Ronald Reagan (1911-2004) es uno de los personajes más controvertidos de la democracia estadounidense. Presidente de los EUA durante los años 80, es admirado por la derecha y odiado por la izquierda. Incluso en España se nota su influjo, y durante el madato de Felipe González se asoció a la Administración Reagan con lo «peor» del imperialismo americano.
En este artículo comentaremos un aspecto fundamental de Reagan: las relaciones públicas. Lo haremos a través el documental The Reagan Show, ya disponible en nuestro país a través de Filmin. El documental consiste en el repaso de los ocho años del Gobierno de Ronald Reagan a través de sus relaciones públicas (PR). Por lo tanto, se pasan por alto otros elementos fundamentales de su mandato, como las polémicas reformas económicas que vivió el país (reaganomics) o las reformas del aparato militar.
La diplomacia, la televisión y las opiniones del pueblo estadounidense juegan un papel mucho más relevante en el documental. The Reagan Show insiste en el uso de material inédito, y pone énfasis en el enorme volumen de metraje producido bajo Reagan. El documental no es inocente. No informa sin más de un cierto ámbito de la presidencia de Reagan. Tiene una serie de intenciones más o menos visibles, más o menos veladas, que tendremos que desgranar y tener en cuenta tanto a la hora de creernos el documental, como de valorarlo desde el punto de vista informativo o cultural.
Una de sus tesis es que Reagan y sus administradores fueron unos genios de las relaciones públicas que supieron aprovechar las nuevas tecnologías y las estrategias del márquetin y de la comunicación para atenuar los errores del presidente, acentuar sus aciertos, y para mantener una eterna imagen de Reagan como un hombre tierno, simpático y, de algún modo, campechano, sencillo. «No basta con ser buen presidente, también hay que parecerlo», dicen en un momento de la grabación.
Siguiendo esta idea, el documental explica que la imagen pública era la obsesión del presidente y su gabinete. Se afirma que durante la presidencia de Reagan se produjo más metraje que en las cinco administraciones anteriores juntas, pero en ningún momento llegan a citar la fuente de esta información. Podemos ver numerosos cortes de los ensayos previos al vídeo final que apareció ante el público. Nada parece auténtico, todo parece ensayado.
Sin embargo, incluso cuando se supone que las cámaras no están grabando y Reagan habla «sin peligro», lo hace siempre con libertad y comodidad, con una gran confianza en sí mismo, de manera honesta. Y es que Reagan, antes de ser candidato a la Presidencia, fue actor de Hollywood. Y de los conocidos. Fue en esa etapa dónde adquirió sus habilidades comunicativas. También le ayudó su posterior etapa como Gobernador de California (1967-1975), tema que curiosamente no comentan en el documental.
Reagan contaba con un potente equipo de PR, que le ayudó tanto en sus campañas presidenciales como durante el propio mandato. Por ejemplo, podemos ver cómo Reagan sabe esquivar preguntas incómodas de la prensa, y cómo a veces es impreciso al hablar de ciertos temas, como los ambiguos resultados de sus primeros encuentros con el premier soviético Gorbachov o el escándalo Irán-Contra.
Son famosos los chistes (generalmente sobre Rusia) y bromas de Reagan durante las ruedas de prensa, así como sus anécdotas e historias. También destaca su lenguaje combativo y directo, como en la ocasión en la que llamó a la URSS el «Imperio del Mal«, una de las más famosas citas de Reagan.
Reagan y Gorbachov
Uno de los puntos que el documental trabaja más (y de manera más brillante) es el de larelación entre Reagan y el líder soviético Mikhail Gorbachov (1931-), llegado al poder en 1986. La irrupción de Gorbachov en el panorama internacional supuso una revolución, que unida a la oportuna presidencia de Ronald Reagan en los EUA, permitió el fin de la Guerra Fría.
Comportándose como una persona simpática y abierta, el presidente ruso se ganó el afecto de muchos occidentales, que veían en él una posibilidad de cambio para los oprimidos pueblos del Este. El documental describe la relación entre ambos líderes como una lucha amistosa entre dos expertos de la imagen pública. Por ejemplo, en una rueda de prensa aparece un periodista que, para picar a Reagan, le dice que Gorbachov le está «aventajando» en cuanto a popularidad.
