Wolfs | Si no puedes con tu enemigo, alíate con él

Miguel Soria

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la UCM, Máster COPE de Radio y Televisión; crítico de cine en Pantalla90 y responsable de la sección de videojuegos en Aceprensa; director y presentador del pódcast 'Enciende el mando'

Dicen que cambiar de aires sienta bien, que coges nuevas ideas, más frescas, y puedes acometer una empresa con más fuerza. Eso ha debido de pensar Jon Watts, proveniente del Universo Cinematográfico Marvel con las tres recientes películas de Spider-Man (a ver si Sony vuelve al sentido común y volvemos a escuchar “Espiderman” en lugar de “Espaiderman” en el doblaje al castellano). Aquí se desvincula totalmente del cine de superhéroes para darnos algo más cotidiano: Wolfs, que vuelve a unir en pantalla a los dos galanes George Clooney y Brad Pitt.

Un facilitador profesional (George Clooney) es contratado para encubrir un crimen de alto nivel. Pero cuando aparece un segundo facilitador (Brad Pitt) y los dos “lobos solitarios” se ven obligados a trabajar juntos, su noche se descontrola de un modo que ninguno de los dos esperaba.

Es muy difícil no ver a Danny Ocean y a Rusty Ryan de la saga Ocean’s si vemos juntos a Clooney y Pitt compartiendo planos y es el principal reto del filme, de ahí que Watts, que también escribe el guion, ha llevado su rivalidad al máximo: dos personajes que no se soportan deben trabajar juntos. Y la cosa funciona bastante bien porque los dos actores tienen química, sean aliados o rivales, resultado de muchos años de actuación y una profunda amistad dentro y fuera del plató.

El caso es que la película funciona más o menos, ya que hay numerosos tramos muy lentos en los que se echa en falta el ritmo, y otros en los que éste se dispara hasta cotas insospechadas, como la persecución por la calle o un tiroteo muy intenso. Los diálogos tampoco ayudan ya que se citan a muchas personas pero no aparecen en pantalla, teniendo el espectador que imaginar por qué se ha montado el lío que se describe e incumpliendo así una máxima del cine: “Don’t tell me, show me”. Hay verborreas que, aunque son divertidas, se hacen largas y casi incomprensibles.

Sin embargo se agradece que el filme denuncie los excesos que llevan a cabo tantos representantes y cargos públicos que hacia fuera venden que llevan una vida intachable y dan lecciones de moralidad a otros criticando su comportamiento, pero de puertas hacia dentro sus decisiones son, cuanto menos, cuestionables, incluso peores de lo que han criticado, pero no admiten críticas cuando se descubre la realidad y empiezan con el “y tú más” para intentar no rendir cuentas.

Por todo ello tenemos una película de compañeros (“buddy movie”) con tres actores (dos compañeros y un tercero de extra) que dan señales de que se lo han pasado genial rodando juntos aunque el guion no acabe de estar claro ni redondeado. Puede gustar a los que busquen algo distinto al cine comercial que inunda las carteleras y los portales de streaming.