Con la técnica visual en 3D y la consecuente puesta en escena como escaparate, la reinterpretación en clave épico-mística del célebre héroe de la mitología griega —más humano y vulnerable esta vez— resulta suficientemente entretenida y, a ratos, espectacular. Sin embargo, queda deslucida por la pobreza del guión, sus interpretaciones sin alma y una ejecución más aparatosa que impactante.
ESTRENO Título original: The legend of Hercules (3D). |
SINOPSIS
En un intento desesperado por liberar a su pueblo de la opresión de su vengativo esposo, la reina Alcmena dirige sus súplicas hacia los dioses y fruto de sus plegarias nace Hércules, engendrado por Zeus, padre de los dioses y los hombres. Ajeno a su verdadera identidad, Hércules sufre el desprecio del rey Anfitrión, quien favorece siempre a su hijo legítimo Ificles. El joven Hércules se enamora de la bella Hebe, aunque su historia de amor queda truncada cuando Anfitrión, padre de Hércules, proclama que será Ificles quien contraerá matrimonio con la princesa. Hércules intenta huir con su amada, pero es capturado por la guardia del rey Anfitrión, quien le envía a la guerra. Tras burlar a la muerte, Hércules se embarca con el guerrero Sotiris en una misión para liberar al reino de la tiranía de Anfitrión, recuperar a su amada de las garras de su hermano y ocupar su lugar en el panteón de los héroes griegos.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
En un intento desesperado por liberar a su pueblo de la opresión de su cruel esposo, la reina Alcmene (Roxanne McKee) dirige sus súplicas hacia los dioses. Fruto de sus plegarias nace Hércules (Kellan Lutz), engendrado por Zeus, padre de los dioses y los hombres. Ajeno a su verdadera identidad, Hércules sufre el desprecio del rey Anfitrión (Scott Adkins), que favorece siempre a su hijo legítimo Ificles (Liam Garrigan). Así se trunca el romance de la bella Hebe (Gaia Weiss) con Hércules, que es obligado a combatir en la guerra con Egipto.
Desaparecido desde hace años, el finlandés Renny Harlin (“Máximo riesgo”, “La jungla 2”, “Memoria letal”) retorna con este peplum, plagado de referencias a “Ben-Hur”, “Espartaco” y “300”. Su reinterpretación en clave épico-mística del célebre héroe de la mitología griega —con curiosos simbolismos crísticos— resulta suficientemente entretenida y, a ratos, espectacular. Sin embargo, padece un guión muy pobre —sobre todo en su dimensión dramática—, una factura en 3D estereoscópica más aparatosa que verdaderamente impactante, y unas interpretaciones sin alma, sobre todo la del inexpresivo Kellan Lutz, que ya mostró sus carencias en la saga “Crepúsculo”.
[María del Pilar Madrigal y Alós – Colaboradora de CinemaNet]
La mitología griega está formada por un gran cúmulo de personajes entrelazados, unas historias parecen llevar a otras y la presencia permanente de los dioses del Olimpo, de sus hijos semidioses y su devenir como héroes llena la imaginación de relatos fantásticos. Eso es lo que constituye el núcleo de esta película.
Si tuviéramos que describirla en pocas palabras podrían ser: rey tirano acongoja a su esposa, ésta pide ayuda a los cielos y de ellos baja la lujuriosa intervención de Zeus para engendrar a un hombre que la ayude. Ese es el origen, una intervención divina para que Hércules sea engendrado entre la sufrida reina Alcmena y el todopoderoso Zeus. Nace sin saber que su verdadera naturaleza le confiere un poder especial frente al resto de los simple humanos. Y no contaba con la animadversión del rey Anfitrión, que prefiere apoyar a su hijo ilegítimo Ificles.
Sólo con esa explicación argumental podemos imaginar la riqueza visual de los efectos digitales, la acción con luchas y enfrentamientos al estilo de la antigüedad y un romanticismo que impregna a este joven protagonista interpretado por Kellan Lutz (uno de los vampiros más conocidos por todo el mundo tras la saga “Crepúsculo” y el rotundo éxito que tuvo entre adolescentes… y no tanto).
Novedad: en esta versión, Hércules presenta su lado más humano, además de mostrar su valor y su fuerza, fundamentales en el personaje. La vulnerabilidad que supone enamorarse de la princesa de Creta, comprometida en matrimonio con Ificles, les lleva a intentar la huida sin éxito. En ese punto su envío a la guerra presenta los momentos de acción más logrados, el regreso embarcado con el guerrero Sotiris y su intención de arreglar todo para llegar a un final feliz, la parte más idealista. Envuelto todo en ambientación y vestuario propios del 1200 a. C., la emoción de las aventuras llenas de fantasía y el proceso de conocer quién es en realidad y lo que puede hacer para llegar hasta el panteón de los héroes griegos… el interés máximo por verla.
Entretiene y utiliza los medios técnicos de manera impactante como para disfrutarla. El fondo culto del argumento está bien presentado y con el cine actual en 3D resulta más sencillo que nunca entrar en la mitología griega con toda su carga fantástica llevada al máximo. Los amantes del género la esperan con ganas…y no quedarán defraudados. Un Hércules moderno, con rasgos del hombre actual —más sensible y cercano— envuelto en lo espectacular del mundo clásico. ¡Que gane el mejor!
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Os recomiendo un artículo muy interesante sobre los aspectos mitológicos de esta película en la revista Sarasuati: http://www.sarasuati.com/hercules-el-origen-de-la-leyenda-un-filme-contra-la-mitologia/