La coincidencia del escándalo Irán-Contra, que hundió temporalmente la imagen de Reagan, con la iniciativa soviética de firmar un tratado contra las armas nucleares, permitió a la URSS equipararse moralmente con los Estados Unidos de América, y ganar una batalla de la guerra mediática. Reagan contraatacó a través, por ejemplo, de un célebre y mediático discurso ante el Muro de Berlín, en 1987 (Tear Down this Wall, Mister Gorbachev!).
Ambos presidentes, no obstante, se entendían, y consiguieron realizar cinco cumbres de gran relevancia internacional. Persoalmente considero, quizá cayendo en el idealismo, que se llegó a forjar una verdadera simpatía y confianza mútua, una peculiar amistad y conexión entre ambos. El documental recupera un muy poco conocido suceso de esta competencia mediática.
En Navidad de 1988, Reagan apareció en las televisiones soviéticas dando un discurso, y Gorbachov en las americanas. Fue extraordinario. Al fin, se consiguió firmar en 1988 el Tratado INF (Armas Nucleares de Alcance Intermedio), que implicaba la reducción de los arsenales nucleares de ambas potencias. Al año siguiente caía el muro de Berlín, y la URSS se disolvería en diciembre de 1991.
Finalmente, el documental busca también mostrar la gran influencia del cine y la televisión tanto en el Gobierno como en la población. Un experto de los 80 que aparece en el documental comenta que la Casa Blanca es consciente del poder de la TV, y que la usará, preguntándose retóricamente si la prensa sabrá también aprovechar este poder para contrarrestar al propio Gobierno.
Proviniendo del mundo del cine, Reagan era muy consciente de la importancia de esta herramienta, y en su propia autobiografía comenta que hizo decenas de discursos en la televisión para convencer a la población de sus ideas. Sin embargo, él, que aparentemente era un experto en venderse a través de la TV, también se veía afectado por ella. El caso más famoso es el del estreno en noviembre de 1983 del apocalíptico telefilm The Day After, que causó una gran impresión en el presidente Reagan y que tuvo un efecto fundamental en su decisión de poner fin a la amenaza que suponían las armas nucleares.
Conclusiones
Por último, es necesario hacer una conclusión en la que se vean claramente los defectos de The Reagan Show y en la que se condense su esencia. Donde el documental resbala más es en su insinuación más arriesgada y tendenciosa: la de comparar el período de Reagan con el presente, y la consiguiente comparación entre Reagan y Donald Trump. Por ejemplo, aparece un discurso en el que Reagan habla de «Hacer América Grande Otra Vez», una obvia referencia a su supuesto «heredero», Trump.
Luego, oímos a otro contemporáneo de Reagan afirmar que el presidente pasa más de la mitad de su tiempo dedicado a su imagen (ensayos de vídeos, preparación de discursos, apariciones en televisión…), en vez de gobernando, delegando mucho a sus secretarios. La comparación con un Trump «mediático» y criticado por pasar mucho tiempo en Twitter, que ganó las elecciones en gran parte gracias a su popularidad en las redes y los medios (pese a que los mass media americanos le odiaban y siguen odiando), y que tiende a meter la pata en muchas de sus afirmaciones públicas sobre el mundo real.
Las supuestas comparaciones son más que exageradas, y sirven para atacar tanto a Trump como al legendario líder conservador que es Reagan. Es decir, sirven para atacar a los conservadores americanos en general. En esta línea, el documental pone énfasis en los aspectos más morbosos y negativos del mandato de Reagan, obviando o comentando por encima sus logros y aciertos.
Curiosamente, no se menciona el intento de atentado que el presidente sufrió en 1981, y que tuvo gran impacto en la popularidad de Reagan y su imagen pública. Se me ocurren otros ejemplos. Sus reformas económicas, aunque imperfectas, permitieron al país recuperarse de manera espectacular a lo largo de los años 80. La abrumadora segunda victoria de Reagan en 1984, y la de su sucesor G. H. W. Bush (1924) en 1988 demuestran que la sociedad quedó satisfecha con la gestión.
