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Título original: La última cima |
SINOPSIS
Pablo, sacerdote, sabía que iba a morir joven. Deseaba morir en la montaña, al igual que Sara. Ambos entregaron su vida a Dios… y Dios aceptó la oferta. Ahora dicen que están vivos. Pablo y Sara eran conocidos y queridos por un número incalculable de personas, que han dejado constancia de ello después de su muerte. La última Cima muestra la huella profunda que puede dejar un buen sacerdote, en las personas con las que se cruza. Y provoca en el espectador una pregunta comprometedora: ¿también yo podría vivir así?.
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CRÍTICAS
[Juan Orellana, Páginas Digital]
Coincidiendo con la festividad del Corpus Christi y con la inminente clausura del año sacerdotal, el director afincado en Valencia Juan Manuel Cotelo, autor de El sudor de los ruiseñores, estrena La última cima, un documental sobre el sacerdote Pablo Domínguez Prieto, fallecido en la montaña hace unos meses.
Pablo Domínguez era el decano de la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid cuando murió y tenía 42 años. Había estado impartiendo unos ejercicios espirituales a las monjas cistercienses del convento de Tulebras, a diez kilómetros de Tarazona, y decidió no regresar a Madrid sin ascender al Moncayo, cosa que hizo acompañado de la montañera Sara de Jesús Gómez, cirujana de 37 años y profesora en la Universidad Francisco de Vitoria, que falleció también en ese mismo accidente.
Cuando Cotelo comprobó las reacciones de la gente ante la muerte de Pablo, dedujo que se trataba de un hombre excepcional del que merecía la pena saber más. Así comenzó una tarea de indagación y de recogida de testimonios que han culminado en un interesante documental que no deja indiferente.
En realidad, aunque la película trata exclusivamente de Pablo Domínguez, lo cierto es que da una imagen general del sacerdocio católico en el siglo XXI, una imagen que refuerza los esfuerzos de la Iglesia en este año sacerdotal que ahora termina. Un año, recordemos, marcado por los escándalos de pederastia y la carnicería mediática desproporcionada con la que muchos periodistas han aprovechado para atacar a la Iglesia. En este doble contexto, la película de Cotelo se perfila como oportuna, clarificadora, y contribuye a restaurar no sólo la verdad de lo que es un cura católico, sino el sentido común a la hora de mirar con serenidad a la Iglesia católica.
El documental tiene un aire moderno, provocador, bebe de los lenguajes audiovisuales contemporáneos, y recurre a testimonios variados, no sólo sobre Pablo Domínguez, sino también sobre el sacerdocio en general. De Pablo hablan sus alumnos, familiares, compañeros, amigos, e incluso algunos prelados, como el cardenal Cañizares, el arzobispo de Oviedo o el entonces obispo de Tarazona. En el resultado no hay lamentos, ni quejas ante una muerte demasiado madrugadora. La película transmite esperanza cristiana, alegría profunda y testimonia que Pablo Domínguez sigue vivo aunque las cámaras no puedan registrarle.
La última cima cuenta con recursos fotográficos, vídeos de Pablo Domínguez -aunque se echa de menos una mayor abundancia-, y algunas recreaciones -el punto más flojo del conjunto-, amén de los citados testimonios. El conjunto resulta muy ágil, fresco, impactante, incluso con puntos de humor que protagoniza el propio director, el cual interviene en algún momento con esa ironía provocativa que le caracteriza.
Este film supone la puesta de largo de la productora valenciana Infinito más uno, de reciente creación, y que pretende sacar al mercado productos de calidad y clara identidad cristiana. El título del film se refiere a la última cumbre española de más de dos mil metros que a Pablo le quedaba por conquistar, pero también se puede entender como la aspiración a la santidad, la cima más alta. Por otra parte, sus últimas palabras conocidas fueron «he llegado a la cima».
En fin, una película que no hay que perderse en los tiempos que corren, ya que apuntala nuestra alegría de ser cristianos y de pertenecer a una iglesia de pecadores y de santos. La última cima es el testimonio de un hombre nuevo, transformado por su encuentro con Cristo. Y hoy los testigos son más necesarios que nunca.
