Nuestro amigo José Luis Panero escribió hace unos meses en su blog Palomitas de Maíz sobre un tema lamentablemente muy actual. Desde CinemaNet hemos querido recuperarlo, para ver cómo, al igual que entonces, hay motivos para la preocupación, a la vez que para la esperanza, en el panorama de nuestro cine.
Hoy quería comentaros que este fin de semana (noviembre de 2008) pude participar activamente en el Congreso Católicos y Vida Pública que organizaba la USP-CEU, ya en su X edición. Para la ocasión, creí oportuno aportar un granito de arena sobre el actual estado de salud del cine en cuanto a asuntos pro-vida y pro-muerte.
Desde hace no muchos años el cine está obligado a dar un puñetazo en la mesa para dar una respuesta pro-vida frente a los dos grandes dramas actuales de nuestra historia reciente: el aborto y la eutanasia.
Según el productor y cineasta británico David Puttnam, “de ninguna manera el cine debe ocultar los problemas sociales, los dramas o el sufrimiento, si no que, por el contrario, es su deber moral darlos a conocer y demostrar que estos sí se pueden superar”.
En cuanto al aborto, destacamos algunas películas que rechazan de cuajo la vida del no nacido: Colegas (1982), Las Normas de la Casa de la Sidra (1999), El Crimen del Padre Amaro (2002) o El Secreto de Vera Drake (2004) entre una larga lista. Sin embargo, también hay otras producciones que no sólo apuestan por la vida sino que proponen salidas muy positivas. Son los casos de Solas (1999), Comprométete (Casomai) (2002), Juno (2007) o 4 Meses, 3 Semanas, 2 Días (2007), por ejemplo.
Por su parte, la eutanasia también ha mostrado en el cine su lado más pesimista: Las Invasiones Bárbaras (2003), Million Dollar Baby (2004) o Mar Adentro (2004), pero, por fortuna, contra ese combate pelean otros filmes para defender la vida: Acompañar a Morir (2007), Las Alas de la Vida (2006) o La Escafandra y la Mariposa (2007).
Podremos concluir que el cine, al igual que la televisión, contribuye a la construcción de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, por lo que es fundamental que cada uno de los que forman parte de esa gran industria se hagan conscientes de que ejercen una influencia directa en el desarrollo y actitudes de nuestra sociedad, y que mientras más presentaciones de elementos sin sentido realicen, más contribuirán a la confusión moral de los individuos y a su deformación de la realidad.
El desafío entonces está en realizar una obra donde la responsabilidad social y los elementos esenciales del cine se complementen, es decir, dar la oportunidad y el espacio para que la persona humana sea capaz de descubrir el valor y el sentido de su existencia.
Me ha encantado tu reflexión. Además, esa valiente aportación ha sido más que un granito de arena…
Un saludo de este colega
Josep Maria Caparrós