[María Martínez – Cinemanet]
El desfile de premiados comenzó una vez concluida la cena, amenizada con el sorteo entre los asistentes de diversos objetos relacionados con el cine, cortesía de las distribuidoras de las películas premiadas. Los primeros premios que se entregaron –para acabar con los nervios y la incertidumbre entre los finalistas– fueron los Premios Laura Lantero para cortometrajes realizados por jóvenes, dentro del Festival ‘¡Qué bello es vivir!’ La obra más premiada –Primer Mejor Corto y Mejor Interpretación Masculina– fue Tengo hambre, en homenaje a Eluana Englaro, joven italiana en estado vegetativo que murió en 2009 después de habérsele retirado la alimentación. Los autores del corto, los hermanos Lorenzo, dedicaron los dos premios recibidos “a Dios, a Eluana, por quien hicimos esto, y a nuestros padres, que, con 13 hijos, nos han enseñado más de superproducciones que Spielberg”.
Los demás trabajos premiados fueron Mi ojo derecho (Segundo Mejor Corto), O Xigante (Tercer Mejor Corto), Picnic (Mejor Dirección), Te odio (Mejor Interpretación Femenina) y Algo de la abuela Rosa (Premio del Público). Laura Lantero, patrocinadora de los premios, se mostró impresionada por el trabajo de los jóvenes autores: “Estoy feliz porque he visto que vivir es reconciliarse con la imperfección. Me emociona pensar que hay gente como vosotros y creo que vuestra imaginación puede cambiar el mundo”. También el director Rafael Gordon confesó que había sido “muy feliz viendo los cortos, porque por fin he podido salir del cine de ruido, vacuo. Me he sentido como en mis primeros años, cuando pensaba que el cine tenía que ser no competitivo, sino competente, y servir para hacer un mundo mejor”.
A lo largo de la Gala, hubo momentos entrañables que subrayaron la conexión entre cine y vida. Uno de ellos fue la presentación de uno de los Premios ‘¡Qué bello es vivir!’ de largometrajes, concedido a Soul Surfer. La encargada de entregar el reconocimiento a los representantes de Disney en España fue Irene Villa, cuya vida corre paralela en muchos aspectos a la de Bethany Hamilton, la protagonista: ambas sufrieron una grave mutilación de jóvenes, se dedican al deporte y trabajan para transmitir a los demás la alegría de vivir. “Aunque la vida nos ponga dificultades –subrayó Irene Villa–, en tu mano está el superarlas y volver a llevar la vida que tenías antes”. Tras el atentado que sufrió de niña, cambió el baloncesto por el esquí, deporte en el que ha ganado varios premios. Recientemente, también ha sido madre. “Ahora, seguiré entrenando y teniendo hijos, que es lo más maravilloso en la vida”.
Algo similar ocurrió cuando, de forma simbólica, el crítico de cine Juan Orellana y su mujer Teresa
recogieron el Premio Personaje fallado a favor del matrimonio protagonista de Las nieves del Kilimanjaro. Al igual que esta pareja, los Orellana han abierto su casa a niños desvalidos. En su caso, a través del proyecto Casa de la Almudena: un edificio en el que viven varias familias que acogen en su seno a menores tutelados por la Administración. En el mismo edificio hay también un hogar para madres solteras y un centro de día para jóvenes y niños en riesgo de exclusión. “Conocimos esta experiencia –explicó Teresa– en Italia, y nos dio envidia” ver a “familias que vivían abiertas a las necesidades del mundo”. Mª Ángeles Almacellas subrayó que “en la vida real tenemos niños desvalidos, víctimas de los estropicios de los adultos. Tenemos una película real junto a nosotros, y podemos simplemente verla, darle un premio, o ayudar”.
El Secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, que acudió a la Gala en representación del Ministro de Interior, incidió, en su intervención, en este paralelismo: “El primer valor del cine es que nos remite a la vida, y nos invita a vivir la propia vida de forma más consciente; a buscarle el sentido”. Además, igual que las películas tienen un The End, “saber que nuestra vida tendrá fin nos remite a los grandes ideales. Ojalá la magia del cine nos permita adentrarnos en la aventura de la propia vida”.
