Gangster Squad (Brigada de élite) mantiene constantemente en vilo al espectador, pero es sólo por el incesante movimiento y la violencia extrema. Al final deja con la sensación de que lo mejor de la historia, que se anunció al principio, no ha llegado a plasmarse y se ha quedado en una película que acaba defraudando.
ESTRENO
Título original: Gangster squad
País: Estados Unidos
Año: 2013
Dirección: Ruben Fleischer
Intérpretes: Josh Brolin, Ryan Gosling, Sean Penn,
Nick Nolte, Emma Stone, Anthony Mackie, Giovanni Ribisi, Michael Peña, Robert Patrick, Mireille Enos.
Guión: Will Beall, basado en el libro “Gangster squad”, de Paul Lieberman.
Música: Steve Jablonsky
Fotografía: Dion Beebe
Distribuidora en cine: Warner Bros. Pictures International España.
Duración: 113 min.
Género: Thriller
Estreno en EEUU: 11 Enero 2013
Estreno en España: 8 Febrero 2013
SINOPSIS
Los Ángeles, 1949. El brutal y sanguinario rey de la mafia, Mickey Cohen ejerce ya total dominio sobre su ciudad. Ahora su objetivo es adueñarse por completo de la costa oeste de los EE.UU., controlando todas las apuestas, además del tráfico de drogas y la prostitución. Cohen no solo está protegido por sus propios matones, sino también por una gran parte del mismo cuerpo de policía y un buen número de políticos. Pero el jefe de policía Parker decide enfrentarse al mafioso y recuperar su ciudad. Para esa labor llama al sargento O’Mara, hombre tan honrado y valiente como duro e incorruptible. Él mismo escoge a los hombres de su equipo, que deberán actuar clandestinamente y sin sus placas de policías, para intentar destruir el imperio del capo mafioso.
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CRÍTICAS
[Mª Ángeles Almacellas – CinemaNet]
Los Ángeles, 1949. El brutal y sanguinario rey de la mafia, Mickey Cohen ejerce ya total dominio sobre su ciudad. Ahora su objetivo es adueñarse por completo de la costa oeste de los EE.UU., controlando todas las apuestas, además del tráfico de drogas y la prostitución. Cohen no solo está protegido por sus propios matones, sino también por una gran parte del mismo cuerpo de policía y un buen número de políticos. Pero el jefe de policía Parker decide enfrentarse al mafioso y recuperar su ciudad. Para esa labor llama al sargento O’Mara, hombre tan honrado y valiente como duro e incorruptible. Él mismo escoge a los hombres de su equipo, que deberán actuar clandestinamente y sin sus placas de policías, para intentar destruir el imperio del capo mafioso.
En la película se distinguen perfectamente dos planos, no siempre bien enlazados. Por una parte la línea argumental, llena de acción y violencia, y por otra el conflicto humano de la historia, que implica una reflexión sobre la éticidad de ciertas actuaciones en defensa de la justicia y la libertad.
La primera secuencia de la película, de una violencia estremecedora, anuncia cómo se va a desarrollar la línea argumental. Una voz en off deja oír una frase del político irlandés Edmund Burke, “Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada”, que plantea el dilema sobre qué se puede y qué se debe hacer, cómo vencer el mal sin utilizar sus propias armas y caer en sus mismas indignidades.
En principio, parece que el proyecto promete, pero finalmente se queda a medio camino en ambas líneas de desarrollo. En el plano de la acción, la característica casi única es la extremada violencia, que no deja lugar ni para la intriga. Lo que va a suceder en cada momento es previsible sin margen de error: balas, golpes, sangre y muerte, todo envuelto en la más terrible crueldad. Así, las escenas repetitivas, con toda su fuerza plástica, el exceso de ralentizaciones y congelados, y la sobreactuación de Sean Penn nos recuerdan las viñetas de un cómic, imágenes planas sin ninguna profundidad. Hay algunos guiños a L.A. Confidencial, a los garitos de Gilda, con la banda sonora de “Amado mío”, a los éxitos de Carmen Miranda en Los Ángeles, con su “Chica, chica, boom”, y se deja oír el nombre de Franck Sinatra, no en relación con la mafia sino con sus conflictos personales. Pero no se ve muy bien qué se pretende ni qué le aportan al film.
