Aunque es considerado uno de los maestros del cine estadounidense contemporáneo, gracias a películas como Carrie, Dressed To Kill y Scarface, Brian De Palma no tiene actualmente una relación muy feliz con Hollywood. Por eso cuando habla acerca del futuro que le espera dentro de la industria fílmica de este país lo hace con un marcado pesimismo y sin mucho entusiasmo.
«Todo ha cambiado radicalmente en los últimos 10 años, a tal punto que las películas han dejado de ser un medio de expresión artística y humana para convertirse en una mercancía como cualquier otra, sujeta a las leyes de demanda y oferta que existen en el mercado. El cine de ahora no se hace con ideas y sentimientos sino más bien teniendo en la mente el diseño de estrategias publicitarias y campañas de promoción y mercadeo con las cuales poder vender un nuevo producto comercial», explicó días antes del estreno de su nueva película, The Black Dahlia.
Basada en el libro del mismo título, escrito por el novelista James Ellroy, The Black Dahlia marca para Brian De Palma una buena oportunidad para reencontrarse con el público que lo ha seguido a través de su carrera.
«No estoy muy seguro de qué forma van a responder los espectadores frente a una película como ésta. Tengo confianza en que la sensibilidad y la inteligencia de muchos de ellos no han sido avasalladas, todavía, por el exceso de información que han traído consigo la internet, la televisión por cable y los teléfonos celulares; sin embargo a lo mejor estoy equivocado», señaló De Palma con un toque de ironía.
Producida de forma independiente, con recursos económicos obtenidos fuera de Estados Unidos, The Black Dahlia fue filmada en Sofía, Bulgaria, donde pudo recrearse detalladamente el paisaje urbano de Los Ángeles durante la década de los años 40.
«Ninguno de los estudios que hay en Hollywood quiso tomar el riesgo que significaba producir una película tan compleja y oscura como iba a ser The Black Dahlia, ni siquiera porque estaba basada en un libro que se convirtió en best seller desde que se publicó por primera vez», apuntó el creador de Body Double y Raising Cain. «Por esa razón se decidió buscar el dinero que se necesitaba para realizarla en Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y otros países de Europa. La forma en que se pudo hacer fue vendiendo, por anticipado, los derechos de exhibición en cada uno de ellos. Finalmente, después de negociarlo durante varios meses, Universal Pictures aceptó distribuirla aquí en Estados Unidos».
«Debido a las limitaciones presupuestales que teníamos, los productores decidieron que se llevara a cabo el rodaje de nuestro filme en algún lugar de Europa del Este», añadió De Palma. «Y no fue una mala idea porque Dante Ferretti [director artístico], Vilmos Zsigmond [director de fotografía] y yo logramos encontrar muy buenos técnicos en los estudios de cine donde se construyeron los escenarios con los que se reprodujeron ciertas partes de Los Ángeles».
Aunque admira la obra literaria de Ellroy, De Palma considera que la cinta The Black Dahlia tiene una identidad propia y que, por eso mismo, no debe ser comparada con el libro original.
«Se equivocan quienes piensan que yo dirigí una versión cinematográfica del texto escrito por Ellroy. Lo mío es una cinta de ficción que utilicé para dar a conocer mi punto de vista sobre el caso de Elizabeth Short. Cuando fui invitado a dirigir The Black Dahlia, ya existía el guión en el que Josh Friedman había estado trabajando durante varios años para David Fincher, el primer director que estuvo ligado al proyecto. Se trataba de una estupenda adaptación, pero no era exactamente lo que yo deseaba hacer. Así que junto a [Friedman] desarrollé la visión que finalmente pude imprimirle a mi película. La cual, creo yo, va a ser considerada demasiado compleja y tortuosa por algunos de los ejecutivos de Hollywood».
En The Black Dahlia, como una muestra de su capacidad creativa, Brian De Palma se dio el lujo de revelar los múltiples secretos que habían estado ligados al salvaje crimen cometido en contra de Elizabeth Short, alias «The Black Dahlia», joven aspirante a actriz que fue encontrada muerta en el Crenshaw Bulevar la mañana del 15 de enero, de 1947.
«Nadie sabe con exactitud quien fue el responsable de su cruel asesinato», señaló De Palma. «Durante muchos años se ha tratado, inútilmente, de encontrarle una respuesta lógica y coherente a ese enigma. Pero ninguna de las pistas que lograron encontrar los policías y detectives involucrados en el caso arrojaron algún saldo positivo. Después de casi seis décadas el misterio en torno a The Black Dahlia sigue tan vigente como antes. Lo que yo hice en mi película fue un ejercicio de imaginación que me permitió, a través de una hipótesis artística, exponer los nombres y los rostros de aquellas personas que tuvieron una participación activa en la muerte de Elizabeth Short. Esto, por supuesto, no tiene nada que ver con el libro de James Ellroy y lo que ocurrió en la realidad».
Reconocido por la fascinación que siempre han ejercido sobre él las películas que pertenecen al llamado «cine negro» (film noir), De Palma describió a The Black Dahlia como una cinta donde están presentes todos los elementos que caracterizan a dicho género cinematográfico.
«Las motivaciones que guían a los personajes que aparecen en The Black Dahlia son muy específicas, a tal grado que pueden ser fácilmente reconocibles por cualquier espectador», aseguró De Palma. «En todo buen film noir los protagonistas se encuentran en una situación límite, movidos por la ambición, la avaricia y los deseos sexuales. Eso los lleva a romper cualquiera de las leyes morales y éticas establecidas por una sociedad en que, detrás de una fachada decente y pulcra, prevalecen la hipocresía, la decadencia y la corrupción».
«Es por tal razón que yo he dicho que The Black Dahlia no es tan sólo la historia de un crimen, sino más bien la descripción de un mundo muy similar al nuestro en el que sus habitantes siempre terminan siendo víctimas de sus propias obsesiones. Pienso que eso establece una conexión directa entre mi película y Double Indemnity, The Postman Always Ring Twice y The Big Sleep, tres ejemplos clásicos del film noir.
Juan Rodríguez Flores