Dos años después de su estreno China, se estrena en España Shanghai, un thriller ambientado en el este de china inmediantamente antes del ataque japonés a Perl Harbor. Lo mejor de la cinta son el elenco asiático, especialmente el japonés Ken Watanabe y la china Gong Li, y la escenografía. El guión resulta solvente en la definición de los personajes y la época, pero flojea en la creación del suspense que requiere la película. La dirección, a cargo del sueco Mikael Hafström provee al film de elegancia, pero no logra cautivar al público. Cinta convencional, pero correcta y amena
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Shanghai |
SINOPSIS
Años cuarenta. En los meses previos al ataque japonés de Pearl Harbor, el agente secreto Paul Soames (Cusak) llega a Shanghai para investigar el asesinato de su mejor amigo. Rápidamente se ve inmerso en una trama de conspiración y mentiras. Acechado por un oficial de la inteligencia japonesa, la investigación de Soames se centra rápidamente en un carismático gánster local, Anthony Lanting, y en su hermosa mujer, Anna.
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CRÍTICAS
[P.J. Armengou Freixa. CinemaNet]
Shanghai es un thriller ambientado en esta histórica metrópoli oriental en 1941, con la Segunda Guerra Mundial llamando a las puertas del continente asiático. Narra la historia de un agente de la inteligencia naval de los Estados Unidos, Paul Soames, que llega a Shangai para investigar la muerte de su mejor amigo, también espía. Soames se encuentra con una ciudad caótica, cosmopolita e inestable. La mafia china, el ejército japonés y la resistencia mantienen un pulso por la ciudad; una batalla interna ante la que los americanos deben permanecer neutrales. Sin embargo, la situación en la ciudad es cada vez peor, los ataques de la resistencia se suceden y la brutalidad japonesa es imparable. En medio de este caos, el agente Soames, el capitán japonés Tanaka, el mafioso local Anthony Lan-Ting y su bella mujer Anna se verán envueltos en una trama de mentiras, secretos y conspiraciones que decidirán el futuro de sus vidas, y de la guerra en oriente.
Se trata de una producción chino-estadounidense con una importante participación de la industria cinematográfica china que aporta algunas de sus mayores estrellas. Chow Yun-Fat (Ana y el Rey, Piratas del Caribe 3) y Gong Li (Memorias de una Geisha, Hannibal: el origen del mal) encabezan el reparto chino, que se complementa con el japonés Ken Watanabe (El Último Samurái, Cartas desde Iwo Jima) y el protagonista, el estadounidense John Cusack (2012, Cómo ser John Malkovich). Las dificultades de las producciones occidentales para ser estrenadas en la dictatorial República Popular China son muchas. La participación de este país en el film facilita su introducción en el importante mercado chino. Aún así, Shanghai no lo ha tenido fácil. El gobierno de Pekín retiró los permisos de grabación a pocos días de iniciar el rodaje. Éste fue finalmente trasladado a Bangkok, sin que el resultado final se vea perjudicado. Tampoco lo ha tenido fácil la película para su estreno, en Estados Unidos no ha llegado a proyectarse y aquí nos llega con dos años de retraso.
La trama de Shanghai está bien hilada, pero no consigue alcanzar el grado de suspense que pretende. El juego a cuatro bandas entre Tanaka, Soames y el matrimonio Lan-Ting es lo más destacable de una historia que, sin llegar a aburrir, no captiva en absoluto. La relación entre los cuatro, compleja de principio a fin del film, supone el principal acierto del guionista, Hossein Amini (Drive, Blancanieves y la leyenda del cazador). El guión resulta solvente en la definición de los personajes y la época, pero no logra inducir en el espectador la tensión y el suspense que requiere la película. La dirección, a cargo del sueco Mikael Håfström (El Rito, 1408) es solvente, y da brillo a la historia en especial por su factura artística. La escenografía, recreando la Shanghai de los años 40, con su mestizaje cultural y la mezcla entre europeización y tradición china que parece impregnar cada rincón de la ciudad, es de lo mejor del film. De entre los cuatro protagonistas brilla el elenco asiático, que desborda a un aburrido John Cusack. Destaca Ken Watanabe, que ya había triunfado en Hollywood con su papel en el Último Samurái (por el cual fue candidato al Óscar), y que aquí interpreta con gran destreza al Capitán Tanaka, sin duda el personaje más interesante por su complejidad psicológica. La superestrella china Gong Li interpreta su papel dignamente y lo dota del dramatismo que requiere la dualidad amor-deber que atormenta al personaje.
[Juan Orellana – Pantalla 90]
De la mano del sueco Mikael Håfström, aclamado director de El Rito, nos llega con retraso esta coproducción chino-estadounidense que se inscribe dentro de los cánones más clásicos del cine de género. En realidad, está planteada con los mismos ingredientes que cocinó Casablanca: la Segunda Guerra Mundial, el espionaje, países exóticos y el amor imposible.
En la Concesión Internacional de Shanghai corren tiempos de guerra. Japón controla sin miramientos cada movimiento por medio del capitán Tanaka (Ken Watanabe). El agente estadounidense Soames (John Cusack) deberá sortear su vigilancia para averiguar quién y por qué mató a su compañero, el agente Conner (Jeffrey Dean Morgan). Pero en su camino se cruza, Anna (Gong Li), la esposa del mafioso Lan-Ting (Chow Yun Fat). Se trata de una mujer fatal, que dirige en secreto la resistencia antinipona.
Una buena recreación de época y un reparto internacional suficientemente brillante dan salida a esta cinta convencional, pero correcta y amena. Al igual que Casablanca, habla de lealtades y traiciones, y del idealismo romántico que se esconde bajo capa de cinismo. En este caso, son los japoneses, y no los alemanes, los que se llevan la peor parte.
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