Lo que al principio parecía iba a convertirse en una trama de relaciones humanas profundas, se queda en breves momentos de reflexión pero que no llegan a arrancar. Se plantea la pregunta sobre cuál es la diferencia entre los mafiosos, que usan la violencia para extorsionar y el equipo de O’Mara, que emplea el mismo tipo de violencia para frenarlos. Pero la cuestión se pierde arrollada por la acción trepidante, no hay respuesta ni se deja un respiro para que el espectador la busque. Tampoco las relaciones de amistad entre los miembros del equipo presentan la hondura esperable, todo se queda en la mera superficie por la urgencia de más escenas vertiginosas. Hay algún momento de diálogo realmente interesante, como la magnífica escena de Jerry Wooters con la esposa del sargento, pero son casos aislados que no imprimen carácter a la narración.
Gangster Squad (Brigada de élite) mantiene constantemente en vilo al espectador, pero es sólo por el incesante movimiento y la violencia extrema. Al final deja con la sensación de que lo mejor de la historia, que se anunció al principio, no ha llegado a plasmarse y se ha quedado en una película que acaba defraudando.
[Jeronimo José Martín – COPE]
Los Ángeles, 1949. Amparado por sus matones y numerosos policías, jueces y políticos corruptos, el cruel mafioso judío Mickey Cohen (Sean Penn) controla la ciudad gracias a los enormes beneficios que obtiene de las drogas, las armas, la prostitución y todas las apuestas que se hacen al oeste de Chicago. Hasta que Parker (Nick Nolte), el veterano Jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles, encarga al duro sargento John O’Mara (Josh Brolin) que forme en secreto una brigada de élite para luchar sin cuartel contra Cohen. Y, así, recluta al legendario pistolero Max (Robert Patrick), a su amigo el chicano Navidad Ramirez (Michael Peña), al implacable policía afroamericano Anthony Mackie (Coleman Harris), al pacífico especialista en micrófonos Conway (Giovanni Ribisi) y al mujeriego Jerry Wooters (Ryan Gosling), que acaba de liarse con Grace (Emma Stone), la mismísima amante de Mickey Cohen.
Después de darse a conocer con las comedias disparatadas Bienvenidos a Zombieland y 30 minutos o menos, el estadounidense Ruben Fleischer da un giro a su carrera con esta singular película policiaca, basada en el libro Gangster Squad, de Paul Lieberman. Se trata de un especie de parodia-homenaje a los filmes clásicos de gángsters y policías, pero pasados por el tamiz de sus dos grandes revisitaciones contemporáneas —Los Intocables de Eliot Ness (1987), de Brian De Palma, y L.A. Confidential (1997), de Curtis Hanson—, y aderezados finalmente con unas cuantas gotas del humor negro a lo Pulp Fiction (1994), de Quentin Tarantino. El cóctel resultante es entretenido, con algún que otro diálogo jugoso, vistoso en su recreación de época y en sus aparatosos tiroteos —algunos, muy violentos—, pero narrativamente irregular, dramáticamente ligero y, en general, muy inferior a sus referentes. La culpa la tiene sobre todo el tono del guión de Will Beall, excesivamente cercano al de los cómics pulp —aquí “Dick Tracy” (1990), de Warren Beatty, es otro modelo—, que obliga a los actores a un cierto histrionismo —sobre todo a Sean Penn— y
desdibuja demasiado los interesantes conflictos morales, sentimentales y familiares de los policías protagonistas. En todo caso, queda un digno producto palomitero, que gustará al que no le exija demasiado.
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