Título Original: Le Dialogue des Carmélites |
SINOPSIS
En plena Revolución Francesa, la joven Blanche de la Force decide protegerse en un convento y por eso ingresa en la Orden Carmelita. Allí conoce a la alegre monje Sor Costance y a la madre Marie, entre otras, y es feliz junto a ellas a pesar de los conflictos externos y de las presiones de su padre para que deje el convento.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín, COPE ]
Uno de los temas que ha redescubierto con toda su crudeza la historiografía mas reciente es el proceso descristianizador y la persecución religiosa que desencadenó la Revolución Francesa. La militancia no sólo anticlerical sino también antirreligiosa —esto es, anticatólica— estuvo presente en no pocos revolucionarios desde el principio, aunque únicamente mostraran estos sentimientos con virulencia en determinadas ocasiones. Sólo durante el Terror fueron asesinados 225 sacerdotes y 4 obispos. Un buen porcentaje del clero francés, así como de los religiosos y religiosas, fue asesinado a lo largo del proceso revolucionario, basándose en los cargos penales más inciertos. De hecho, sólo un 10 por 100 de los ejecutados en la guillotina eran aristócratas; los otros 25.000 fueron clérigos y gente del pueblo o de la burguesía, muchos de ellos condenados por sus ideas católicas.
Entre esos ajusticiados estuvieron dieciséis monjas carmelitas del convento de Compiégne, ejecutadas en Grève, en pleno periodo del Terror, por “actividades antirrevolucionarias” y por negarse a renunciar a sus votos monásticos. Fueron llevadas de Compiègne a París, donde fueron juzgadas. Murieron en la guillotina el 17 de julio de 1794 en la plaza du Trône-Renversé, actualmente plaza de la Nación en París. Fueron enterradas en fosas comunes en el cementerio de Picpus. El papa Pío X las beatificó el 17 de mayo de 1906.
Esos hechos reales los recreó la escritora católica alemana Gertrud Von Le Fort en su novela corta La última del cadalso, que inspiró, a su vez, Diálogo de carmelitas, última obra del escritor francés George Bernanos, escrita como guión de cine pero estrenada primero en el teatro. Fiel a su visión algo trágica del cristianismo, Bernanos relata los hechos a través de la joven Blanche de la Force, que decide ingresar en el convento de Compiégne para protegerse del mundo exterior. Allí conoce a Sor Constance y a la madre Marie , entre otras, con las que se siente feliz, a pesar de las presiones de su padre para que abandone su vocación y del creciente acoso de las autoridades republicanas, cada vez más anticlericales y canallas.
La espléndida versión fílmica de todo ese rico material histórico y literario la dirigieron con muy buen pulso el famoso fotógrafo Philippe Agostini —colaborador de casi todos los grandes cineastas francesas— y el dominico Raymond Leopold Bruckberger, escritor y divulgador religioso muy popular en Francia por esas fechas. Entre los dos consiguieron una gran película, de luminosa factura visual y excelentes interpretaciones, entre las que destacan las realizadas por unas jovencísimas Jeanne Moreau y Alida Valli. Con toda justicia, la película obtuvo el Gran Premio 1960 de la Oficina Católica Internacional del Cine (OCIC), así como el Fotogramas de Plata 1961 al mejor intérprete de cine extranjero (Jeanne Moreau) y el Premio Sant Jordi a la mejor fotografía en película extranjera (André Bac).
Religiosas en la Revolución
En plena Revolución Francesa, la joven Blanche de la Force ingresa en un convento carmelita de clausura. Allí conoce a la alegre monja Sor Constance y a la madre Marie, entre otras, y es feliz junto a ellas a pesar de los conflictos externos y de las presiones familiares para que deje el convento. Pero al tiempo corren tiempos turbulentos, donde se impone el terror, y la vida tiene poco valor. En estas circunstancias el miedo se apodera de la inexperta Blanche, sobre todo cuando la posibilidad del martirio es una realidad.
Bello film, basado en la auténtica y trágica historia acontecida a las dieciséis monjas carmelitas del convento de Compiègne en 1794, y recogida por el escritor francés George Bernanos en su obra teatral homónima, que a su vez se inspiró en la pieza «La última del cadalso» de la escritora Gertrud Von Le Fort. Dirige Philippe Agostini y Raymond Leopold Bruckberger y cuenta con el protagonismo de la célebre y bella actriz francesa Jeanne Moreau (Diario de una camarera (1964)).
Además de describir la vida cotidiana de las religiosas, se incide en el valor y el amor que hacen falta para ser fiel a las propias convicciones. Resultan sobrecogedores el desenlace, y la escena en que la chusma irrumpe en la iglesia del convento. Una auténtica lección de historia, que desmitifica cierta visión edulcorada de la Revolución Francesa.
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