Notable thriller dramático, alejado de los efectismos habituales en el género y basado en los hechos reales que relata su propio protagonista en una novela. El drama y la intriga dominan sobre la acción y la violencia, con una puesta en escena que se adecua a ese planteamiento narrativo, y pone su esmerada planificación al servicio de los angustiosos conflictos dramáticos del personaje principal. El afán de realismo, sin embargo, produce cierta ralentización que debilita un poco el resultado final.
ESTRENO Título original: Gibraltar. |
SINOPSIS
Marc Duval, un francés expatriado en Gibraltar, se convierte en agente infiltrado del Servicio de Aduanas de Francia. Poco a poco se ganará la confianza de Claudio Lanfredi, un poderoso importador de cocaína que colabora con los cárteles colombianos. Pero esta inmersión en el universo de los narcotraficantes le hará correr cada vez más riesgos.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
1987. Expatriado en Gibraltar, el francés Marc Duval (Gilles Lellouche) pasa por graves dificultades económicas. De modo que cada vez le cuesta más pagar los gastos de su barco y sacar adelante el modesto bar que regenta con su esposa Clara (Raphaëlle Agogué), ocupada además con la atención de la pequeña bebé de ambos. Así que acepta convertirse en informador secreto de Redjani Belimane (Tahar Rahim), un joven oficial del Servicio de Aduanas de Francia. Transportando a España pequeños alijos de droga procedentes de Marruecos, Marc se gana la confianza de Claudio Lanfredi (Riccardo Scamarcio), un poderoso importador de cocaína, que colabora con los cárteles colombianos. Esta profunda inmersión de Marc en el turbio y violento submundo de los narcotraficantes le hará correr cada vez más riesgos, sobre todo cuando el Servicio de Aduanas inglés comienza a seguir sus pasos.
Tras debutar en 2007 con el entretenido thriller futurista “Chrysalis”, el francés Julien Leclercq obtuvo en 2010 un notable éxito de público con “El asalto”, intensísima intriga policíaca en torno al secuestro real de un avión en Argel en 1994. Ahora, en “The Informant”, recrea también hechos reales, relatados por su propio protagonista, Marc Fiévet, en su novela “Gibraltar”, que ha convertido en guión Abdel Raouf Dafri, autor del galardonado libreto de “Un profeta”. A diferencia de esa película, aquí domina el drama y la intriga sobre la acción y la violencia, aunque también se incluyen varias secuencias delimitadas por estas dos últimas coordenadas. La puesta es escena de Leclercq se adecua a ese planteamiento narrativo, y pone su esmerada planificación —inquietante en sus poderosos planos generales y opresiva en sus planos medios y primeros planos— al servicio de los angustiosos conflictos dramáticos del protagonista, cada vez más enredado en una densa tela de araña, delimitada por los millonarios intereses económicos de los despiadados narcotraficantes y por los turbios intereses políticos de los diversos servicios aduaneros, sólo preocupados por reivindicar las incautaciones con fines publicitarios. Este enfoque añade a la película un toque de denuncia, que a ratos se aprecia también en la realización, con ecos de los filmes políticos setenteros de directores como Constantin Costa-Gavras (“Z”, “Estado de sitio”) o Gillo Pontecorvo (“Prisionero del mar”, “La batalla de Argel”).
A veces, este afán de realismo de Leclercq se traduce en una cierta ralentización de la acción o en una cierta confusión narrativa, que debilita un poco el resultado final. Sin embargo, sus sólidos actores mantienen el interés por la historia en esos pasajes, dotando a sus personajes de una gran veracidad. Destaca la gran caracterización del veterano Gilles Lellouche, que encarna a la perfección al desesperado Marc Duval, un corriente padre de familia cada vez más incapaz de cumplir esa máxima que le regala el misterioso Claudio Lanfredi: “Mentir siempre. No traicionar jamás”. Con lo que queda un notable thriller dramático, alejado de los efectismos habituales en el género.
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