Las reformas militares, muy criticadas porque «desestabilizarían el equilibrio entre los dos bloques», permitieron a unos fortalecidos Estados Unidos intimidar a la URSS y obligarla a negociar desde una posición ventajosa, contribuyendo de manera determinante a la firma de tratados contra las armas nucleares, en primer lugar, y a la muerte de la URSS, por el otro. En relación a la importancia de la TV, respecto a la cual se llega a afirmar que a partir de Reagan se tendrán que «ganar las elecciones en la TV primero», puedo replicar que la TV fue ya muy decisiva en un famoso debate televisado del 26 septiembre de 1960 entre Nixon y Kennedy, o sea, veinte años antes.
Nixon ganó en la radio, pero Kennedy quedó tan bien parado en la TV que fue el punto de inflexión en la campaña, a su favor. Por otro lado, la crítica al uso «desmedido» del uso de la labia, la simpatía y la imagen pública por parte de Reagan y Trump empata con el ego de Bill Clinton, otro de los presidentes más carismáticos del siglo XX, y que era demócrata.
En otros temas la cinta acierta al comparar presente y pasado. Impacta un metraje en el que Reagan y su influyente mujer, Nancy Reagan (1921-2016), se pasan media hora ensayando poses para la cámara, en un jardín. Es igual que el postureo actual, de posar para hacerse la foto y buscar todo el rato la imagen «perfecta». También llama la atención un anuncio en el que Reagan habla a favor de un compañero de partido, John H. Sununu, en la campaña por New Hampshire. En unas tomas descartadas, Reagan bromea sobre el tal Sununu, al que ni siquiera conoce.
The Reagan Show, en definitiva, es una interesante mirada al uso de las PR bajo Reagan, y se comprende muy bien cómo funcionaban. Además, muestra de manera muy lograda cómo esta faceta se trasladó a las relaciones soviético-americanas a través de Gorbachov, su enorme rival mediático y tan popular como él en su momento. Pero es cierto que el documental pierde un punto de credibilidad en los momentos en los que vemos cómo busca atacar y juzgar políticamente, en vez de actúar como ventana a otra época.
Un buen relato sobre Regan Show, creo que Reagan fue popular no solo por el factor mediático, como dices. La Media tiene sus límites. El caso Obama, todo la propaganda de los dos términos de gobiernos hablando bien de él y por poco hunde a EE.UU. y fue un fracaso, con fuertes evidencias, le dieron el Nobel de la Paz y al día siguiente comenzó dos guerras. Regan se ganó la simpatía de más de la mitad de EE.UU. porque recompuso la economía y devolvió la fe a los gringos, y luego puso fin al comunismo, además enfrentó la expansión soviética en América Latina. Tuvo el valor de hacerlo, con el mundo en su contra, menos el mundo sufiente que vivía ocupado por los rusos. El caso de Trump es un poco diferente, se la ha comparado con Roosevel y con Reagan, y no sé si sabes que Reagan habló bien de él. Trump, sin embargo, agarró la economía norteamericana en caída y hoy en día ha habido un renacimiento, como nunca antes. Como nunca antes casi no hay desempleo y se han firmado decenas de tratados comerciales justos. Además, logró la paz en Corea del Norte y esté sacando las tropas de Afganistán. Pero a pesar de eso, la propaganda de izquierda sigue obcecada con él, aunque despues del Informe Muller, se sabe que Trump no ha cometido traició, sino los enemigos, la izquierda, cada vez más histérica y totalitaria y fascista. Y a pesar de las muecas de Trump, el globalismo que le quita el empleo a los trabajadores es lo que está contra él pero los trabjadores norteamericanos están con él. Usted se debe informar más, aunque hoy en día cualquierda puede hacer un review y parecer sabio sin serlo y el peiodismo es cada vez más mediocre, un ejemplo Estados Unidos, y un ejemplo más mezquino, la prensa española. Ustedes se creen que los demás son imbéciles, y es todo lo contrario.