Puede que el boxeo no sea el deporte más visto en España, pero lo cierto es que las películas centradas en esta disciplina sí que han tenido bastante éxito y buen rendimiento en taquilla, y las mejores no se han centrado en combates más o menos espectaculares sino que han ido a contar una historia, muchas veces con muchísima humanidad en sus protagonistas o arcos de transformación realmente interesantes. Aprovechando que tenemos en taquilla el excelente biopic The Smashing Machine, comentado aquí, vamos a ver una lista de películas de boxeo que se deben ver, al menos, una vez en la vida, aunque si son más veces no nos quejaremos…
1, Saga Rocky (John G. Avildsen, 1976, 1990; Sylvester Stallone, 1979, 1982, 1986, 2006)
Rocky Balboa es un desconocido boxeador a quien se le ofrece la posibilidad de pelear por el título mundial de los pesos pesados. Con una gran fuerza de voluntad, Rocky se prepara concienzudamente para el combate y también para los cambios que acabarán produciéndose en su vida.
No vamos a decir nada nuevo de esta magna saga que no se haya dicho ya hasta la saciedad. Sí, es verdad, no todas tienen la misma calidad, de hecho el mismo Stallone poniéndolas nota es muy crítico:
https://www.youtube.com/shorts/mG-IQ5O6418
Por cierto, que Stallone es fiel cristiano devoto y él mismo reconoce que el plano de Cristo en la Cruz es absolutamente intencionado.
2. Cinderella Man. El hombre que no se dejó tumbar (Ron Howard, 2005)
Basada en una historia real. Después de haberse retirado del boxeo, James J. Braddock decidió volver al cuadrilátero, en la época de la Gran Depresión, para poder alimentar a su familia. No era un boxeador con talento, pero su coraje, sacrificio y dignidad lo llevaron hasta la cumbre.
Ron Howard es un magnífico contador de historias en la gran pantalla, no en vano suyas son grandes películas como Una mente maravillosa (2001), Rush (2013), o Una mente maravillosa (2001). Sí, tiene sus tropiezos como la adaptación al cine de la saga de Dan Brown, pero bueno, nadie es perfecto. En el caso de Cinderella Man tenemos una muy emotiva historia de un hombre de familia que hace lo que puede para dar de comer a los suyos, aunque eso implique llevarse golpes muy duros, pero demuestra que con entrenamiento (grandioso Paul Giamatti), paciencia y tesón, se puede llegar a lo más alto. Los combates están fabulosamente bien rodados y el clímax emociona hasta al más duro, no es decir poco.
3. Acero puro (Shawn Levy, 2011)
Es un poco injusto que esta película sea casi una desconocida en la filmografía de Hugh Jackman y que su director, Shawn Levy, no sea demasiado reconocido por ella, así que vamos a rescatarla.
En un futuro no muy lejano el boxeo es robótico: en los combates ya no se enfrentan seres humanos, sino robots humanoides, sofisticadas máquinas diseñadas para luchar. Charlie Kenton, un antiguo púgil que casi llegó a alcanzar la gloria, está pasando una mala racha como promotor de combates. Un día, su hijo encuentra un viejo robot desechado y su padre, al comprobar que es un gran boxeador, decide entrenarlo.
La clave es que aquí el boxeo no lo llevan a cabo seres humanos sino robots, obviamente controlados por personas. Y eso nos lleva a lo central de la película: Charlie Kenton y su hijo no se llevan nada bien, de hecho no se llevan porque Kenton ha vivido su vida totalmente ajeno a la de su hijo, que vivía con su madre. Pero ésta ha muerto recientemente y ahora él se ofrece a cuidarlo temporalmente. Durante ese tiempo, padre e hijo podrían ver una oportunidad de reconexión entre ambos.
Levy acertó de lleno en fondo y forma haciendo que una película de boxeo entre robots derivase en una genial historia sobre la relación entre un padre egoísta y despreocupado y su hijo, el cual en muchos momentos demuestra más madurez que el progenitor. Sin duda una película muy recomendable con mensajes positivos.
4. Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004)
Después de haber entrenado y representado a los mejores púgiles, Frankie Dunn (Eastwood) regenta un gimnasio con la ayuda de Scrap (Freeman), un exboxeador que es además su único amigo. Frankie es un hombre solitario y adusto que se refugia desde hace años en la religión buscando una redención que no llega. Un día, entra en su gimnasio Maggie Fitzgerald (Swank), una voluntariosa chica que quiere boxear y que está dispuesta a luchar denodadamente para conseguirlo. Frankie la rechaza alegando que él no entrena chicas y que, además, es demasiado mayor. Pero Maggie no se rinde y se machaca cada día en el gimnasio, con el único apoyo de Scrap.
Durísima y a la vez profundísima película que nos brindó Clint Eastwood en 2004 con guion del siempre eficiente Paul Haggis. La recomendamos por la humanidad de los temas y porque pone todas las cartas sobre la mesa, aunque luego la conclusión pueda ser de una opinión distinta de la que tenemos, pero al menos el actor metido a director es honesto con el público y se toma el asunto muy en serio.
5. The Smashing Machine (Ben Safdie, 2025)
Comentada en este portal, narra tres años de la vida del luchador Mark Kerr (Dwayne Johnson), figura clave en el origen de la UFC, que retrata su meteórico ascenso y caída en el brutal mundo de las artes marciales mixtas, al que se enfrentó con coraje y el apoyo incondicional de su mujer Dawn Staples (Emily Blunt). Una vida llena de ambición y sacrificio del que fue dos veces campeón de este torneo.
No es tanto una película de boxeo, aunque tiene combates muy bien rodados, como una película sobre una historia muy humana y bien contada. Una historia sobre el ascenso, descenso y todo lo que éste último implica. Porque a pensar de la extrema simpatía de Kerr, de intentar tener siempre una sonrisa en la boca y de ser amable con sus fans, en el fondo latía un dolor y un sufrimiento tanto físico como emocional gigantesco, un dolor que solo se curó porque contó con el apoyo de las personas correctas y con una gran determinación. Kerr podía ser cualquier persona que alcanza la fama y luego tiene un gran bajón, y nos recuerda que fuera de las sonrisas y del dinero de las competiciones hay algo más importante: saber luchar contra las dificultades y los propios demonios.