Shrek Tercero
Dirección: Chris Miller. Codirección: Raman Hui. País: USA. Año: 2007. Duración: 92 min. Género: Animación, comedia. Doblaje original/español: Mike Myers/Juan Antonio Muñoz (Shrek), Eddie Murphy/José Sánchez Mota (Asno), Cameron Diaz/Nuria Mediavilla (princesa Fiona), Antonio Banderas (Gato con Botas), Rupert Everett (príncipe Encantador), Justin Timberlake (Artie), Julie Andrews (reina Lillian), John Cleese (rey Harold), Eric Idle (Merlín), Cheri Oteri (Bella Durmiente), Ami Poehler (Blancanieves), Maya Rudolph (Rapunzel), Amy Sedaris (Cenicienta), John Krasinski (Lanzarote), Ian McShane (capitán Garfio). Guión: Chris Miller, Jeffrey Price, Peter S. Seaman y Aron Warner; basado en un argumento de Andrew Adamson; sobre el libro de William Steig. Producción: Aron Warner. Música: Harry Gregson-Williams. Montaje: Michael Andrews. Diseño de producción: Guillaume Aretos. Estreno en USA: 18 Mayo 2007. Estreno en España: 22 Junio 2007. |
SINOPSIS
Cuando Shrek se casó con Fiona, lo último que se imaginó es que podría convertirse en el siguiente rey. Pero cuando su suegro, el rey rana Harold, estira la pata de repente, es exactamente lo que le espera. Y si Shrek (con la valiosa ayuda de Asno y del Gato con Botas) no encuentra un rey adecuado para el reino de Muy Muy Lejano, tendrá que resignarse a estar realmente fastidiado el resto de sus días. Por si esto fuera poco, a la princesa Fiona se le avecina otra pequeña sorpresa… Atrapado entre las tareas de gobernar un reino y su inminente paternidad, Shrek inicia una búsqueda para encontrar al único heredero posible de su trono. Se trata de Arturo, el primo de Fiona, un estudiante medieval marginado del que hace mucho que no tienen noticias. Mientras el ogro está ausente, su viejo contrincante el Príncipe Encantador reaparece en toda su hermosura y regresa al reino de Muy Muy Lejano con una idea metida en su cabecita: quiere su propio final feliz.
CRÍTICA
Si uno revisa los datos de taquilla de las dos anteriores películas de la saga, comprende que la llegada de una tercera parte era inexorable. Shrek (2001) obtuvo un éxito impresionante, con una recaudación mundial de casi 500 millones de dólares, estuvo nominada al Oscar a la mejor película y ganó el apartado a la mejor película de animación.
Por su parte Shrek 2, estrenada tres años después, batió todos los récords imaginables y se convirtió en la película de animación más taquillera de todos los tiempos, con una recaudación total de más de 920 millones de dólares. Con este bagaje, los estudios DreamWorks se han visto lógicamente impelidos a continuar la historia de su personaje más original y divertido. Que logre igual éxito que sus predecesoras es ya otro cantar.
La película retoma la historia en el castillo de los reyes de Muy Muy Lejano, en donde también viven felices la hija del rey, Fiona, y su marido Shrek, con la alegre compañía del parlanchín Asno y del caradura chuleta Gato con Botas. El rey está enfermo y, a regañadientes, Shrek ha de hacer sus veces, lo cual le hace añorar cada vez más su querida y asquerosa ciénaga.
Sin embargo, a la muerte del rey, éste le confía su reino al Ogro, aunque también le dice que hay otro heredero llamado Arturo que puede ocupar su lugar. Sin pensárselo dos veces Shrek sale en busca de su salvador, no sin antes enterarse de que Fiona está embarazada.
Pero un gran peligro se cierne sobre el reino de Muy Muy Lejano, pues el Príncipe Encantador pretende el trono y para lograr sus fines reunirá a los malvados deseosos de tener ellos también un “y vivieron felices para siempre”.
El realizador Andrew Adamson cede la batuta esta vez a Chris Miller, que debuta como director con este largo, amparado en su experiencia como dibujante en Hormigaz y Shrek, y en su colaboración en otros filmes de DreamWorks, como Shrek 2 o Madagascar. Se puede decir que Miller aguanta el envite, pero no sube la apuesta.
Acierta en la concepción de algunas escenas muy logradas, como el pillaje de los malvados en el pueblo “Beverly Hillsiano” o en la huida de las mujeres de la cárcel y su divertida entrada en el castillo. Sin embargo, pesa demasiado en la historia la sensación de “ya visto”, señal de que la idea se agota, y Miller no logra del todo superar visualmente la previsibilidad de un guión menos inspirado que el de las entregas anteriores.
Por supuesto que hay algunas perlas. Toda la historia se asienta sobre la idea de que lo importante en la vida no es lo que piensen de uno, sino lo que uno piense de sí mismo, de tal modo que rendirse al pesimismo o a la derrota es la peor de las desgracias. A la vez, la horrible visión y la original fuerza de la pesadilla de Shrek sobre su paternidad obtiene su equilibrado contrapunto en el desenlace, de hondura y optimismo proporcionados.
Una película que, aunque una vez más añada un par de mensajes positivos sobre la familia y la autenticidad, está diciendo a gritos que lo que pretende es entretener y a cuantos más, mejor.
[decine21 / Almudí JN-AG]