Apabullante espectáculo audiovisual, un poco estirado pero impresionante, que da entidad dramática y moral a las sencillas pero profundas reflexiones del guión en torno al ansiado calor del hogar, el heroísmo de las personas corrientes, el trabajo en equipo y la grandeza del perdón a los enemigos frente a la deshumanización de la venganza y el recurso gratuito a la violencia.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: The hobbit: An unexpected journey. |
SINOPSIS
La aventura sigue el viaje del protagonista Bilbo Bolsón, que se embarca en una épica búsqueda para recuperar el tesoro y el reino enano de Erebor arrebatados por el terrible dragón Smaug. Alcanzado de repente por el mago Gandalf el Gris, Bilbo se encuentra acompañado de trece enanos dirigidos por el legendario guerrero Thorin Escudo de roble. Su viaje les hace adentrarse en el bosque cruzando tierras peligrosas, donde se encontrarán con trasgos, orcos, wargos salvajes, arañas gigantes, cambia pieles y hechiceros. Aunque su objetivo era la Montaña Solitaria de Oriente, primero tuvieron que escapar de los túneles de los trasgos, donde Bilbo se encuentra con la criatura que cambiará su vida para siempre…Gollum. Aquí, a solas con Gollum a la orilla de un lago subterráneo, el sencillo Bilbo Bolsón no solamente descubre, y se sorprende, de lo astuto y valiente que puede llegar a ser, sino que se hace con el “tesoro” de Gollum, un anillo que posee cualidades muy útiles… Se trata de un sencillo anillo de oro ligado al destino de la Tierra Media hasta un punto que Bilbo ni si quiera puede imaginar.
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CRÍTICAS
[Jeronimo José Martín – COPE]
Tras convertirse en el rey del gore cutre —a través de películas como Mal gusto, Meet the Febles o Braindead—, el neozelandés Peter Jackson se moderó bastante en Criaturas celestiales y Agárrame esos fantasmas. A continuación, sorprendió a propios y extraños con sus tres excelentes adaptaciones de El Señor de los Anillos (2001-2003), la magistral saga de fantasía heroica del inglés J.R.R. Tolkien. Después, dirigió la notable King Kong y la decepcionante The Lovely Bones. Ahora, casi recupera su mejor nivel en El hobbit: Un viaje inesperado, primera de las tres aventuras fílmicas en las que Jackson ha convertido la novela juvenil que Tolkien escribió para sus hijos en 1932, enriquecida aquí con diversos elementos de El Silmarillion y los Cuentos inconclusos, con el fin de darle un mayor vuelo mitológico. Aunque, seguramente, en la decisión de hacer una nueva trilogía han pesado sobre todo las motivaciones comerciales.
El guión lo firman el propio Peter Jackson, Philippa Boyens, Fran Walsh y el mexicano Guillermo del Toro, que inicialmente iba a dirigir esta nueva trilogía. La acción se desarrolla en la imaginaria Tierra Media unos 60 años antes de los hechos relatados en El Señor de los Anillos. Allí vive Bilbo Bolsón (Martin Freeman), un joven hobbit que vive tranquilamente en su hogar de la Comarca, hasta que el poderoso mago Gandalf el Gris (Ian McKellen) se presenta allí con trece ruidosos enanos, liderados por Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage), que invita a Bilbo a acompañarles en una peligrosa aventura. Pretenden viajar hasta la lejana Montaña Solitaria de Oriente para reconquistar la mítica ciudad de Erebor, violentamente arrebatada a los enanos hace años por el espeluznante dragón Smaug. Bilbo acepta finalmente la invitación y vive con sus camaradas todo tipo de aventuras, durante las que luchan con trasgos, orcos, wargos salvajes, arañas gigantes, malvados hechiceros y una esquizofrénica criatura, Gollum (Andy Serkys), obsesionada por un poderoso anillo mágico, que conserva celosamente en su poder…
Al margen de su versión en 48 fotogramas por segundo —sólo visible en pocos cines—, esta película depara pocas novedades narrativas y estéticas, y alarga en exceso su trama, al estilo de las versiones extendidas de la Trilogía del Anillo. Además, le cuesta arrancar, quizás porque Jackson ha querido perfilar con cierta intensidad los numerosos personajes protagonistas. En todo caso, a mitad de metraje el filme alcanza su velocidad de crucero, la mantiene hasta el abierto desenlace y depara entre medias brillantes secuencias intimistas y de acción, resueltas con espectaculares efectos visuales y un sobrio pero impactante 3D estereoscópico. En unas y otras brillan de nuevo los bellísimos paisajes neozelandeses, así como un esmerado trabajo de fotografía, ambientación y vestuario, que sumerge al espectador en el abigarrado universo fantástico de Tolkien.
