Eric | Los monstruos son de carne y hueso

Javier Muñoz Morales

Soy Licenciado en Administración y Dirección de Empresas, así que se supone que lo mío son los números. En realidad, prefiero los libros y el cine. Estoy convencido de que detrás de cualquier película hay una visión del hombre y del mundo que merece la pena descubrir

Netflix nos presenta Eric, una serie aparentemente blanca y amable que se convierte rápidamente en un thriller oscuro y trepidante. Su principal reclamo es Benedict Cumberbatch, que borda su actuación interpretando a Vincent y poniendo también la voz del monstruo Eric. Pero está muy bien acompañado por otros personajes interesantes, destacando el papel de McKinley Belcher III como el inspector Ledroit.

En torno a la desaparición de Edgar la serie plantea dos tramas principales, ambas con el mismo objetivo de fondo, que es encontrar al niño, pero a la vez muy diferentes. Por un lado veremos la trama familiar, que se centra en el drama de Vincent y Cassie, los padres de Edgar; e iremos conociendo la historia del matrimonio y sus problemas, tanto personales como de pareja. Por otro lado veremos la trama policial, que nos abre la puerta a un mundo oscuro y sórdido de corrupción, un caso anterior no resuelto y redes de abuso de menores. Y de ambas tramas principales saldrán ramificaciones y personajes secundarios, todos ellos muy interesantes que aportan al resultado final de la serie.

Eric está ambientada en la Nueva York de los años 80, y acierta de pleno en cómo nos presenta la ciudad y su ambiente: unas calles sucias, dominadas por la droga y las personas sin hogar, con una vida nocturna sórdida y sacudida por el SIDA, una enfermedad nueva y desconocida con un crecimiento exponencial en aquellos años.

La serie introduce un elemento curioso y es el monstruo que el propio Edgar dibuja y que su padre Vincent está empeñado en dar forma para incluirlo en su programa infantil Good Day Sunshine y de esta manera encontrar a Edgar. Las escenas en las que Vincent y Eric interactúan son curiosas, algunas veces divertidas, pero no dejan de ser un poco planas. Puede venirnos al recuerdo Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona, pero este Eric peludo no tiene la misma profundidad.

Una de las principales virtudes de la serie es precisamente la capacidad para combinar elementos más blancos, amables y familiares, con otros elementos mucho más oscuros. Además, el ritmo que imprime la serie en todos sus capítulos es el adecuado, y el mismo número de capítulos, seis en total, también hacen que el producto sea muy llevadero para el espectador. No hace falta alargarlo más.

La serie nos muestra algunos temas interesantes: la gestión de un matrimonio en crisis, la soledad de casi todos sus personajes, el mundo de las adicciones y cómo pueden llegar a atrapar a una persona, los monstruos de carne y hueso que nos podemos encontrar en nuestro día a día y, muy especialmente, la enfermedad mental de Vincent, donde brilla la interpretación de Benedict Cumberbatch. Y en todo esto y a lo largo de toda la serie sobrevuela un pesimismo constante. Quizás el único contrapunto positivo sea la esperanza a prueba de bombas que tanto Vincent como Cassie tienen en que su hijo acabe apareciendo.

En resumen, Eric es una serie interesante, con buenas interpretaciones y una historia original; pero no es un producto para niños en absoluto; el trailer es muy ilustrativo en ese sentido. La única pega es que, siendo una buena serie, quizás podría haber llegado a más explotando las posibilidades del propio monstruo.