Notable producción histórica, de sólida factura formal, narrativa e interpretativa, y enriquecedora en su decidida exaltación del perdón, la reconciliación y la paz. El filme incluye crudos pasajes de violencia y algún apunte sexual demasiado explícito; pero no carga la mano ni en un punto ni en otro. Elogio especial merece el tono ponderado de la película, en general hagiográfico respecta a Mandela, pero que no oculta sus propios excesos
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Mandela: Long walk to freedom. |
SINOPSIS
Narra la extraordinaria vida de Mandela, desde su niñez en una población rural hasta su investidura como el primer presidente democráticamente elegido de Sudáfrica. Se trata de la increíble historia de un hombre corriente que se enfrentó al desafío de su tiempo y triunfó, un retrato íntimo de cómo se convirtió en un icono moderno.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Un primer aliciente de este biopic del famoso líder sudafricano Nelson Mandela —fallecido en Johannesburgo el pasado 5 de diciembre de 2013— es que se basa en su autobiografía Un largo camino hacia la libertad (Long Walk to Freedom), publicada en 1994, nada más convertirse en presidente de la República, cargo en el que se mantuvo hasta 1999. En 2009, Mandela concedió personalmente sus derechos para el cine al productor sudafricano Anant Singh, que encargó su adaptación al prestigioso guionista inglés William Nicholson, autor de los libretos de películas de época tan relevantes como Tierras de penumbra, Gladiator o Los miserables: el musical. Y su sólido trabajo lo ha traducido en imágenes su compatriota Justin Chadwick, premiado realizador televisivo que dio el salto al cine con Las hermanas Bolena (2008) y The First Grader (2010).
La película se inicia con un breve prólogo en torno a la infancia y adolescencia de Nelson Rolihlahla Mandela en Mvezo, un poblado de 300 habitantes cerca de Umtata, en el Transkei, perteneciente al clan Madiba de la etnia xhosa, con cuya casa real estaba emparentado. Y, después, a través de una ágil y vigorosa estructura lineal, la película sintetiza el ejercicio de la abogacía por Mandela (Idris Elba), su matrimonio con Evelyn Mase (Terry Pheto), su afiliación al Congreso Nacional Africano (CNA) en 1950, su segundo matrimonio con Winnie Madikizela (Naomie Harris), su participación en diversos atentados contra el apartheid y su condena a cadena perpetua en 1961 por sabotaje.
Con la recreación de los 27 años que Mandela pasó en las prisiones de la Isla de Robben y Pollsmoor, la película adquiere un tinte más político, al describir en paralelo la evolución de Mandela hacia el pacifismo y la negociación, y la radicalización de su esposa Winnie en su lucha violenta contra los afrikaners y los propios negros colaboracionistas, a través de los tristemente famosos “collares de fuego”, que la película no deja de mostrar. Tras años de dura segregación racial y constantes enfrentamientos armados, la llegada a la presidencia sudafricana del pragmático Frederik Willem de Klerk (Gys de Villiers), en 1989, supuso el comienzo del fin del apartheid, preparado a través de diversas negociaciones secretas con Mandela, y culminado con su liberación en 1990, la derogación de las leyes segregacionistas, la legalización del CNA, la aprobación de una nueva Constitución no racista y el acuerdo entre ambos líderes para establecer un gobierno de transición.
Justin Chadwick recrean todo este rico material sin estridencias formales, a través de una puesta en escena muy clásica, nítida en su planificación, de alto nivel emocional y que se apoya muy bien en la esmerada ambientación de Johnny Breedt, la preciosa fotografía de Lol Crawley, el fluido montaje de Rick Russell y la sugerente partitura de Alex Heffes —que ha optado a los Globos de Oro—, completada por una buena selección de canciones africanas tradicionales y modernas. También brilla Chadwick en la dirección de actores, especialmente respecto a la matizada interpretación del londinense Idris Elba (The Wire, Luther), que refleja con gran veracidad las grandezas de Mandela sin ocultar sus miserias, por ejemplo en sus años de lucha armada o en su conflictiva relación con sus esposas. Por eso resulta justa su nominación al Globo de Oro al mejor actor dramático, que puede culminar con su candidatura al Oscar.
