Si nadie lo remedia, en los próximos años contemplaremos con impotencia generaciones enteras de niños envejecidos prematuramente, niños tristes y encallecidos, sin referentes morales ni religiosos, que habrán quemado demasiado deprisa la ilusión y la inocencia de la infancia en el sagrado altar laico de la búsqueda enfermiza del placer. Entonces recordaremos con nostalgia, como reliquias del pasado, los maravillosos relatos infantiles de El pequeño Nicolás, ahora convertidos en una excelente película familiar.
Crítica en CinemaNet: El Pequeño Nicolás