Comedia de acción de tono disperso, sin una intención clara sobre lo que nos quiere contar el director, con actores solventes, unas cuantas carcajadas y poco más. El argumento planteado puede resultar disparatado, pero saber que ha sido un hecho real resulta grotesco. La película es una mezcla de perdedores convertidos en gángsters, con un nada gracioso sentido del humor negro y una elevada dosis de violencia.
ESTRENO Título original: Pain and gain. |
SINOPSIS
Comedia de acción basada en el increíble hecho real de un grupo de entrenadores personales en el Miami de los noventa, que persiguiendo el sueño americano, acaban atrapados en una trama criminal con un final inesperado.
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CRÍTICAS
[Ramón Ramos – CinemaNet]
Un musculoso monitor de gimnasio perpetra conseguir el sueño americano trazando un plan que consiste en secuestrar a uno de sus alumnos, un millonario y déspota empresario de restaurantes de comida rápida, para obligarle por la fuerza a que firme la concesión de su casa, sus bienes y sus cuentas bancarias. Todo ello con la ayuda de otros dos colegas hipermusculados, uno de ellos además cocainómano y ex-convicto. Evidentemente el plan de este «trío de ases» no sale exactamente como habían previsto.
Esto es lo que nos cuenta Michael Bay en Dolor y dinero, que parece que ha hecho un paréntesis en su saga de Transformers para hacer algo diferente. El argumento planteado puede resultar disparatado, pero saber que ha sido un hecho real resulta grotesco. Es una historia acontecida en los años 90. Una tragedia relativamente cercana en el tiempo, provocada por motivos absurdos, se ve ahora convertida en comedia de acción con formato de blockbuster veraniego.
Realmente es un material muy peligroso de manejar para no herir sensibilidades de personas cercanas a los protagonistas. Por otra parte no ridiculizar a alguien cuyo perfil psicológico viene definido por «creo en el fitness y en los Estados Unidos de América» es también una apuesta arriesgada. Cuando se aborda un despropósito como este, si fuese ficción pura y dura sería más fácil llevar a los personajes al límite sin temer que se pueda caer en la falta de respeto hacia personas reales. Quizá este resbaladizo terreno sea el mayor lastre de la película, ya que aporta una mezcla de estilos que le dan un tono algo disperso al resultado final. Al principio parece un film de Stallone con tanto culturista. Luego empieza a predominar el humor burdo y tosco tipo American Pie y similares, y cuando la cosa se pone seria se esboza un humor negro con detalles sangrientos en la línea de Tarantino. Todo ello con el estilo visual algo videoclipero propio de Michael Bay, con sus habituales panorámicas circulares y contrapicados extremos.
Por otra parte los actores están muy bien en la piel de sus personajes, dado lo delicado de las circunstancias, incluso Dwayne Johnson está muy creíble. El líder del grupo lo interpreta con solvencia Mark Wahlberg y el secuestrado es encarnado por Tony Shalhoub, protagonista de la serie televisiva Monk. En un papel secundario tenemos al siempre interesante Ed Harris, el otrora general Hummel de La Roca, también dirigida por Bay.
En definitiva estamos ante una comedia de acción de tono disperso, sin una intención clara sobre lo que nos quiere contar el director, con actores solventes, unas cuantas carcajadas y poco más.
[Lourdes Domingo – TAConline]
Basada en unos hechos reales que Pete Collins recogió en diversos artículos, en 1999, en el Miami New Times y que, recientemente, ha compilado en un libro, la película es una mezcla de perdedores convertidos en gángsters, con un nada gracioso sentido del humor negro y una elevada dosis de violencia.
Christopher Markus y Stephen McFeely, ambos guionistas de las diferentes Capitán América y la saga de Narnia, enlazan una serie de acontecimientos a través de la voz en off de los mismos personajes, con lo que buscan una cierta cercanía con el estilo hard-boiled. Sin embargo, nada más lejos del tono algo astuto y sutil de ese subgénero literario y cinematográfico.
Michael Bay, acostumbrado a los espectáculos algo apocalípticos de films suyos como La roca, Armaggedon, Pearl Harbor y Transformers, se deja llevar por una aburrida realización en la que no escatima mal gusto y bromas a base de congelar la imagen y ponerle un título.
Lamentablemente, el guión tampoco hace una especial incursión en aspectos de más calado sobre el crimen organizado, y apenas se esboza una simple y caricaturesca crítica al daño que hace la malmetida idea del sueño americano en algunas personas.
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