Presentamos la crítica de una película del año 2001, que recibió la Ola de Oro de los Premio Familia de Cinemanet, y que nos introduce en el drama de la inmigración en el corazón de Europa.
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PELICULA RECOMENDADA POR CINEMANET Título Original: Escape to paradise |
SINOPSIS
El kurdo Sehmuz, su esposa Delal y sus tres hijos se han llegado a Suiza huyendo de Turquía. Temporalmente se encuentran en un centro de acogida, junto con refugiados originarios de África y de la Europa del Este. Pero sus historias pueden no resultar lo suficientemente convincentes para las autoridades del centro, así que Sehmuz convence a Delal para que empeñe las joyas de la familia, y compra una nueva biografía, la cual se aprende de memoria, con la ayuda de sus hijos.
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CRÍTICAS
[Gloria Mª Tomás y Garrido – Colaboradora de CinemaNet]
Escape to Paradise recibió, entre otros, el premio Concha de Plata al mejor actor (Düzgün Ayhan) en San Sebastián 2001, y Cinemanet le concedió la Ola de Oro del Premio Familia, en el año 2002. Es una de las pocas películas premiadas por CinemaNet de la que no habíamos aportado una crítica.
En ella, se aborda un tema que sigue candente, la emigración. En este caso se relata los complejos avatares que sufre una familia kurda, formada por los esposos, Sehmuz y Delal, y sus tres hijos. Acosados y torturados en Turquía, huyen y piden asilo político en un territorio neutro, Suiza. Allí son internados en un abigarrado centro de acogida, junto con otros refugiados procedentes de África y de Europa del Este en espera de los trámites y las decisiones de las autoridades. Los protagonistas deberán superar los terribles recuerdos del pasado y la tentación de mentir en sus declaraciones a las autoridades. Para ello, una turbia mafia kurda aconseja a Sehmuz que se compre una nueva identidad. Para pagar esta biografía falsa, deberá convencer a su esposa de empeñar las joyas de la familia y, laboriosamente, con la ayuda de sus hijos, la memorizará.
Pero esa escapada al paraíso de la que habla el título no se verá realizada fácilmente; hay que superar una burocracia desorbitada y contradictoria. Cada refugiado pende de una carta, de un trámite para ver si su viaje ha merecido la pena o si por el contrario, deberán regresar a su país de origen y soportar, no sólo una represión política, sino incluso llegar a la misma muerte.
La dimensión política de la película lleva maltratos, vejaciones, asaltos, persecuciones… y a pesar de ellos, ante unas vidas desgraciadas, aparecen de modo emergente y maravilloso las auténticas relaciones humanas, tanto de amistad como de lazos familiares; los pequeños detalles, son de una elocuencia pasmosa, un guiño al corazón, en el que el espectador queda convencido de que la auténtica riqueza viene de los detalles humanos y humanizadores capaces de forjar una auténtica convivencia humana sin distinción de razas y de culturas.
Nos encontramos, quizás, ante una de esas rarezas exquisitas por el modo dulcificado, delicado y tan sencillo de tratar una temática polémica y de denuncia social. Una denuncia que no queda desfigurada en el desarrollo del film, pero que huye del tremendismo. Los personajes, en su dolor, son capaces de mantener una atmósfera cargada de cariño en la que se respira felicidad.
Este modo de proceder, a medio camino entre el relato y la ficción, es muy propio del director, Nino Jacusso, el cual define su espléndido drama como «a real acting movie» – película con interpretaciones reales -. Y esto se cumple a la perfección, ya que los actores han sufrido en propia carne dramas similares a los que recrean.
Íntegramente rodada con vídeo digital, junto a algunas carencias técnicas, destaca por su sólido guión, una limpia y fluida puesta en escena, y unas interpretaciones sensacionales, muy impactantes en su entrañable veracidad. La brevedad de la película no es obstáculo para captar, a modo documental, la situación de los kurdos y, en general, de cualquier emigrante político y a su vez, enseñar que el hombre tiene una capacidad afectiva inusitada para querer y querer bien.
Vale la pena volver a verla.
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