[Pablo J. Ginés, ForumLibertas]
Este documental sobre la vida y muerte de un sacerdote de Madrid emociona y provoca a la vez. «He querido dar la cara por los curas», dice Juan Manuel Cotelo, padre de familia y director del documental «La última cima«, que se estrena en los cines españoles el viernes 4 de junio. Se trata de un documental emocionante, con humor, profundidad y lágrimas. Es difícil no llorar, y sin embargo no es sensiblero, sino, simplemente, cercano y honesto.
Juan Manuel Cotelo aparece en su documental, haciendo preguntas que interpelan, aunque lo más provocativo es el proyecto en sí: hablar de la huella que dejó un sacerdote normal, de Madrid, Pablo Domínguez, muerto en 2009 en un accidente de montaña en el Moncayo.
“No era pederasta, ni mujeriego, ni ladrón, tampoco era misionero en la selva, ni el fundador de una nueva institución de la Iglesia”, explica Cotelo en la película. El reto es contar la historia de, simplemente, un cura bueno. Un cura que impactó en mucha gente: al funeral de Dominguez, decano de filosofía en la Facultad de San Dámaso de Madrid, acudieron unas 3.000 personas y más de 20 obispos.
A Cotelo no le gusta usar la «voz en off». Se pone delante de la cámara y con toda sinceridad cuenta lo que le parece. Después coge la cámara y sale a la calle a preguntar a los viandantes. «Descubrí que 8 de cada 10 personas que pregunté tenía buena opinión de los curas, decían que era gente humilde, o muy espiritual, que les había hecho pensar; no es lo que suelen mostrar los medios». Luego hace otra pregunta: «¿cuánto tiempo de tu vida has dedicado a hablar con un cura?» El mismo Cotelo admite que «ni siquiera sé como se llama mi párroco, de verdad, y desde aquí ahora mismo le pido perdón; deberíamos conocer a nuestros sacerdotes».
El cineasta no quería hacer el documental sobre Pablo Domínguez, pero a medida que iba conociendo gente tocada por el sacerdote admitió que «aquí había una historia que contar». «Me hubiera encantado encontrar algo malo en Pablo, lo habría incluído en el documental, pero es que no lo hay. Su confesor me dijo que, simplemente, era alguien buenísimo, con un alma de niño», afirma durante la presentación del filme.
El documental tiene un inicio «interactivo», con Cotelo abriendo interrogantes, ágil, rompedor… pero pronto el cineasta se echa a un lado a medida que el verdadero protagonista, el padre Pablo Domínguez, va cobrando vida a través de los testimonios de sus amigos, parientes, alumnos, la gente que le trató y le conoció. Emocionan las historias de gente ayudada por él. María de Bonilla, por ejemplo, es una joven madre a quien acompañó cuando gestó un bebé con graves enfermedades, que se sabía moriría al poco de nacer. Pablo estuvo allí, siempre con ella.
Hablan además tres obispos: el cardenal Cañizares (que fue quien se fijó en él para dar clases en San Dámaso), don Demetrio, el obispo de Córdoba, buen amigo y compañero intelectual de Domínguez, y Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo.
Sanz, que durante años ha sido el obispo de las montañosas Huesca y Jaca, afirma, filmado a gran altura: «hay que ser sacerdote y amar la montaña para entender lo que significa hacer misa en ella», afirma. Cotelo, que comparte este amor por la montaña -y se nota en los preciosos paisajes del documental- lo entiende. «Yo y mucha gente que ama la montaña puede comprender que no hay mejor sitio para morir que en ella», explica. Pablo subió al Moncayo, la última cima que le quedaba por coronar en la Península, acompañado de una amiga. Hay fotos de minutos antes de su muerte, y aparecen en el documental. Una vida de gran belleza se ve coronada con una muerte hermosa.
Si toda la primera mitad de la película puede ser una herramienta muy útil en cualquier pastoral vocacional (es difícil no querer hacerse cura viendo esta obra y la vida de Pablo) la segunda mitad, que trata de la muerte, ya ha demostrado su eficacia ayudando a gente, creyente o no, que ha afrontado la muerte de un ser cercano. En una cultura en que la muerte es un tabú del que no se habla, esta película se acerca a ella con belleza. Es esa belleza, ligada a la verdad, a lo real, a lo vivido… esa belleza que, decía Dostoievsky, salvará al mundo. En definitiva, se trata de una película donde lo cotidiano se convierte en épico. Hay que verla.
