PELICULA RECOMENDADA POR CINEMANET Título original: Metropolis |
SINOPSIS
Año 2026. Metrópolis es una ciudad dividida en dos sectores, el de los poderosos y el de los trabajadores, estos últimos hombres esclavos al servicio del bienestar de los otros. María es una bella muchacha que trata de mantener elevada la moral de los proletarios con enfervorizados discursos llenos de esperanza. El hijo del gobernador de la ciudad se enamora de ella y, gracias a esto, conocerá un mundo oscuro y triste, muy distinto de la opulencia en la que ha vivido hasta entonces. Para romper ese idilio, su padre ordena la construcción de un robot con la imagen de María y, así, provocar la sublevación de los obreros, con lo que tendría un motivo para actuar contra ellos…
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CRÍTICAS
[José García Pelegrín. Colaborador de CinemaNet]
Después de haberse dado por perdidas durante decenios, en el verano del 2008 salieron a la luz, en el “Museo de Cine” de Buenos Aires, las escenas casi inéditas de la emblemática película “Metrópolis” de Fritz Lang (1927), un hallazgo que fue calificado como toda una sensación. Esto se debe a que dicho filme, por un lado, tuvo una influencia decisiva sobre la historia del cine y en especial sobre la estética del género de ciencia ficción, desde George Lucas en «Star Wars» a «A.I. Inteligencia artificial» de Steven Spielberg, pasando por «Blade Runner» de Ridley Scott o «Batman» de Tim Burton; por otro lado, esta visionaria película de Fritz Lang fue la primera en ser declarada Patrimonio Mundial Cultural por la UNESCO.
La versión original de “Metrópolis” fue mutilada inmediatamente después de su estreno, el 10 de enero de 1927 en el UFA-Zoo Palast de Berlín: de la longitud original de 4,189 metros (150 minutos, aprox.), se montó una versión de 3,241 metros para el mercado alemán y para la exportación; dicha versión se orientaba por la americana de 3,100 metros, que había sido producida ya en el año 1926 por Paramount. Quedó así eliminado alrededor de un cuarto del total de las escenas; además se modificó en parte el orden del material conservado. En la restauración de “Metropolis” se ha venido trabajando desde hace casi medio siglo, desde que la reconstrucción del original comenzara en la década de 1960, cuando creció el interés por el filme de Lang. En los años ochenta, el entonces director del Museo de cine de Múnich, Enno Patalas, llevó a cabo una reconstrucción crítica: los pasajes eliminados fueron sustituidos por paneles de texto explicativo. En 1998, la Fundación “Friedrich Wilhelm Murnau”, actual titular de los derechos, encargó el “Proyecto Metrópolis” a Martin Koerber. Con la ayuda de métodos de procesamiento digital, Koerber logró recomponer el orden original de las secuencias; además, el resultado poseía una calidad fotográfica excepcional. Dicha versión se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Berlín en el 2001. Pero los 948 metros originales se daban por perdidos hasta que aparecieron en el verano del 2008 en la capital argentina. La versión renovada, con la partitura original de Gottfried Huppertz, llegó en mayo de este año a los cines alemanes: por primera vez, los espectadores pueden experimentar en la pantalla grande un hito de la historia del cine.
Metrópolis está ambientada en una ciudad moderna en los tiempos de la industrialización: el proletariado vive y trabaja en los subterráneos de las máquinas, mientras que en los niveles superiores de un rascacielos reside el empresario Johann “Joh” Fredersen (Alfred Abel), desde donde domina toda la ciudad. Pero su poder se ve amenazado por los discursos de la joven María (Brigitte Helm) a sus trabajadores. Para eliminar a María, Fredersen recurre al inventor Rotwang (Rudolf Klein-Rogge), a pesar de que ambos son rivales; su rivalidad se debe a que la amante de Rotwang era Hel, la esposa de Fredersen, quien murió al dar a luz a su hijo Freder (Gustav Fröhlich). Fredersen encarga a Rotwang fabricar un robot que sirva de doble de María (también Brigitte Helm).
