Seguimos con el repaso diario al festival de San Sebastián para que no os perdáis nada de lo que está pasando en la cita cinéfila española más importante del año. La 64ª edición sigue entre historias truculentas y oscuros rincones de la psique humana, y en CinemaNet así os lo contamos.
[Guille Altarriba. Colaborador de CinemaNet]
San Sebastián no es una ciudad dada al buen tiempo, desde luego. Los chuzos de punta caen, como en «Forrest Gump», desde arriba, desde el lateral o desde abajo. Tanta inclemencia y ocasionales momentos de calma ponen el marco idóneo a la segunda jornada del festival, una en la que nos hemos enfrentado de cara con lo peor del alma humana. Hemos mirado al abismo y aquí está nuestra crónica:
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
La calidad cinematográfica de dos de las cintas que hemos visto hoy. Por un lado, la soberbia clase presente en la dirección del español Rodrigo Sorogoyen y la interpretación de la dupla Roberto Álamo-Antonio de la Torre en el oscuro thriller «Que Dios nos perdone», y por el otro la desatada salvajada irónica del holandés Paul Verhoeven en «Elle». Ambas son cintas de las que te enganchan a la butaca, de las que comienzan cogiéndote por las solapas de la camisa y no te dejan ir hasta que los títulos de crédito asoman desde el interior de la pantalla.
¿QUÉ NOS HA REPELIDO?
Las implicaciones morales de las dos películas citadas. Por más que las dos son muestras de buen cine, el trasfondo moral nos enseña una realidad turbia y perturbadora. Del noir retorcido acerca de una pareja de policías tarados que persiguen a un violador de ancianas al chiste impío de «Elle», una película que incluye asesinatos en serie, violaciones, sexo consentido con dicho violador y toda una serie de perversiones fruto de la mente de un Paul Verhoeven tan desfasado como se esperaba de él.
CASI NOS VAMOS DE LA SALA EN…
“Nocturama», la esperada incursión de Bertrand Bonello en la Sección Oficial del Festival. No solo es una más que discutible apología al terrorismo -la cinta justifica a través de la imagen, no del guión, los actos terroristas de una panda de jóvenes en diversos puntos de París-, también es aburrida hasta decir basta. Como decía un crítico al salir de la sesión: «Será una manía mía, pero a mí es que me gustan las películas en las que pasan cosas».
LAS FRASES DEL DÍA:
Acabando la entrevista, el director de «Verano en Brooklyn», Ira Sachs nos ha ofrecido la mejor respuesta del día. A la pregunta de cómo se siente cuando oye por boca de tantos críticos que su película es una obra «pequeña», Sachs ha señalado orgulloso que se siente «como un luchador contra la globalización», y ha defendido que localizar una película en un entorno familiar y cercano no impide a los espectadores empatizar con la situación presentada. Eso hace que una película pequeña, dice, se vuelva grande.
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