Título original: Yogi bear. |
SINOPSIS
El parque de Jellystone está perdiendo visitantes, así que el alcalde ha decidido cerrarlo y vender el terreno. Eso significa que las familias no podrán disfrutar de la belleza de la naturaleza al aire libre y, lo que es peor, que Yogui y Boo Boo serán expulsados del único hogar que han conocido. Yogui deberá unir sus fuerzas a las de Boo Boo y el agente Smith para encontrar una forma de salvar el parque del cierre definitivo.
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CRÍTICAS
[Ana María Pérez Guerrero. Colaboradora de CinemaNet]
El Oso Yogui es una película basada en los personajes de la serie de dibujos animados del mismo nombre, de la factoría Hanna Barbera. Esta versión dirigida por Eric Brevig, cineasta proveniente del ámbito de los efectos especiales, combina la animación por ordenador con la acción real.
El filme mantiene la dinámica de los episodios del programa de televisión: Yogui se las ingenia para hacerse con las cestas de picnic de las familias visitantes al parque Jellystone, ante la mirada indulgente de su amigo Bubu y los intentos del oficial Smith para evitarlo. Las cosas se complican para estos personajes, cuando el alcalde Brown idea un plan para recalificar el suelo de Jellystone, con el fin de compensar el déficit municipal y poder participar en las elecciones a gobernador. En esta lucha de intereses participarán Rachel Johnson, una documentalista que se interesa en filmar la cotidianidad de Yogui y Jones, el subalterno de guardia Smith.
Jerry Ventimilia, Joshua Sternn y Brad Copeland firman un guión bastante flojo, a pesar de su experiencia en comedias como algunos capítulos de Los Simpsons o Aquellos maravillosos 70. Los personajes carecen de matices y los temas son abordados desde una óptica superficial. Incluso, la crítica a la corrupción política se queda en una simple caricatura de acciones tristemente reconocibles en la actualidad.
En el apartado técnico, El Oso Yogui es una película correcta, que aprovecha el 3D para sorprender al espectador en momentos puntuales de la acción. Las interpretaciones de Anna Faris y Tom Cavanagh resultan bastantes exageradas, lo que resta fuerza a las acciones y a los diálogos.
La película está claramente orientada a la audiencia infantil, a pesar de apelar al público adulto mediante la manida estrategia de evocar pasajes de filmes populares. Además, resulta positiva su postura sobre la perseverancia como elemento clave en la consecución de las metas y el aprecio por los ambientes naturales y su conservación.
[Juan Xipell, TAConline]
El oso Yogui fue una celebrada serie de animación para la televisión creada por Hannah-Barbera (padres de Tom y Jerry o Los Picapiedra), que durante décadas dejó huella en varias generaciones de espectadores. Eric Brevig, conocido supervisor de efectos especiales (Pearl Harbor, El día de mañana), recupera la figura de uno de los mitos de los dibujos animados y lo traslada a la gran pantalla a través de la animación digital y las técnicas en 3D.
Brevig mantiene las bases del personaje televisivo, actualizando y modernizando diversos aspectos y situaciones provocadas por las disparatadas acciones de Yogui. La película mantiene un ritmo excesivamente abrumador, tanto por la constante sucesión de la acción como por un exceso de situaciones y diálogos absurdos y muy previsibles todos ellos, que unido a los constantes impactos que produce el 3D, puede llegar a resultar agobiante.
Aún así, El oso Yogui puede ser una buena opción para el público infantil, que encontrará en ella los ingredientes necesarios para pasar un rato entretenido (y poco más). Sin embargo, al adulto le costará mucho encontrar en ella algún diálogo o situación divertida que le permita disfrutar de la película, que no consigue combinar correctamente los tipos de humor necesarios para dirigirse a diferentes públicos.
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