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Dirección: Jorge Blanco. |
SINOPSIS
El astronauta americano capitán Charles «Chuck» Baker, aterriza en Planet 51 creyendo que es la primera persona que pisa el planeta. Para su sorpresa, verá que en realidad está habitaba por unas personitas verdes que viven felizmente en un mundo que nos recuerda los inocentes y felices años 50 en Estados Unidos, donde el único temor que había era el ser invadidos por los alienígenas…¡como Chuck! Con la ayuda de su compañero «Rover» y su nuevo amigo Lem, Chuck debe moverse por las deslumbrantes pero a la vez desconcertantes tierras de Planet 51 para escapar y evitar convertirse en parte de la colección permanente del Museo Espacial de Alienígenas Invasores de Planet 51
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, COPE y Popular TV]
Casi 60 millones de euros ha costado esta superproducción animada, la película española más cara de la historia. Y cada céntimo invertido se nota en la imaginativa recreación de un mundo alienígena —de formas redondas y con la estética de los Estados Unidos en los años 50—, que se revoluciona con la llegada de la nave del capitán Charles T. Baker, un astronauta de la NASA, procedente del mítico planeta Tierra. Perseguido por los implacables militares del general Grawl, Baker es ayudado por Lem —un joven aspirante a astrónomo— y por su amigo Skiff, un pirado de los cómics de ciencia-ficción, que se hace íntimo amigo de Rover, la perruna sonda enviada hace años desde la Tierra al llamado Planeta 51.
A partir de un guión agilísimo y muy divertido —a cargo de Joe Stillman, el guionista de la saga Shrek—, Jorge Blanco, sus dos codirectores y un equipo técnico de primera categoría logran el único largometraje de animación que se ha acercado mínimamente a la maestría de Pixar. A la historia le falta un punto de hondura y trascendencia, pero es bastante rica desde el punto de vista antropológico y sociológico, e incluye numerosos homenajes cinéfilos muy bien desarrollados. Además, su factura es magistral, tanto en el diseño y animación de personajes y objetos, como en sus antológicos fondos, muy bien iluminados y cuidados hasta el mínimo detalle. Por todo lo dicho, la animación española da un salto de gigante con esta gran película, que merece competir por el Oscar en su categoría.