La intimidad real: la última frontera
El Reality Show no es nuevo; si debiéramos buscar antecedentes muy antiguos podríamos remontarnos incluso a Cámara Oculta (Candid Camera ), programa entonces bastante ingenuo e inofensivo para los estándares actuales. ¿Lo recuerdan?
[Martín Palma Melena. Colaborador de CinemaNet]
No obstante, el género sufrió una mutación con Big Brother (nombre dado por inspiración de la novela 1984 de Orwell), serie emitida originariamente en Holanda allá por finales de la década de 1990 (al respecto, Wikimedia señala como fecha exacta un 16 de septiembre de 1999).
En este reality, en su versión original holandesa, el formato era el siguiente: un grupo de personas normales habitaban una casa y estaban aisladas del mundo exterior y eran filmadas las 24 horas del día y podían ser eventualmente eliminadas según las reglas del juego, dinámica con un periodo determinado de duración (como toda serie, existían temporadas e iban rotando los participantes o sobrevivientes tras todas las expulsiones).
Después el programa tendría adaptaciones en diversos países; versiones con variantes aunque con el mismo formato.
En el 2005, por iniciativa de la cadena alemana RTL y de Endemol (productora de la versión holandesa y primigenia del programa), el Big Brother dio un paso más en su versión alemana: el reality tendría como set todo un pueblo artificial y una duración ilimitada.
Al momento de escribir estas líneas, ignoro en qué habría quedado este proyecto. En todo caso, ya de por sí resulta escalofriante la sola pretensión de hacer verdadera la historia de la cinta The Truman Show (U.S.A., 1998).
En el 2007, el Big Brother británico (versión llamada El Gran Hermano de los famosos) fue motivo de controversia: Jade Goody, una de las participantes, fue expulsada de la serie por comentarios racistas contra otra participante, la actriz india Shilpa Shetty.
En la cadena FoxLife, la sexóloga puertorriqueña Alessandra Rampolla conduce el programa Alessandra a tu Manera y aconseja a las mujeres sobre cómo vivir mejor su sexualidad (y acaso estoy siendo un poco eufemístico).
Pienso, esta serie basa su éxito también en el escándalo, aunque en un escándalo muy sutil (valga el contrasentido) y consistente en un contrapunto entre el tema abordado y el estilo empleado; consistente en el contraste producido por hablar con un tono entre reposado o indolente y hasta académico sobre cuestiones en ocasiones hasta intrínsicamente morbosas sea cómo se les mire o sea cómo se les plantee.
Es decir, la Rampolla ventila temas que a veces se refieren no sólo a la sexualidad sino ya a la genitalidad (valga la aclaración, la sexualidad no queda agotada en la genitalidad pues también puede ser una verdadera pedagogía para ordenar los afectos); y ella ventila estos temas mostrándose aun así muy aséptica y circunspecta y natural y hasta condescendiente (y ¿cínica para algunos?): tan aséptica como si recetara aspirinas; tan circunspecta como si diera lecciones de piano; tan natural como si hablara del clima; tan condescendiente como si enseñara a cepillarse los dientes (en el Perú transmiten SexoConsentido, programa que pretende imitar al de la puertorriqueña, aunque el calco ya es muy obvio).
De allí, ella resulta novedosa o inquietante (ya depende del juicio valorativo de cada quien): por mostrarse imperturbable al presentar temas que la conductora podrá tocar como fríos objetos de estudio pero que a su vida privada quizás no sólo la involucraría sino hasta ya la expondría directa o indirectamente ante el público (pues finalmente esta sexóloga mediática también es una mujer y por lo mismo también podrían concernirle eventualmente no sólo en lo profesional sino también en lo personal si no todos sí siquiera algunos aspectos de las materias abordadas). Y ojo, esto no le resta méritos a Rampolla, a quien se le observa como una experta muy preparada y muy actualizada en su especialidad (algo transparentado en los diálogos)
Año 2009, ¿recuerdan a Jade Goody? ¿Aquella participante expulsada del Big Brother británico por ofensas xenófobas contra una actriz india? Lamentablemente, ella ahora adolece de un cáncer terminal; sin embargo, la chica se va a casar y ha vendido a una canal de televisión y a una revista los derechos exclusivos de su matrimonio; no sólo eso, aquella mujer a su agonía ya la venía trasmitiendo por los medios, y esto también por razones crematísticas.
