Giannis: Camino a la grandeza | Baloncesto y amor a la familia

José Martín Goenaga

Cinéfilo por afición, me gusta seguir de cerca la actualidad cinematográfica para comprender mejor a la sociedad actual y valorar la idea que esta transmite sobre la persona humana y sus circunstancias.

Giannis es el nombre de pila de Antetokounmpo, jugador de baloncesto de la NBA de origen griego-nigeriano. Su historia es una historia de superación como las mejores que se han escrito. Familia humilde en Nigeria que decide buscar una vida mejor en Europa y que aterrizan en Grecia como inmigrantes ilegales. Allí se ponen a trabajar en lo que pueden mientras viven en una casa medio irregular donde las camas y las habitaciones no son suficientes para alojar a toda la familia. Sus padres no hacen otra cosa que sacrificarse por sus hijos: duermen habitualmente en la sala de estar de la casa, no prueban bocado si sus hijos no han comido bien primero, etc. Lecciones de vida que Giannis nunca olvidará: «yo trabajo para ayudar a mi familia y para poder comer, no para tener éxito. Si esto no sirve para ayudar a mi familia, lo dejo». Una filosofía de vida que le mantiene con los pies en el suelo en ese mundo de fama y glamour.

El relato tiene la fuerza de las historias reales de sufrimiento y superación, unido a una muestra continua de cuidado y de amor a la familia pocas veces visto entre profesionales de esta altura. El joven Antetokounmpo tiene claro su objetivo desde pequeño. Comienza en un equipo local y, nada más empezar, se ve claramente que tiene algo que otros no. Una habilidad, un talento y una visión natural del juego que no son algo que se puedan adquirir facilmente si no se poseen. En seguida sobresale y atrae las miradas de entrenadores y equipos internacionales. Y es ahí cuando cambia su vida y, junto a ella, la de toda su familia. Son ilegales sin documentación pero debido al interés de un equipo de la NBA (los Milwaukee Bucks) y su decisión de seleccionarle como jugador suyo en la elección anual de jugadores, todo se allana y el pasaporte griego llega sin demora.

Tras su elección, Giannis ve un sueño cumplido y comienza a entrenar duro con el objetivo de ser mejor y, sobre todo lo demás, de traer allí a su familia. En un momento dado se planta y dice que «o su familia está con él allí, o que, si no, prefiere volverse a Grecia y dejar la NBA». Esto pone en alerta al equipo, que puede comprobar la importancia de la cercanía física de la familia para su nueva estrella y, de nuevo, la documentación para el resto no tarda en hacerse realidad.

Una vez allí su familia, todo empieza a cambiar a mejor si cabe, sus ojos adquieren un brillo especial y Giannis, cada vez que sale a la cancha, solo piensa en hacer que sus padres y hermanos estén orgullosos de su trabajo y que disfruten del partido. Y eso sin duda lo consigue con creces. Más adelante seguirá poniendo por obra esta filosofía vital, ayudando, no solo a su familia cercana, sino también a aquella más amplia: los inmigrantes en su Grecia natal, los migrantes nigerianos y su querida ciudad de Milwaukee.

El documental está bien rodado, bien montado, con buena fotografía y música adecuada. Con ritmo preciso que consigue tocar la cabeza y el corazón del espectador en los momentos precisos, transmitiéndole esos mensajes tan importantes para la vida, sea uno deportista o no. Nos muestra tambielos los altibajos que acontecen en toda carrera deportiva y cómo se afrontan en este caso, dejándonos una idea sobre esto aplicable a muchas circunstancias que cada uno experimenta en su día a día: «el fracaso no existe, son escalones o pasos hacia el éxito»; y otra más: «la diferencia entre un cobarde y un héroe, es el modo en que este afronta el miedo.» Lecciones de vida que a Giannis le han servido y le sirven, y que las comparte por si a alguién más quizá también. Un gran documental deportivo.