Oda a mi padre es una película que ha cosechado un éxito extraordinario en su país de origen: ¡más de diez millones de espectadores! Se trata de un relato épico que se convierte en un auténtico homenaje a la generación que ahora ya es anciana, y que lo sacrificó todo por el bien de su familia.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: Gukjesijang |
SINOPSIS
En los años 50 estalla la Guerra que divide Corea. Siendo niño, Duk-soo tuvo que decir adiós a su padre durante una evacuación de refugiados de Corea del Norte. Las últimas palabras que le dijo fueron la promesa de que siempre protegería a la familia en su lugar. Duk-soo crece y este compromiso le lleva a trabajar a las minas de carbón en Alemania, e incluso a la selva de la guerra de Vietnam.
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CRÍTICAS
[Juan Orellana . Alfa y Omega]
Es frecuente asociar la idea de cine coreano con impactantes películas de acción y thrillers desmadrados, aunque de gran calidad narrativa. Oda a mi padre es, sin embargo, un largometraje dramático que nos recuerda más a la sensibilidad del cineasta chino Zhan Yimou que a las mencionadas cintas violentas.
La película arranca en diciembre de 1950, en el puerto de Hungnam, que está lleno de refugiados de la guerra de Corea. En medio del caos, Duk-soo, de doce años de edad, ve cómo su vida cambia en un abrir y cerrar de ojos cuando su mano resbala y pierde el rastro de su hermana menor, a la cual había prometido no soltar nunca. Dejando atrás a su padre, que se queda a buscarla, Duk-soo y otros miembros de la familia escapan a Busan y se establecen en el bullicioso mercado Gukje, esperando a que el resto de la familia llegue. Así arranca una película río que nos va a llevar hasta la ancianidad de Duk-soo (Hwang Jung-min). Un largo recorrido existencial, que nos conduce desde la más tierna infancia a la senectud, en un camino que solo busca lo mejor para sacar adelante a la familia. Aventuras, dramas, dolores y alegrías jalonan una vida de sacrificio por los más queridos.
El director de Corea del Sur Youn Jk lleva a la pantalla una historia que siempre quiso contar como homenaje a tantos padres anónimos que gastan la vida por los suyos. Para ello ha contado con un guion de Soo-jin Park y con unos intérpretes de máximo nivel en Corea. «Siempre he sentido pena por mi padre, que a lo largo de esa época de pobreza y lucha vivió no para sí mismo, sino para toda su familia. Espero que esta representación de la generación de nuestros padres, quienes ferozmente sobrevivieron a su época, pueda inspirarnos a todos para volver a mirar nuestras vidas con una nueva luz». Estas declaraciones del director se traducen en una puesta en escena vigorosa, con algunos momentos de gran dramatismo, combinados con otros más humorísticos que dan respiro a la narración.
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