La ciudad es nuestra (Miniserie) | Dura, excelente y precisa

Gabriel Sales

Periodista y especialista en Comunicación y Branding digital. Cinéfilo y crítico de cine y series de televisión.

¿Te suena The Wire (2022) de David Simon y George Pelecanos? Seguro que sí, pues hablamos de una de las mejores series de la historia de la televisión, y la más preciada para algunos. Sin entrar en este debate, para este análisis partiremos de que los directores y guionistas de la misma han puesto su innegable talento al servicio de la miniserie que nos ocupa: We own this city (‘La ciudad es nuestra’).

Para lograr su cometido, estas dos figuras se han unido a Reinaldo Marcus Green, director de El Método Williams (2021), para formar un trípode muy conveniente a la hora de adaptar y relatar en pantalla la trama policial corrupta que se dio en el cuerpo de Baltimore, Estados Unidos. Cada uno con sus virtudes, pero Simon como mente pensante que está detrás de todo. Es por ello que vemos mucho de su sello: alta densidad, a veces pesadez, falta de entendimiento al comienzo de la historia, perfecta definición de los elementos que luego se conectarán…todo muy del periodista americano.

Lo que también se nota es cómo abarca todos los estratos sociales para describir brillantemente lo que sucede y las motivaciones de estos acontecimientos tan terribles, también las referentes a los policías corruptos. No hay un juicio de valor, sino que la historia se narra en tiempo real (con ciertos flashbacks para complementar la información ofrecida) como presentación fría de los problemas dados en los barrios más pobres de la ciudad. Y para dar más credibilidad al discurso, uno de los puntos diferenciales con The Wire es la explicitud en cuestión de la extorsión, violencia, robo, falso testimonio y demás actitudes inmorales de los agentes.

Acerca de la densidad del relato, Simon sigue con su marca de la casa abordando todo con mucha dureza y sobre todo inteligencia, diálogos difíciles de seguir por sus tecnicismos y con multitud de elementos a tener en cuenta. Los seis capítulos están llenos de infinidad de detalles que luego entrarán en sincronía para formar el mapa completo, haciendo de la puesta en escena un aspecto tremendamente cuidado. Hace falta que el espectador tenga mucha paciencia para entender todo, pues se le exige una atención poco habitual. En todo caso, es un producto para personas adultas. Otro punto interesante, muy Simon, es que La ciudad es nuestra rebosa realismo, pudiendo parecer una especie de documental que no respeta la obra ficcionada al uso: comienzo y fin no están claros, dando síntomas de ser un recurso claro para denotar que este tipo de tramas ya existían antes de esta serie y seguirán existiendo en el futuro.

Por último, mención especial a Jon Bernthal, que interpreta bravísimamente su figura controvertida. Es un actor que genera mucha controversia dado su carisma arrollador para determinados papeles. Este es uno, y lo borda, dando muchísima expresividad al personaje y elevando el nivel de la narración.

En definitiva, hablamos de una miniserie de mucho nivel que recuerda enormemente a la obra maestra de Simon y Pelecanos. No llega a ese nivel, pero sí ofrece al televidente innumerables virtudes vistas en la otra. Recomendable 100% para los amantes del cine policíaco, aunque en este caso la línea argumental no sea la de resolver casos, sino la de retratar la corrupción de los que debieran hacer ese trabajo.