Bien pueden hablar de la aventura de la vida la actriz Julia Gutiérrez Caba, ganadora de la Ola de Oro del Premio Familia, y el director Rafael Gordon, al que se le entregó un Premio de Honor, como reconocimiento a la carrera profesional de ambos. De Julia Gutiérrez Caba, el Director General de la asociación, Daniel Arasa, explicó que “siempre la ha caracterizado su profesionalidad, su coherencia, su sensatez y su sentido del esfuerzo a lo largo de toda su vida. No es una persona nostálgica, sino deseosa de mejorar la sociedad, mirar al futuro y dar al dinero sólo la importancia que tiene”. Al recoger la estatuilla, la actriz recordó que “el cine me encanta desde pequeña, nos ha enseñado muchas cosas, entre otras a soñar. Ha sido fundamental para mi generación, nos abrió un mundo incalculable”. La actriz mostró su alegría por que el premio se llame Familia, y se lo dedicó a la suya –dedicada al espectáculo desde hace generaciones–: “Le debo mucho y le sigo debiendo mucho: no sólo por lo que me han dejado, sino por lo que tengo ahora”.
El Premio de Honor a Rafael Gordon fue una sorpresa maquinada en la sombra para este querido amigo y colaborador de CinemaNet desde hace años. Mª Ángeles Almacellas, directora de la sección de Cine y Educación de Madrid, explicó que “no sólo me honro (y es mucho) en la amistad con Rafael y su mujer. Aparte de eso, he tenido ocasión de empaparme de sus películas, de hacer el esfuerzo por diseccionarlas, y he llegado a la conclusión de que es un cine magistral”. Antes de la entrega, intervinieron para felicitar a Gordon las actrices Isabel Ordaz –a través de un mensaje grabado– y Assumpta Serna, que señaló que el director “es de las personas que más me ha gustado conocer, porque tiene un mundo fascinante. A muchos actores nos ha rescatado de un mundo un poco negro y nos has dado un poco de luz”.
Durante la Gala, también se entregó otro Premio ‘¡Qué bello es vivir!’ a Los miserables, y otro Premio Personaje a Amor bajo el espino blanco. El presidente del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC), Jerónimo José Martín, explicó que la primera película “refleja muy bien una dicotomía universal muy actual y muy clara. Como se decía en El árbol de la vida (Malick), en la vida sólo se pueden seguir dos caminos: el de la naturaleza humana (que es capaz de grandes cosas pero también es imperfecta, limitada y está caída por el pecado) y el de la gracia”. Jean Valjean “se deja llevar por lo que la vida, la Providencia le va mostrando, superando la tentación del egoísmo”. Subrayó también cómo “de un acto de caridad, nace toda una revolución”.
En cuanto a la obra del director chino Zhang Yimou –en cuyo nombre recogió la estatuilla un representante de la Embajada de China en España–, Martín calificó de “exquisita” esta cinta, que “pasó prácticamente desapercibida en España, por lo que me ha dado mucha alegría que CinemaNet la haya premiado”, pues muestra “cómo el amor es capaz de sublimar situaciones tan difíciles como el sufrimiento y la enfermedad”.
Al concluir el acto, se había logrado poner de manifiesto cómo, paso a paso, se puede cambiar el mundo en el cine y a través del cine. Ya al comenzar el acto, Daniel Arasa afirmó: “Nelson Mandela explicaba que su madre le decía que el mundo estaba formado por tres tipos de personas: las que pasan por él y lo dejan tal cual, las que con su egoísmo lo empeoran, y las que, con respeto a los demás, luchan por mejorarlo. Nosotros somos de los que queremos mejorarlo. Hoy se habla mucho de valores, pero ¿de qué valores? Hay muchos valores light. Nosotros apostamos por los valores fuertes, que se pueden llamar virtudes: prudencia, justicia, magnanimidad, perseverancia, espíritu de servicio…” Otra de las aportaciones de CinemaNet –añadía– es, “en una sociedad crispada, desilusionada, tensa; hablar de esperanza”.
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Video de la Gala: Gala Entrega de Premios CinemaNet en Madrid