Elogio especial merece el tono ponderado de la película, en general hagiográfico respecta a Mandela, pero que no oculta sus propios excesos, los de Winnie Mandela y los del CNA, aunque obvia la inspiración comunista de esta organización. Esta moderación refuerza la humanidad de los personajes, también los afrikaners, que son dibujados sin caer en la caricatura gruesa. El filme incluye crudos pasajes de violencia y algún apunte sexual demasiado explícito; pero no carga la mano ni en un punto ni en otro.
Queda así una notable producción histórica, de sólida factura formal, narrativa e interpretativa, y enriquecedora en su decidida exaltación del perdón, la reconciliación y la paz. Quizá no logre meterse entre las favoritas a los Oscar, pero podría ganar el Premios BAFTA a la mejor película británica. Y, desde luego, cabe aplaudir el Globo de Oro a la mejor canción que ha ganado Ordinary Love, de U2, su excelente tema de los créditos finales, ahora también candidato al Oscar.
[María del Pilar Madrigal y Alós – Colaboradora de CinemaNet]
Por la enorme importancia que adquirió Nelson Mandela en la etapa de madurez de su vida a nivel político y social esta adaptación al cine sobre su vida era muy esperada. El hecho de que coincidiera con el final parece casi una coreografía sorprendente…como tantos hechos que le tocaron vivir y de los que fue sacando mucho partido. Un hombre longevo con un pasado apasionante, eso es lo que se puede disfrutar en algo más de dos horas de proyección.
La coproducción entre británicos y sudafricanos ofrece un buen producto, admirar lo mejor que ofreció Mandela al mundo ha estado al alcance de cualquier alma sensible que se entusiasmara con conceptos como paz, tolerancia, unidad, integración. Más de ochenta años de segregación racial habían abierto muchas heridas en una rica Sudáfrica que no parecía encontrar el camino hacia la era moderna postcolonial. Mandela les brindó esa vía tras 27 años en la cárcel ( no olvidemos que antes de su etapa gloriosa fue un activista comunista de virulenta militancia, llegando a practicar actos de violencia que supusieron esas condenas carcelarias tan duras, hubo un pasado además de las ideas políticas que con el tiempo se fueron suavizando )
El guión adapta maravillosamente el relato que él mismo escribió, incluye todo, desde la infancia pobre en el campo hasta su consagración mundial. Quizá por eso hay que apreciar el conjunto, además de ciertos momentos emocionantes. La elección del actor protagonista ha sido excelente, Idris Elba entra muy bien en la piel de un hombre extraordinario y lo hace creíble. De su mano vemos cómo evoluciona, pasa de la pasión juvenil a la serenidad del recluso, reflexiona y cambia. Puede que precisamente por haber vivido los extremos acabase encontrando el centro, un punto medio para ser referente de muchos en todo el planeta y sobre todo esa fuerza que nadie esperaba encontrar en un excarcelado. Su elección como primer Presidente demócrata de una Sudáfrica multirracial, encontrar la manera de hacer entender a su población que podían ser uno y convivir tras tantos enfrentamientos dolorosos, hacer porque properaran. Dejó un legado que la película trata de plasmar con emoción y buen gusto. Tal vez tuvieron que seleccionar los momentos, las escenas, entre tanto, pero el mensaje está a la vista del espectador y se muestra con dignidad.
Ha sido nominada al Óscar como Mejor Canción 2013; al BAFTA como Mejor Película Británica; con 3 nominaciones a los Globos de Oro, entre ellos por Mejor Canción y en la Sección Oficial del Festival de Toronto. Se trata de una buena película que puede mover a la reflexión sobre temas importantes. Su tono épico no ha podido contener todo, pero eso en cine siempre cuesta. La interpretación es de mucha calidad y entretiene por la variedad de la ambientación. Recomendable sobre todo para adultos, los que entenderán mejor su figura y mensaje por haberlo conocido en vida y haber visto lo que fue capaz de hacer cuando a todos les parecía casi un imposible. Y lo hizo. Sobre todo por eso merecía una película que contara con respeto su legado a partir de la realidad de su trayectoria vital. El momento no pudo escogerse mejor, justo cuando tuvimos que dejarle ir. Gustará su narración directa.
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