, Riley Keough, Patrick Wilson, Jim Broadbent, Nicôle Lecky, Thaddea Graham, Eve Hewson, Alba Rohrwacher, Lenny Henry, Josh Hamilton, Greta Gerwig, Patsy Ferran
- Productora: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido-Italia; Heyday Films, Pascal Pictures, NBGG Pictures
- Música: Nicholas Britell
- Fotografía: Linus Sandgren
- Estreno en España: 5-12-2025







