Sinopsis
Crítica
El cine sobre terrorismo suele considerarse como cine de acción. Al menos, eso parece en un primer vistazo a carteles y trailers. Y lo sorprendente es que todas estas películas pretenden ir más allá de los tiros y las bombas: la culpabilidad de los gobiernos, el drama humano de la guerra, la psicosis social…
Todos estos temas suscitan actitudes en nuestro día a día y en las mentes de cineastas y productores que a su vez generan más debate y nos obligan a darle vueltas al asunto. Iniciamos un ciclo de artículos sobre la relación entre el cine y el terrorismo o la guerra en Oriente Medio.
Un repaso al cine del inicio del siglo XXI sobre la guerras en Oriente Medio y el terrorismo islamista

En noviembre de 2015, París tembló. Y con ella, temblamos todos los europeos, como no lo hacíamos desde hacía una década. Algunos han criticado esta postura y la han tildado de hipócrita. Piensan que el terrorismo es consecuencia lógica del eurocentrismo o, lo que es lo mismo, de la irresponsabilidad de nuestros gobiernos, la participación interesada en guerras, etc. Llegados a este punto, uno puede convencerse de que todos esos atentados son merecidos, como si formasen parte de una especie de justicia cósmica que viene a castigar la maldad de Occidente. Pero la geopolítica es tremendamente compleja, y ojalá fuera tan fácil analizar todos los componentes de un conflicto como el que estamos sufriendo.
La autocrítica, sin embargo, nunca suele ser demasiado mala, aun cuando sea demasiado frecuente. Y esta actitud de auto-rechazo, con respecto a nuestro papel frente al ISIS o en la guerra de Siria, no es del todo negativa. Aquel que sabe detectar sus propios defectos será alguien poderoso, porque ya va un paso por delante para intentar corregirlos. Pero pasarse de escrupuloso, es decir, estar constantemente sufriendo por lo que Europa o sus gobernantes (o sus bancos) han decidido, puede despistarnos de un análisis más sereno y menos ingenuo.
Uno de los principales protagonistas en todo este tipo de conflictos (guerras, terrorismo…) suele ser Estados Unidos, y los motivos quizá merezcan algunas líneas próximamente. Afortunadamente para esta serie de artículos, el cine estadounidense también es protagonista en todo el mundo, y, entre todos los guiones posibles, aquellos que giran en torno a estos asuntos de seguridad nacional no iban a ser menos. Por eso, en los próximos días iremos de paseo por el cine sobre terrorismo y la guerra en Oriente Medio; cine que no es exactamente de de acción, sino más bien drama

Esta serie de artículos pretenden observar y desmenuzar esa actitud crítica y «kármica» que tenemos ante los sucesos que, últimamente, nos han sumido en la tragedia y hasta en un nuevo tipo de guerra. Películas como Reglas de compromiso (2000), Green zone: distrito protegido (2007), Leones por corderos (2007), La guerra de Charlie Wilson (2007), Mi nombre es Khan (2010), Déjà vu (2006), Código fuente (2011) o La noche más oscura (2012) van a mostrarnos como una radiografía, constante y milimétrica, ese extraño sentimiento occidental en la entrada de el nuevo siglo. A veces, ofrecerán argumentos a favor; otras, nos servirán la réplica en bandeja, pero espero que susciten debate y que nadie deje de recordarme alguna otra película que merezca la pena analizar.