Undécima película de los famosísimos personajes de trapo nacidos para la televisión en 1964. Nada nuevo aporta: se muestra, al igual que su antecesora, episódica, repetitiva y acumulativa, y padece las arritmias características de los especiales televisivos ampliados para su estreno en cine. Los numerosos cameos de famosos personajes de la farándula reciente no ayuda lo más mínimo a remontar una situación carente en lo imaginativo. De todas formas, consigue su objetivo de entretener sin estridencias a todos los públicos.
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ESTRENO Título original: Muppets most wanted. |
SINOPSIS
Los Muppets se van de gira por todo el mundo y se verán atrapados en una intriga internacional que encabeza Constantine, el delincuente número uno del mundo —que es la viva imagen de Gustavo—, y Dominic, su vil compinche, alias “Número Dos”.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Esta continuación de “Los Muppets” (2011) es el undécimo largometraje protagonizado por los famosísimos muñecos de trapo, creados en 1964 para la televisión por el estadounidense Jim Henson (“Cristal oscuro”, “Dentro del laberinto”), y conocidos en España como Los Teleñecos. Se trata del segundo filme sobre ellos enteramente producido por Disney, después de que la empresa de Burbank adquiriera en 2004 los derechos de todos los personajes de Henson. Como su inmediato antecesor, lo ha dirigido el realizador televisivo inglés James Bobin.
En esta ocasión, el misterioso promotor Dominic Badguy (Ricky Gervais) convence a los Muppets para que realicen una gira con su show por varias capitales de Europa, como Berlín, Madrid, Dublín o Londres. Pero, en realidad, Dominic —alias Número Dos— es el vil compinche del malvado delincuente internacional Constantine, que acaba de fugarse de una cárcel siberiana, y que es la viva imagen de la Rana Gustavo. El propósito de ambos es realizar una serie de robos potentes aprovechando el periplo europeo de los Muppets.
Bobin repite aquí la fórmula que ya empleó en “Los Muppets”. Para la chavalería, articula una trepidante sucesión de situaciones cómicas y números musicales más aparatosos que brillantes, salvo el primero —“We’re Doing a Sequel”—, a lo Busby Berkeley, que es magnífico. Y adereza ese cóctel con descaradas apelaciones a la nostalgia para mantener el interés del espectador adulto. En esta línea de añoranza se plantea la clásica subtrama criminal —con diversos homenajes a famosas películas sobre la Guerra Fría—, los numerosísimos cameos de actores y cantantes de las últimas décadas, y los topicazos con que se describen las diversas idiosincrasias de los países por donde pasan los Muppets. Respecto a España, esto último se concreta en un encierro teatral de toros y un par de guardias civiles custodiando el Museo del Prado, acompañados musicalmente por una versión desternillante de “Macarena”, de Los del Río.
Como su antecesora, “El tour de los Muppets” es episódica, repetitiva y acumulativa, y padece las arritmias características de los especiales televisivos ampliados para su estreno en cine. Además, carece de la magia y el encanto de las mejores películas de la saga. De todas formas, consigue su objetivo de entretener sin estridencias a todos los públicos.
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