Uno de mis grandes maestros en Deontología médica y en Bioética fue el Dr. Gonzalo Herranz; escribió –entre múltiples publicaciones– un espléndido trabajo en el que alentaba a defender, con empeño, el derecho humano y universal a vivir con defectos sin ser molestado o discriminado por ello; sin olvidar que, quien lo necesite pueda recibir de la Medicina la ayuda para curarlos o mitigarlos, haciéndolos tolerables para el que los sufre y para los que le rodean[1]. Pongo la referencia de su artículo y me limito ahora a recordar algunos aspectos tanto de lo descrito por el Dr. Herranz como por los que nos sugiere la experiencia.
¿Acaso no es atractivo hacer grata la convivencia? Quizás exige una parte de ciencia, pero también y no es poco, de compasión y tolerancia. Al citar la compasión me sirve centrarla no solo en la vulnerabilidad, sino en la grandeza de cada persona. Se abre así un ancho sendero a la vida sin equívocos autismos, y hasta cierta tolerancia familiar. El mensaje certero es que no podemos ni debemos ser tiranos de la normalidad. Es una tentación –y un equívoco– identificar al hombre con sus problemas, reducirlo a lo que tiene estropeado.
En esta línea el Dr. Herranz defiende que de la diversidad individual vienen a la familia humana muchas bendiciones, biológicas unas y personales y sociales otras, que nos hacen capaces de adaptarnos a las mil circunstancias de fuera y, sobre todo, de ser siempre y continuamente cada uno de nosotros una caja de buenas sorpresas para uno mismo y para los demás. Sí, hay que seguir asombrándose ante lo “sacrum” de cada vida humana, pues junto a los defectos de cualquier índole, que a todos nos acompañan, hay algo superior: somos personas. “Polvo enamorado”, diría Quevedo. “Caña pensante”, según Pascal. “Un gran coloso con los pies de barro”, leemos en la Biblia. “Espíritu en el tiempo” afirmará Leonardo Polo.
Veamos las “ventajas” de los fallos en tres películas cuyos protagonistas son seres reales.
1. El discurso del rey (2010)
El largometraje recrea un episodio real de la vida de Jorge VI (1895-1952) de Inglaterra. Cuando le llega el momento de acceder al trono en 1937, por su tartamudez parece incapacitado para llegar a su pueblo que, en esas circunstancias, necesita un líder. Estamos en los albores de la Segunda Guerra Mundial, Hitler amenaza a Europa, e Inglaterra se encuentra al borde de la guerra. Es urgente, por ello, que supere tanto su defecto de dicción como unos miedos que le encorsetan desde la infancia.
Tras infructuosos intentos para vencer estos fallos, su esposa Isabel, la futura reina madre, encuentra al hombre que le puede curar, el australiano Lionel Logue, un logopeda de métodos nada convencionales. A pesar del choque inicial entre Albert y Lionel, los dos se sumergen de lleno en una terapia que les llevará a establecer un vínculo inquebrantable de amistad. Es lo más importante de la película.
Una amistad fecunda que ayudó al rey a corregir la dicción; la dicción, a su vez, devolvió la confianza al rey; y el rey dio el discurso que lideró al Imperio británico a su victoria en la Segunda Guerra Mundial. «El discurso del rey» es transmitido por radio al pueblo en 1939 para pedir unidad frente al peligro nazi, y también renace en el interior de Jorge VI la recuperación de la autoestima y la grandeza de ánimo, constreñida por el pasado y el protocolo. Jorge VI cuenta con el apoyo de Logue, con el de su familia y con el de su gobierno. Su discurso radiofónico inspirará a su pueblo y lo unirá en la batalla.
2. La teoría del todo (2014)
Stephen Hawking (1942-2018) fue conocido por su valor extraordinario como cosmólogo junto con su falta de rigor cuando trata de fundamentar filosóficamente hallazgos físicos. Es uno de los científicos más prestigiosos del siglo XX. En la película se nos invita a conocerlo, un icono inamovible que no habría llegado a dónde está sin su extraordinaria personalidad y fuerza de voluntad y el apoyo incondicionado y total de Jane, su mujer. Un biopic repleto de humanidad.
Hawking aparece en el film siendo un joven universitario al que prontamente se le diagnostica una enfermedad que causa atrofia progresiva del movimiento voluntario de los músculos. Aunque le dieron sólo dos años de vida, Hawking no solo sobrevivió, sino que fue capaz de llevar una vida académica relevante. Tiene algunas secuencias muy logradas, especialmente al inicio de la relación entre Stephen y Jane, como el momento en que ella le hace ver que su amor vencerá los obstáculos.
Jane Hawking, la mujer que compartió su vida desde 1965 hasta 1991 escribió el libro Hacia el infinito. Mi vida con Stephen Hawking (Lumen). La autora muestra su amor platónico por el científico, su entrega fiel y absolutamente abnegada, el nacimiento de sus hijos, los numerosos premios otorgados a su marido, y también, las dificultades que principalmente por el agravamiento de la enfermedad, que terminó en un divorcio, afirmando que llegó tal situación que en su matrimonio se encontraban cuatro socios: “Yo, Stephen, la enfermedad y la diosa de la Física”. Ambos se llevaron bien siempre. La película termina con palabras del mismo Hawking, señalando que el gran triunfo de su vida fueron sus tres hijos.
3. Maudie, el color de la vida (2016)
Maudie Lewis (1903-1970), la importante pintora de arte folclórico que enamoró a Norteamérica, sin salir de su sencillísima casa; no es conocida en Europa, pero en el Continente americano sus dibujos y pinturas coloristas, con profusión de paisajes, flores y animales, alcanzaron fama a mitades del siglo XX y consiguieron un éxito de ventas. El entonces vicepresidente de los EEUU, Richard Nixon, fue un gran amante y comprador de sus las obras.
Era una mujer alegre, con una especial dulzura, que tuvo una vida difícil debido a una artritis reumatoide y a una artrosis precoz que físicamente fueron deformándola y le crearon dificultades no sólo de movilidad sino también supuso una barrera para sus relaciones sociales. Cuando la artista contaba 33 años, se vio marginada y humillada por los únicos parientes que le quedaban. Y la vida sigue. Everett era un rudo y huraño pescador de vida sencilla y solitaria en un salvaje lugar de Nueva Escocia. Puso un anuncio buscando una para poner algo de orden en su caótica cabaña perdida en medio del campo. Él había crecido en un orfanato y no sabía nada de relaciones humanas, ni de afectos. Maudie no tarda en ofrecerse y encargarse de esa tarea. Lo que comenzó siendo una difícil convivencia entre dos polos opuestos poco a poco fue transformándose en una historia de amor.
La directora Aisling Walsh (ganadora de más de 20 premios de festivales de cine internacionales) y la guionista Sherry White nos acercan este personaje profundamente humano, que rezuma optimismo y sentido práctico a pesar de las circunstancias tan amargas que marcaron su existencia. Verla trabajar con manos deformes y agarrotadas es, en sí mismo, un himno a la superación personal y al amor a la belleza por encima de toda la fealdad física y moral del entorno.
[1] Cfr. Herranz, G. en Tomás, G. La Bioética, un compromiso existencial y científico. Tomo III, 11-19, Murcia, 2006