[Jerónimo José Martín, COPE]
Podría pensarse que el cine contemporáneo ofrece una visión de los sacerdotes católicos tan superficial como la que proponen ciertas series televisivas y crónicas periodísticas. Pero no es así. Ciertamente, varias películas recientes —Las dos caras de la verdad, La mala educación, Mar adentro— caen en ese enfoque parcial. Pero hay muchos más títulos de los últimos años que subrayan la meritoria labor espiritual y social de esos hombres entregados a Dios y a los demás, a veces hasta el heroísmo.
Ahí están El Jorobado de Notre Dame, Salvar al soldado Ryan, Disparando a perros, Comprométete (Casomai), El noveno día, Katyn, Lourdes o Million Dollar Baby y Gran Torino, ambas de Clint Eastwood. Incluso en España, filmes como Héctor, de Gracia Querejeta —Premio ¡Bravo! de la Conferencia Episcopal—, o Una palabra tuya, de la Ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, ofrecen retratos elogiosos de sacerdotes católicos.
Ahora amplía esa lista el documental La última cima, que confirma la alta calidad que Juan Manuel Cotelo ya mostró en su primer largometraje, El sudor de los ruiseñores (1998). Esta vez, el realizador y actor madrileño afronta la semblanza del sacerdote diocesano, profesor y escritor Pablo Domínguez Prieto, Decano de la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid. Aficionado al alpinismo, falleció con 42 años el 16 de febrero de 2009, en un accidente en el Moncayo, junto a la cirujana y profesora universitaria Sara de Jesús Gómez. Justo antes, el joven sacerdote había impartido unos ejercicios espirituales a las monjas cistercienses del convento de Tulebras, Navarra.
A través de jugosas entrevistas a gente de la calle, recreaciones dramáticas y, sobre todo, emotivos testimonios de familiares, amigos y alumnos, la película ofrece un retrato muy atractivo de Pablo Domínguez, que abarca todas sus facetas: la espiritual, la humana y la académica. En este sentido, son especialmente interesantes las declaraciones del cardenal Cañizares, del arzobispo de Oviedo y del obispo de Córdoba.
A alguno quizá le pesen las provocadoras apariciones del propio director. Y otros tal vez echen en falta alguna aparición más del propio biografiado, pues existen abundantes grabaciones y entrevistas. En cualquier caso, esos posibles defectos no oscurecen la frescura narrativa de la película, ni su inteligente recurso al humor, que enriquece sus luminosas reflexiones sobre la santidad, la Eucaristía, la Confesión, la dirección espiritual, la oración, la formación doctrinal-religiosa, el celibato, la vida eterna o el compromiso con la defensa de la vida.
Con todo esto, queda una sugerente semblanza y, de paso, un encendido homenaje al sacerdocio y al catolicismo del siglo XXI. Un catolicismo activo, alegre, lleno de esperanza, radicalmente alejado de sus burdas caricaturas, y muy atrayente también en su equilibrada visión del papel del laicado y los religiosos. En fin, un testimonio valioso y muy oportuno en este año sacerdotal, que puede abrir camino a otros muchos.
¡Debate esta película en nuestros foros!
Apenas hoy me he enterado de esta pelicula, pues hoy era mi dia para enterarme de tal, mientras esuchaba Radio Paz, via Internet desde Chile. Estoy con muchos deseos de verla pronto! Me parecio hemosa la historia del Padre Pablo, me hubiera encantado conocerle! Yo soy Colombiana y mi esposo de Chile; vivimos en Miami, me encuentro en Chile de vacaciones.
Gracias, Dios les bendiga!!
Roberto: escribe a la productora (infinto+1) http://www.infinitomasuno.org/
quizá ellos te sepan decir.
Grace, gracias. Quizá puedas comprarla por allá!
Julio: gracias por explicarlo tan bien. Yo estaba con Sara la noche antes. Iban a subir algunos más pero al final sólo pudo ella. Eran un grupo de amigos. Ojalá la gente supiese de verdad lo que significa la amistad..
Saludos!
Con la productora (infinto más uno), de juan Manuel Cotelo, podéis contactar aquí:
http://www.infinitomasuno.org/
A ver si os pueden ayudar!
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Keep upp the good work.