A lo largo de su historia, Pixar no sólo ha deslumbrado con grandes historias. También con otras mucho más pequeñas en duración, pero no en corazón.
[Guille Altarriba. Colaborador de CinemaNet]
Ni “Wall·E”, ni “Toy Story” ni “Up”. Los del estudio californiano son conocidos por los trabajos de orfebrería emocional y maestría narrativa en cada una de sus películas, pero no estamos aquí por ellas. Siendo originales al modo de Gaudí, vayamos al origen de este título algo tramposo: “perfecto” viene del latín perfectus, que significa “acabado” o “finalizado”. ¿Y qué hay más redondamente terminado que un corto de apenas unos minutos?
A lo largo de su historia, Pixar no sólo ha deslumbrado con grandes historias, sino también con otras mucho más cortas en tiempo, pero no en corazón. Algunas son meramente lúdicas, como el trepidante juego que se establece entre un mago y su conejo en “Presto” o el tierno chiste de “El juego de Geri». En otras, sin embargo, los artesanos de historias del estudio han dejado caer varias gotas de su magia: ésa que convierte a coches con ojos, monstruos tras armarios o peces perdidos en el océano en espejos de nuestro corazón. Ésa que hace que nos veamos reflejados en la pantalla tal vez incluso más de lo que nos gustaría.
A continuación, vamos a comentar algunos de los mejores cortos de Pixar –estas obras tan perfectas-. Intentaremos, como quien elige mandarinas en lugar de naranjas para hacer un zumo, exprimir su pequeño metraje en busca de valores o reflexiones que puedan servir para un cinefórum o para rumiar en la calidez del interior de cada uno.
Piper
Empecemos por uno de los cortos más recientes: «Piper», que mediante una animación hiperrealista cuenta la historia de un pajarillo costero que debe aprender a encontrar su propia comida en el mar, entre las amenazantes olas. El vídeo, dirigido por Alan Barillaro, es una preciosidad visual y emocional, y permite pensar sobre cómo superar los propios miedos es parte fundamental del proceso de aprendizaje y maduración. Y no sólo eso: también recuerda el importante rol que juegan los padres en este desafío del hijo.
Podéis ver «Piper» en este enlace.
La Luna
Además de por la preciosa partitura de Michael Giacchino, vale la pena comenzar por este corto porque –a pesar de lo manido de la expresión- es pura poesía visual. El argumento, como no podía ser de otra forma, es sencillo: la Luna, como cualquier superficie expuesta al polvo –de estrellas, en este caso-, necesita ser barrida. En el cortometraje seguimos a dos de estos barrenderos y a un joven aprendiz en su primer día de trabajo.
¿Qué reflexión encontramos? Una muy simple y a la vez muy valiosa. “La Luna” trata sobre la educación y sobre el proceso de madurar. Los dos adultos quieren enseñar al chaval a hacer las cosas de una determinada manera: la suya. Los primeros compases del corto, de hecho, son un cómico duelo por ver a quién de los dos sigue el joven. Sin embargo, ante un desafío al que no saben cómo responder –una estrella fugaz más grande que el resto-, es el muchacho quien tiene que, sintetizando las enseñanzas que se le han ofrecido, dar un paso más.
En ese momento asume su libertad y madura: el niño se hace hombre –metafóricamente- y pasa a ser uno más del equipo. A partir de la tradición, de sus maestros, el protagonista encuentra una manera propia de hacer las cosas. Y, una vez logrado esto, vuelve para ayudar a sus mayores, cerrando el ciclo de caridad y amor.
Boundin’
En inglés: https://youtu.be/WkWE19QoUBc
En español: https://youtu.be/S1LEhmhxS0g
Érase una vez en la pradera, una joven oveja orgullosa de su lana a la que le gustaba bailar claqué con sus pezuñas. Todos los animales se regocijaban al verla moverse tan alegre, hasta el día en que llegaron unos granjeros y la esquilaron. Triste por su aspecto, tan frágil y rosado, y abatida porque sus vecinos ahora se ríen de ella, la oveja sólo cambiará de actitud cuando la visite un conejílope que le mostrará la solución: ¡tal vez no pueda bailar, pero al no tener toda esa lana encima, ahora puede brincar!