La película de Fritz Lang no solo trata de la revolución técnica y política, sino también de la lucha entre el individuo y la colectividad. La película hace uso de la simbología cristiana en sus personajes principales: Freder, el hijo, desciende a los subterráneos (infiernos) donde cambia la ropa con un joven trabajador y asume su lugar de trabajo, en la gigantesca maquinaria de un reloj. El cuerpo de Freder se retuerce por encima de las manecillas evocando un crucifijo. Por otro lado la María falsa, el robot femenino, presenta los rasgos de la “Ramera de Babilonia”: en el “Club de los Hijos”, aparece a través de una especie de incensario chino y apenas vestida, para atraer a los jóvenes con su baile embriagador. La escena se presenta en un montaje de contraste, entre un sueño delirante por la fiebre de Freder, contrastado con la predicación de un monje desde el púlpito.
La falsa María incita a las masas a la insurgencia, por órdenes de Joh Fredersen, pues un acto violento de los obreros sería una coartada perfecta para tomar medidas contra ellos. Sin embargo, con la máquina-robot Rotwang lleva entre manos un doble juego: la falsa María anima a los trabajadores a la revolución para destruir Metrópolis. La rivalidad entre Fredersen y Rotwang se hace evidente en la versión actual, al insertarse una escena clave hasta ahora desaparecida. Del material redescubierto forma parte también el argumento secundario alrededor del trabajador Georgy y el secretario despedido por Fredersen, Josaphat, con quienes se alía Freder. Esta trama secundaria, de la que apenas quedaba rastro en las versiones anteriores, resalta el tema de la amistad al que Fritz Lang concedía gran importancia.
En la versión de Metrópolis ahora restaurada queda especialmente patente el magistral uso que hace Fritz Lang de las técnicas cinematográficas, como los movimientos de cámara, las transiciones y la no menos importante puesta en escena de multitudes.
[Traducción al español por Inés Parra para CinemaNet]
Metrópolis es, quizá, la última gran joya del expresionismo alemán. Una película futurista, que presenta una sociedad inquietante, donde una clase privilegiada explota al resto de la humanidad. Su brillante imaginería ha fascinado a todo tipo de espectadores.
La historia es sencilla, y está contada en clave mesiánica. Joh Fredersen, hijo del líder de la clase dominante en la ciudad de Metrópolis, entra en contacto por casualidad con la clase obrera. La hermosa Maria, en compañía de un grupo de niños, ha accedido a un jardín reservado a los privilegiados. Picado por la curiosidad, Joh desciende a los subterráneos de la ciudad, donde los obreros trabajan en condiciones infrahumanas poniendo a punto la maquinaria que permite que Metrópolis funcione cada día. Después de escuchar un vibrante discurso de Maria, en que recuerda a los obreros que todos los hombres son hermanos, Joh asume la función de ser nexo de unión entre dos mundos muy distintos. Pero la puesta en funcionamiento de un robot con los rasgos de Maria va a complicar mucho su tarea.
Con guión de quien era entonces su esposa, Thea von Harbou, Fritz Lang rodó un film deslumbrante y moderno, que hoy sigue conservando todo su poder de fascinación. Su brillante diseño de edificios y autopistas futuristas sigue inspirando el cine de hoy, como puede verse, sin ir más lejos, en Minority Report. Los efectos especiales, como la puesta en marcha del robot y el videoteléfono, son imaginativos y conservan hoy toda su validez. La versión que ofrece Divisa es la restaurada por la Fundación Murnau, que aporta una magnífica calidad de imagen; y ofrece el montaje más aproximado a la versión que Lang estrenó originalmente en el año 1927, que ayuda a entender mucho mejor la motivación de los personajes. Cuenta con la música orquestada del momento del estreno, de Gottfried Huppert. Y gracias a los extras del film, pueden conocerse todos los detalles que rodean a su creación.
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