Viuda Negra

Guillermo Altarriba

Director de contenidos de CinemaNet. Periodista y politólogo por formación, dibujante y cinéfilo por vocación. Creo que pensar el cine para cambiar el mundo es una meta difícil y loca: por eso vale la pena dedicarle tiempo y esfuerzo. VTR.

Natasha Romanoff, la Viuda Negra, era uno de los pocos personajes protagonistas del Universo Cinematográfico Marvel (MCU) sin una película en solitario, y el resultado cumple con las expectativas. Viuda Negra -que llega a los cines y a Disney+ tras superar varios retrasos- es una fusión del género superheroico y el cine de espías que da lo que promete: un festín de coreografías, aventuras y momentos espectaculares que te mantienen pegado a la silla con gusto durante un par de horas.

Scarlett Johansson recoge el testigo de personajes como James Bond y da vida a una heroína alejada de los conflictos cósmicos que vive con sus compañeros Vengadores. Aquí el foco está puesto en el pasado de la Viuda Negra: mientras huye de la justicia tras los eventos de Capitán América: Civil War, Natasha se cruza con otra superespía, Yelena (Florence Pugh), que fue su “hermana” postiza cuando ambas eran niñas, durante una misión de infiltración en EEUU.

Ambas fueron entrenadas en la Sala Roja, un lugar oscuro donde sufrieron un proceso traumático que las convirtió en asesinas implacables, a las órdenes de la Unión Soviética. Natasha estaba convencida de que había acabado con el responsable muchos años atrás, pero descubrirá que la realidad es mucho más oscura y complicada de lo que imaginaba. Con todo, con la ayuda de Yelena se propone zanjar el asunto de una vez por todas.

Con esta premisa, la película cumple como taquillazo veraniego, y entre las explosiones y las persecuciones explora algunos temas interesantes, aunque ninguno con especial profundidad. Tal vez el más evidente sea el de la dignidad femenina, ya que la trama gira en torno a un hombre poseyendo -literalmente- la mente y el cuerpo de decenas de chicas jóvenes para su beneficio.

Conviene recordar que, tras Capitana Marvel, se trata de la segunda gran producción del MCU protagonizada por una mujer -o la tercera si contamos Bruja Escarlata y Visión-. La forma en que se aborda el tema, desde la metáfora de la mencionada Sala Roja y el control mental, recuerda a casos de abuso de poder como el del ex productor de Hollywood Harvey Weinstein, y en cualquier caso nunca está de más recordar la dignidad inherente a todas las personas.

Viuda Negra también plantea reflexiones sobre la importancia de la familia, aunque no se trate de una familia biológica. Lo hace a través del vínculo que forman los cuatro espías -Natasha, Yelena y sus “padres”- durante una misión. Dado que hablamos de una película de superhéroes, además, se presuponen valores como la valentía o la necesidad de apoyarse en los amigos para encarar los retos.

En lo actoral, el trabajo de Scarlett Johansson funciona -aunque no sorprende- y son los secundarios quienes aportan la salsa necesaria a la mezcla para que todo funcione. Destacan el carisma de Florence Pugh -una estrella en ciernes- y el patetismo entrañable de David Harbour, en el papel del Guardián Rojo, el “padre” de Natasha y Yelena.

Con estos ingredientes, y un guion sólido que no busca reinventar la rueda, la directora Cate Shortland firma una película muy adecuada para estas vacaciones. Este verano, Marvel nos ofrece una de espías.