¿Qué reflexión encontramos? En esta ocasión, Pixar trae un corto vestido de fábula clásica, con lo que, igual que en tiempos de Esopo y compañía, el cuento viene con moraleja explícita. En este caso, la enseñanza es que la vida puede traer adversidades, pero depende de cómo nos las tomemos, éstas se pueden convertir en posibilidades nuevas.
Cuando la oveja protagonista descubre el gozo de saltar por el campo, se le olvida la pena por no poder bailar y hasta espera con alegría el día en que la esquilen de nuevo. No es difícil aplicar el mismo esquema a mil y una situaciones cotidianas: hagan el esfuerzo y verán.
Partly Cloudy
Como todos sabemos, papá y mamá no tienen nada que ver en eso de traer una criatura al mundo. Ni semillitas ni demás paparruchas: a los niños los trae la cigüeña. En este corto, además, Peter Sohn nos desvela un dato extra, que dichas aves reciben a los bebés y los cachorros de las nubes. El breve y precioso relato se centra en una cigüeña y su nube, que tiene una particularidad: todos los animalillos que genera son peligrosos o puntiagudos. O todo a la vez.
¿Qué reflexión encontramos? Es sorprendente que apenas cinco minutos den para tanto. Para empezar, es una oda a la auténtica amistad. A no perder la esperanza. A confiar. Amigo, viene a mostrar el director, es aquél que está ahí aun cuando todo parece perdido. Aquél que te quiere con tus limitaciones, y no a pesar de ellas.
Por otro lado, “Partly Cloudy” también es una oda tiernamente irónica a la diferencia. Al ampliar el rango de animalillos, le está dando al espectador un toque de atención: no sólo los cachorrillos monos y los bebés bonitos son dignos de nuestros babeos. También el cocodrilo, la anguila, la cabra montesa o el erizo son bellos, a su manera. No es difícil extrapolar la metáfora.
For the Birds
Ganador de un Oscar, este corto de Ralph Eggleston tiene un argumento simple: en un cable telefónico están reunidos un puñado de pájaros pequeños hasta que de repente llega uno más grande. Lejos de parecer una amenaza, los adocenados pájaros se burlan del recién llegado por sus plumas erizadas, su mirada torpe y su paso desgarbado, pero él nuevo –que tampoco parece tener demasiada inteligencia emocional- revolotea hasta el centro del cable.
¿Qué reflexión encontramos? En una frase, el mensaje de “For the Birds” se resume en la archiconocida “No juzguéis y no seréis juzgados”. El corto, como un agente del karma con algo de mala leche y mucho sentido del humor, muestra cómo se le da la vuelta a la tortilla. Los pájaros mezquinos que se burlaban de la paja del ojo de su vecino acaban desplumados, ridículos y víctimas de las risas del grandullón. El corto funciona por un lado como una advertencia a no criticar ni despreciar al diferente y por el otro –en el caso del pájaro grande- como un elogio a la sana despreocupación.
Día y noche
Los mejores cortos de Pixar –y sus mejores películas- parten siempre de un “¿Y si…?”. ¿Y si nuestras emociones pudieran hablar? ¿Y si el mejor cocinero de París fuera una rata? ¿Y si el día y la noche fueran personas? La respuesta a esta última elucubración es la que ofrece este divertidísimo y entrañable cortometraje, en el que asistimos a cómo una competencia envidiosa da paso a una estimulante amistad.
¿Qué reflexión encontramos? Este corto ya lo analizó en su día nuestro colaborador Julio R. Chico, y lo hizo tan bien que no cabe añadir demasiado. Por no meter la pata, me limitaré a transcribir aquí su reflexión:
“Desde el despertar del Día con el mugido de la vaca y demás efectos sonoros hasta el desconcierto y envidia que experimenta al descubrir a la Noche y a sus corderitos, Pixar no deja de asombrarnos con una variedad de situaciones y reacciones de lo más humanas y divertidas. También nos suscita sugerentes reflexiones en torno a la dualidad de la naturaleza humana y de la misma sociedad, con dos rostros tan distintos y hermosos como complementarios: la Luna y el Sol, la Noche y el Día, la Mujer y el Hombre… ¿quién puede decir que uno sea más importante que el otro? Según Pixar, en la diferencia está la igualdad”
¿Y tú, lector? ¿Conoces algún otro corto de Pixar que no podamos pasar por alto? ¡Compártelo en los comentarios!