Las buenas películas son maestras de vida, constituyen un espejo en el que el hombre puede mirarse a sí mismo, en sus certidumbres y en sus dudas, en sus aciertos y en sus errores, en su capacidad de orientar bien su biografía y en el peligro de malograr su existencia.
[Mª Ángeles Almacellas, CinemaNet]
EUNSA, Navarra, 2013 — Mª Consuelo Tomás y Garrido
La vida como diálogo, el interesantísimo libro de Mª Consuelo Tomás y Garrido, constituye un auténtico «diálogo con la vida«. Un diálogo ágil, ameno, instructivo. La autora va desgranando temas cruciales del ser del hombre, como la propia intimidad, las relaciones humanas que se gestan en la palabra creadora de nexos fecundos, en los silencios llenos de sentido, en miradas y gestos que comunican amor con amor. Y los aplica a temas tan esenciales como la familia, la amistad, el entorno en general y concretado en el trabajo, y la relación de tú a tú del hombre con Dios.
Pero no se limita a ofrecer un tratado aleccionador de antropología, como cabría esperar de una profesora de «Educación y Antropología», sino que Tomás y Garrido adopta una actitud flexible, dialogante con el hombre y con la vida misma, lanza el tema, lo reflexiona minuciosamente y queda a la escucha de la vida, quiere oír qué tiene que decir a esa cuestión vital que ella plantea. La vida responde y corrobora lo dicho por la autora, con historias reales, tal como las ofrece el cine. De todos es sabido que un guión cinematográfico de calidad ofrece ejemplos de experiencias humanas profundas. Por tanto, las buenas películas son maestras de vida, constituyen un espejo en el que el hombre puede mirarse a sí mismo, en sus certidumbres y en sus dudas, en sus aciertos y en sus errores, en su capacidad de orientar bien su biografía y en el peligro de malograr su existencia.
De tal modo que La vida como diálogo, sin dejar de ser una reflexión profunda y rigurosa sobre el hombre, visto en su calidad de ser-en-relación, inserto en la inmensa trama de relaciones que forma la humanidad, es, a su vez, un libro de cine, con interesante información sobre una serie de películas que nos ofrecen, cada una de ellas, distintas claves de comprensión sobre el ser y el vivir del hombre.
Cada tema analizado en el libro tiene entidad en sí mismo, de forma que, si un educador quisiera tratarlo en un grupo de trabajo, podría perfectamente extrapolarlo. No obstante lo dicho, es una obra que invita a la lectura continuada, casi sin tomar aliento, porque cada apartado surge como espontáneamente del anterior, y cada capítulo, cada película piden continuidad, profundización, y abren un nuevo ámbito de reflexión.
Es un libro breve, manejable, pero, al mismo tiempo, profundo y sugerente, que abre cauces de reflexión y despierta deseos de seguir viendo buen cine. Los estudiantes de antropología encontrarán en él un buen instrumento para acercarse a los fundamentos básicos del ser del hombre, expuestos en un lenguaje tan elegante y preciso como sencillo y claro. Para los educadores constituirá un buen material para utilizar con sus grupos de trabajo. Los amantes del buen cine disfrutarán con los análisis de obras cinematográficas. Y todo lector que pretenda pasar un rato agradable aprendiendo más sobre el hombre y sobre el cine disfrutará con La vida como diálogo.