Os presentamos Difret, un drama africano potente y comprometido, basado en un hecho real, un film de denuncia sobre la falta de libertad y de derechos de las mujeres en algunas culturas.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Difret |
SINOPSIS
En un pueblo de Etiopía, una adolescente de 14 años es secuestrada por unos hombres cuando volvía de la escuela y violada por el chico que quería casarse con ella. A la mañana siguiente, consigue escapar pero acaba matando a su pretendiente. Según la tradición etíope, raptar a la novia es una forma consolidada de matrimonio en la sociedad, por lo que Hirut debe morir por haber matado a su “amado”. Ante esta situación, la joven y tenaz abogada Meaza Ashenafi, creadora de la Asociación de mujeres abogadas de Etiopía, decide ayudarla.
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[Julio R. Chico – Colaborador de CinemaNet]
Secuestro de la Dignidad
Recientemente han llegado a los cines españoles una serie de películas de calidad estimable e incluso grande, realizadas por países de escasa tradición cinematográfica y con exiguos recursos de producción. Algunos ejemplos son “Timbuktu” (Mauritania) o “Mandarinas” (Estonia-Georgia) y ahora se suma “Difret”. Desde Etiopía, Zeresenay Mehari nos ofrece un incidente sucedido en un poblado cercano a Addis Abeba en los años 90, y también un testimonio de lucha contra tradiciones que nada tienen de humano y mucho de atropello salvaje. La fuerza de la película está en la propia historia y en partir de hechos reales. Así lo dice Angelina Jolie al presentarla como una de esas que la gente debe conocer, y así lo refrenda el hecho de haber ganado el premio del público en Sundance y una mención -también del público- en Berlín.
Estremecedora es la realidad de una tradición bárbara y dolorosa la vida de esas hijas a las que sus padres a duras penas pueden proteger. Hirut es una niña de catorce años que es secuestrada y violada por un joven del lugar que la pretendía, en compañía de sus amigos. Tras una breve reclusión, logra escapar y en la huida mata al agresor, para ser encarcelada y acusada de asesinato. La abogada Meaza Ashenafi será quien la defienda desde su Asociación de defensa de las mujeres. Es el comienzo de una lucha por la legalidad y por suprimir el matrimonio por rapto, costumbre del lugar que prescinde de la voluntad de la mujer y su derecho a elegir su condición.
Sin lugar a dudas, la cinta evidencia sus limitaciones cinematográficas, y adolece en algunos momentos de la fuerza de una dramaturgia que aporte expresividad, emplea con poca sutilidad los flash back o construye un guión excesivamente lineal que va directo al mensaje. Es, en definitiva, un cine de denuncia de una realidad vergonzante realizada con corrección, que lo entiende como instrumento al servicio de la persona y la sociedad. El dúo de actrices protagonistas resuelve su trabajo satisfactoriamente, aunque sus personajes no evolucionan ni abren perspectivas a una trama previsible. Estamos ante una película comprometida y ante una historia de superación en la adversidad, con una mujer fuerte y otra herida en lo más profundo, con un pueblo ancestral al que le cuestan incorporarse a la civilización, con unas autoridades timoratas incapaces de velar por los derechos del pueblo.
[MªÁngeles Almacellas . Cinemanet]
En Adis Abeba, la abogada Meaza Ashenafi ha creado un bufete dedicado a la defensa de mujeres sin recursos. El caso que se le presenta es muy delicado, puesto que incide en una tradición fuertemente arraigada en Etiopía, el llamado “telefa”, que consiste en raptar y violar a la muchacha a la que se ha elegido para el matrimonio. En esa ocasión se trata de Hirut, una adolescente de 14 años, de familia pobre, pero muy prometedora por sus resultados en la escuela. Cuando regresaba a su casa con la alegría de unas brillantes calificaciones y del buen informe del maestro, es raptada por un grupo de hombres que la llevan a una casa solitaria donde es violada por el que pretende ser su “futuro marido”. En un descuido de los guardianes, Hirut logra escapar, pero es alcanzada y acaba disparando sobre su violador. Según las leyes del país, al tratarse de un acto en defensa propia, podría ser declarada no culpable y, por tanto, absuelta. Pero, según las costumbres tribales, es reo de muerte.
Meaza Ashenafi asume su defensa que, teóricamente, debería estar amparada por las autoridades nacionales, puesto que Hirut tiene derecho a un juicio justo. Pero la abogada va a encontrarse con un hostigamiento constante por parte del gobierno, en la persona del ayudante del fiscal, y de la misma policía, que, sin embargo, debería velar por la seguridad y las garantías de los ciudadanos. Meaza no sólo no se rinde, sino que, incluso, se implica personalmente en la situación angustiada de Hirut, y entre ambas llega a establecerse una relación afectiva de ternura y solidaridad.
Dirigida por la etíope Zeresenay Berhane Mehari y producida por Angelina Jolie, “Difret”, basada en un hecho real, muestra de forma dura, pero con gran delicadeza y respeto, a una serie de personajes que se han plegado al peso de unas normas tribales consuetudinarias, a pesar de que contradicen claramente las leyes en vigor y los derechos más elementales de las mujeres. El grupo de abogadas lucha valientemente por la justicia, llegando, incluso, a atreverse a querer llevar al banquillo al mismo ministro, por incumplimiento de las leyes del país.
Excelente película para reflexionar sobre el coraje de luchar en defensa de la justicia y de la verdad, de vencer el miedo y la propia comodidad para comprometerse con el dolor ajeno, aunque eso suponga arrostrar dificultades y peligros.
Crítica cedida por la Fundación López Quintás
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