Dirección y guión: Lucy Walker. País: Reino Unido. Año: 2006. Duración: 104 min. Género: Documental. Producción: Sybil Robson Orr. Música: Nitin Sawhney. Fotografía: Petr Cikhart. Montaje: Sebastian Duthy. Estreno en España: 19 Marzo 2008. |
SINOPSIS
Con el sobrecogedor telón de fondo del Himalaya, «A ciegas» narra la fascinante aventura de seis adolescentes tibetanos que se propusieron escalar el Lhakpa Ri de 7.045 metros de altura, situado en la cara norte del Monte Everest. Este peligroso viaje se convierte en un desafío aparentemente imposible. Más aún si tenemos en cuenta que estos jóvenes son ciegos. Considerados por muchos tibetanos como poseídos por demonios, los chicos son rechazados por sus padres, despreciados por sus aldeas y marginados por la sociedad. Pero la educadora y aventurera ciega Sabriye Tenberken, fundadora de la primera y única escuela para invidentes del Tíbet, junto con el famoso escalador también ciego Erik Weihenmayer, ayudará a estos jóvenes a superar sus enormes dificultades y les animará a llegar mucho más allá de lo que jamás hubieran imaginado.
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CRÍTICAS
La maravilla del ser humano
Este documental cuenta la historia de seis niños ciegos que se propusieron escalar uno de los picos situados en la cara norte del Everest. Para hacerlo contaron con la ayuda de su profesora, la también ciega Sabriye, y del alpinista invidente Erik y su equipo. La gran aventura llena de peligros sirve para profundizar en la realidad que viven estos niños en el Tibet, donde son marginados por la sociedad. Cada una de las historias es sobrecogedora, pero aún lo es más la capacidad de superación y de disfrutar de la vida que tienen los pequeños.
Lo más interesante de A ciegas es que no sólo es una historia de superación personal de invidentes. El documental trata temas tan relevantes como la necesidad de comunicación, la capacidad de superación y el sentido último de las cosas. La educadora se pregunta en un momento hasta qué punto es conveniente poner a los niños en un peligro tan grande, ya que la idea original de que entiendan que ser ciegos no supone inferioridad puede quedar relegada en detrimento del triunfo personal que obtendrían los adultos y su causa. Reflexionar sobre lo fácil que es utilizar a un niño cuando puede ayudar a una causa mayor es muy interesante, al igual que hacerlo sobre la necesidad de que los miembros de un grupo sean capaces de comunicarse y ceder en sus pretensiones. Así pues, la historia de los niños ciegos que se convierten en alpinistas se completa con unas extraordinarias pinceladas de moralidad y sentido común, que atañen a todos los seres humanos sin distinción.
La inglesa Lucy Walker dirige esta coproducción tibetano-germano-inglesa, que ganó el Premio del Público en el Festival de Berlín. Y es que todo el público podrá identificarse en esta historia donde cada uno de los personajes «abre los ojos» a una nueva realidad. Ya que videntes e invidentes tienen muchas más cosas en común que en contra, como así lo demuestra la gran preocupación que sintió el alpinista Erik Weihenmayer cuando perdió la vista: «No tuve miedo de quedarme ciego y ver la oscuridad. Tenía miedo de quedarme al margen y de que me olvidaran, de ser marginado».
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