Y estos casos ¿a qué vienen? Me brindan un muestreo para tentar algunas reflexiones sobre la evolución en la búsqueda de audiencia y de popularidad dentro del mundo del espectáculo (y hablo únicamente de un muestreo pues tampoco estoy escribiendo una historia general del Reality Show o algo así). Y para tales efectos, algo les adelanto: cuando toda fórmula ya queda agotada para entretener, no queda más para ofrecer que la intimidad, pero la intimidad real pues la ficticia tal vez ya no distrae a nadie. Y resalto dos palabras que serán claves en el resto de mi texto: realidad e intimidad.
Al principio, para atraer espectadores y divertirlos, sólo basta la fórmula de la realidad, y en este punto bien podríamos remontarnos hasta la ya mencionada Cámara Oculta.
Pero la realidad llega a ser insuficiente y debe sumársele la intimidad, aunque una intimidad inicialmente sólo cotidiana. Y en esta etapa ya nos encontramos con Big Brother en su primera versión, la holandesa. A partir de aquí, dentro del Show business en general (y no necesariamente sólo dentro del género del Reality Show), la realidad es una constante pero la intimidad va sufriendo cambios.
Posteriormente, la intimidad cotidiana por sí sola ya no funciona: por tanto, se le vuelve vitalicia y se le amplia a todo un pueblo (aun cuando éste sea pre-fabricado). Y en esta fase hallamos a la versión alemana del Big Brother en su afán por emular a The Truman Show.
En algún momento, la intimidad cotidiana por sí sola ya es aburrida (aun siendo vitalicia y extendida a una locación mayor); debe hacérsele entonces un poco más controvertida. Y en este punto ya arribamos como ejemplo al episodio del comentario racista de Jade Goody en el Big Brother británico.
De pronto, la intimidad controvertida ya es insuficiente; debe añadírsele dosis de sexualidad, pero una sexualidad tabú como la concerniente a las mujeres (pues la de los hombres acaso nunca fue un misterio). Y claro, no olvidemos, esta nueva intimidad si bien siempre busca entretener, continúa siendo real: por eso debe mostrársele todavía sólo en términos verbales y docentes, (por supuesto, tanto escándalo podría ser contraproducente y no atraer sino ahuyentar al público, al que más bien hay que ir adiestrándolo paulatinamente para propuestas futuras más audaces). Y ya en esta parte entra a figurar la carismática y calificada Alessandra Rampolla, quien es una divulgadora de su disciplina pero también se inscribe de alguna forma en el negocio del espectáculo.
Pero la intimidad real ya no vende ni distrae ni con dosis de una sexualidad aún tabú como la femenina; debe entonces volverse macabra. Y a estas alturas nos tropezamos nuevamente con Jade Goody, quien ahora está vendiendo los derechos de transmisión de todo su drama (incluso, siento hasta cierto remordimiento por cómo esta mujer inglesa encaja tan bien en las reflexiones que vengo ensayando)
Y de allí ¿la intimidad real cómo seguirá exhibiéndose o traduciéndose en términos de espectáculo? ¿De una forma ya retorcida? Y de ser así, ¿cómo sería eso en el futuro? O quizás ya llegamos a ese nivel y ni cuenta nos hemos dado… ¡Cierto! Yo estoy hablando de televisión y ya estamos en la era del Internet, del Facebook, de los blogs, del Twitter, del Flickr, de YouTube… Sí: de YouTube.
Fuentes consultadas
(1) Acerca del Big Brother holandés:
«Gran hermano (programa de televisión)». Wikipedia, la enciclopedia libre. Última modificación del artículo de la enciclopedia: 20 de febrero del 2009.
http://es.wikipedia.org/wiki/Big_Brother_VIP
(2) Acerca del Big Brother alemán:
Correa, Sergio. «Gran Hermano de por vida». BBC [Londres] 7 de febrero de 2005, Cultura y sociedad.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_4243000/4243979.stm
(3) Acerca del Big Brother británico y del escándalo por comentarios racistas:
Lizarzaburu, Javier. «Gran Hermano enciende debate». BBC [Londres] 20 de enero de 2007, Cultura y sociedad.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_6283000/6283075.stm
(4) Acerca de la controversia por la cesión de derechos para transmitir la agonía y la boda de Jade Goody:
Fain Binda, Raúl. «La vulnerabilidad televisada». BBC [Londres] 23 de febrero de 2009, Cultura y sociedad.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7905000/7905665.stm