![]() |
Dirección: Eran Riklis. Países: Israel, Alemania y Francia. Año: 2008. Duración: 106 min. Género: Drama. Interpretación: Hiam Abbass (Salma Zidane), Ali Suliman (Ziad Daud), Doron Tavory (Navon), Rona Lipaz Michael (Mira Navon), Tarik Copti (Abu Hussam), Amos Lavie (capitán Jacob), Amnon Wolf (Leibowitz), Smadar Yaaron (Tamar Gera), Ayelet Robinson (Shelly). Guión: Suha Arraf y Eran Riklis. Producción: Bettina Brokemper, Antoine de Clermont-Tonnerre, Michael Eckelt y Eran Riklis. Música: Habib Shehadeh Hanna. Fotografía: Rainer Klausmann. Montaje: Tova Ascher. Diseño de producción: Miguel Merkin. Vestuario: Rona Doron. Estreno en España: 3 Octubre 2008. |
SINOPSIS
Salma, una viuda palestina, decide librar una batalla contra el ministro de Defensa de Israel, cuya casa linda con su campo de limoneros, en la frontera entre Israel y los Territorios Ocupados. La policía no tarda en decretar que los árboles de Salma representan una auténtica amenaza para el ministro de Defensa y su familia, y ordena que se talen. Pero Salma decide luchar para salvar sus árboles y su vida.
¡Debate esta película en nuestros foros!
CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, La Gaceta]
Salma es una viuda palestina, ya madura, que sobrevive gracias al amplio limonar que rodea su casa, situada en un pueblo de Cisjordania limítrofe con Israel, en la misma zona donde se ha levantado el lamentable muro de separación. Cuando el Ministro de Defensa de Israel construye su casa frente a la de Salma, el limonar corre peligro, pues los servicios secretos israelíes dictaminan que supone un peligro para la seguridad del mandatario y su familia. Salma decide entonces luchar ante la justicia por sus ancestrales derechos de propiedad. Para ello, contrata a un joven abogado palestino, que pronto se enamora de ella.
Al igual que hiciera el israelí Eran Kolirin en La banda nos visita, su compatriota Eran Riklis (La novia siria) ofrece en Los limoneros un acercamiento incisivo y entrañable al conflicto palestino-israelí, en el que propugna el diálogo y el respeto mutuo como la mejor fórmula para avanzar soluciones. En este sentido, Riklis dosifica muy bien los elementos dramáticos del guión, sin caer en subrayados, y los oxigena con inteligentes golpes de humor, que refuerzan la credibilidad de los personajes, todos ellos interpretados con sutileza y convicción. Queda así una grata tragicomedia, justa ganadora del Premio Panorama del Público en la Berlinale 2008 y del Premio TCM del público a la mejor película europea en el Festival de San Sebastián 2008.
Vecinos invasores
Cisjordania, línea fronteriza con Israel, donde se está construyendo el muro de la vergüenza. Salma, una viuda palestina cuarentona de buen ver, viene cuidando desde tiempo inmemorial el limonar que heredó de su familia. Para ella significa, no sólo su sustento: sacarlo adelante, con ayuda de un anciano que ha ejercido casi de padre, le liga a sus antepasados y a su tierra. Pero, inesperadamente, un vecino muy particular se ha instalado: se trata del ministro de defensa israelí, y los servicios de seguridad consideran que la espesura del limonar podría servir para potenciales ataques terroristas. De modo que, en aras de la seguridad, le confiscan la propiedad a cambio de una compensación económica. Esa solución no agrada a Salma, que con ayuda de un joven abogado irá recurriendo a las distintas instancias judiciales de Israel. El caso se convertirá en un tema incómodo para el ministro, e incluso su esposa, que se encuentra sola en casa casi todo el día, siente lástima por su vecina.
Sensible e inteligente película de Eran Riklis (La novia siria), coescrita con Suha Arraf. La trama, sencilla en apariencia, pues sirve para armar una historia muy completa, con múltiples variantes, lleva al cineasta judío a tratar el espinoso tema de los territorios ocupados en Oriente Próximo, el eterno conflicto entre Palestina e Israel. Sin embargo, no se trata de una película política, y si lo es, su gran mérito, es que no se nota, porque se fija sobre todo en las personas, en sus dramas personales. El director da una visión poliédrica, sin demonizar a nadie, porque ciertamente unos y otros tienen sus razones para actuar como actúan.
Al tiempo sabe componer una maravillosa galería de personajes, muy humanos: el anciano, con su preciosa declaración ante el tribunal; la tozuda viuda, todo un carácter, que emociona con sus lágrimas, y es fuerte al manejar sus inclinaciones sentimentales; el abogado acomodado, al que el caso del limonar le conduce a ejercer su profesión con coraje; el ministro, con deseos de alcanzar la paz, obligado a seguir los consejos de los que velan por su integridad; la esposa insatisfecha, que advierte que comparte con su vecina su misma soledad; o el vigía de la torreta, Prisas, un personaje que ofrece un suave contrapunto humorístico. El reparto está a la altura, y son rostros que empiezan a sonar gracias a títulos tan interesantes como Paradise Now, Natividad y Zona libre.
También se apunta al porvenir de las nuevas generaciones en los personajes de los hijos, que andan preparándose para el futuro fuera de su país, en Estados Unidos. Llama la atención lo delicado de la narración, sembrada de pequeños detalles conmovedores, donde el ofrecimiento de una jarra de limonada bien fresquita, o las corteses palabras de acogida y hospitalidad, son sintomáticas de la parte mejor del espíritu humano.
¡Debate esta película en nuestros foros!