Todos los actores encarnan a sus personajes con convicción, aunque destaca claramente Martin Freeman, que da vida a Bilbo Bolsón con un amplio despliegue de recursos interpretativos. Él sostiene el eficaz humor que impregna toda la película —sobre todo en las secuencias iniciales y durante su espléndido duelo de acertijos con Gollum—, y él da entidad dramática y moral a las sencillas pero profundas reflexiones del guión en torno al ansiado calor del hogar, el heroísmo de las personas corrientes, el trabajo en equipo y la grandeza del perdón a los enemigos frente a la deshumanización de la venganza y el recurso gratuito a la violencia.
Queda así otro apabullante espectáculo audiovisual, un poco estirado pero impresionante, que quizás adquiera una mayor entidad estética y dramática en sus dos continuaciones: El hobbit: La desolación de Smaug y El hobbit: Partida y regreso.
[Ana María Pérez-Guerrero, CinemaNet]
Primera parte de la trilogía de la adaptación del libro de J. R. R. Tolkien, El Hobbit, que narra las aventuras de Bilbo Bolsón, setenta años antes de que comenzarán los hecho narrados en El señor de los anillos, y donde también se relata cómo el tío de Frodo se hace con el anillo único.
La historia comienza un día cualquiera en la vida de Bilbo, cuando recibe la singular visita de Gandalf y de trece enanos, encabezados por Thorin, escudo de roble. Sin saber muy bien cómo, el mediano, amante de la vida hogareña y tranquila, se ve reclutado como miembro de la compañía compuesta por estos personajes, dispuestos a recuperar su reino, que les fuera arrebatado por el dragón Smaug.
Estamos ante una obra irreprochable, desde el punto de vista técnico. La magestuosidad del paisaje neozelandés y el virtuosísmo alcanzado con la tecnología digital ofrecen un espectáculo visual de altísimo nivel. Y eso que en el pase de prensa no se pudo disfrutar de la innovación más destacada y publicitada de la película en este apartado: los cuarenta y ocho fotogramas por segundo en los que, en algunos cines, sería proyectado. Aun así, se trata de un film visualmente atractivo, que emplea sobriamente el 3D estereoscópico y que poco aporta respecto al estilo visual de El señor de los anillos. Un rasgo que, puede entenderse como un acierto si se piensa en los seguidores de la saga, pero que a algunos les ha llevado a pensar que la película es más de lo mismo, aunque sin desmerecer los aciertos ya apuntado en el terreno de la imagen. Y es que la historia está concebida y tratada como un antecedente (precuela), en el sentido más cinematográfico del término, de la historia de Frodo Bolsón, quien, incluso, aparece en un momento del relato.
En el apartado de las interpretaciones vuelven a mostrar su calidad los actores Ian Mackellen (Gandalf), Andy Serkins (Gollum), Kate Blanchett (Galadriel) y Christopher Lee (Saruman). Dentro de las incorporaciones más destacables está, como no, la de Martin Freeman en el papel de Bilbo, al que aporta naturalidad y frescura. Asimismo, hay que resaltar la actuación de Richard Armitage, quien con su porte y mirada inconfundible, encarna la nobleza de Thorin, el líder de los enanos.
En lo que concierne a los aspectos narrativos la cinta se toma su tiempo para arrancar y, en ese sentido, va de menos a más. No me refiero al prólogo, necesario para comprender quién es quién, sino a el pasaje de llegada de los enanos y el comienzo de la aventura propiamente dicha. Conforme avanza el metraje, a mi juicio, un tanto excesivo (dos horas y media), el relato cobra vigor e interés. Se visitan lugares y personajes conocidos, en los que se comprueba el paso del tiempo en cada uno, aunque se suponga que están caracterizados para lucir más jóvenes o lucir la misma edad que tenían en El señor de los anillos. Por otra parte, las luchas impresionantes en la que se muestra las habilidades para el combate de los enanos y de agilidad mental, en otros casos, resultan entretenidas.
La adaptación del guion a cargo de Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson y Guillermo del Toro, cuyo nombre se llegó a barajar como posible director de esta cinta, mantiene los aspectos esenciales del libro de Tolkien, en lo que se refiere a las líneas temáticas: el perdón a los enemigos frente a la venganza, el valor de la inteligencia sobre la violencia, la lealtad y la amistad, así como el heroismo de seres sencillos.
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