SINOPSIS
Cuando Jack se cruza con una mujer de su pasado, no está muy seguro de si se trata de amor o si ella es una estafadora sin escrúpulos que le está utilizando para encontrar la legendaria Fuente de la Juventud. Jack es capturado por el Queen Anne’s Revenge, el barco del temible pirata Barbanegra. Le fuerzan a unirse a ellos y vivirá una inesperada aventura en la que no sabe quién le inspira más miedo: Barbanegra o la mujer de su pasado.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
La católica España y la anglicana Inglaterra compiten por lograr el control de las rutas marítimas, y también por encontrar la mítica Fuente de la Eterna Juventud, situada, según la leyenda, entre los restos de un galeón hundido de Ponce de León. El rey inglés y su sorprendente aliado, el Capitán Barbossa (Geoffrey Rush), capturan e intentan ganarse al capitán pirata Jack Sparrow (Johnny Depp), pues saben que ha encontrado una ruta hacia el misterioso lugar. Pero Sparrow se escapa, aunque, por culpa de su antigua amante Angélica (Penélope Cruz), acaba como simple marinero en el Queen Anne's Revenge, el embrujado navío del terrible pirata Barbanegra (Ian McShane). Ellos, los ingleses y los españoles se dirigen a toda vela hacia el mismo punto en busca del mismo tesoro.
Rodada en Hawai y dirigida por Rob Marshall («Chicago»), esta cuarta aventura fílmica del Capitán Sparrow y sus secuaces resulta más acumulativa y menos ágil que las anteriores, aunque sigue siendo muy entretenida y espectacular, sobre todo en su primera mitad. A las gansadas habituales de Johnny Depp -tan histriónico y divertido como siempre-, se añade esta vez la carismática presencia de Penélope Cruz -en la piel de una pirata española arquetípica, pero simpática-, una emotiva subtrama romántica entre un joven pastor protestante y una sirena, y abundantes peleas, persecuciones y abordajes, reforzadas esta vez por los impactantes efectos estereoscópicos del sistema Disney Digital 3D.
Más criticable resulta la excesiva duración del filme -le sobran 20 minutos, por lo menos- y su tópica visión del supuestamente intolerante catolicismo español.
[Pablo J. Ginés – ForumLibertas]
Piratas del Caribe 4: zombis, sirenas y muñecos vudú
A nivel mundial, «Piratas del caribe: En mareas misteriosas» ha recaudado 346,4 millones de dólares en su primer fin de semana: es la cuarta película con mejor estreno de la historia, y un éxito para la Disney, que invirtió 250 millones en su factura. Esta cuarta película de «Piratas del Caribe» es bastante distinta a sus predecesoras: el guión está más estructurado, el alocado capitán Jack Sparrow centraliza todo el protagonismo (no aparece la pareja que interpretaban Orlando Bloom y Keira Knightley) y apenas se hacen unos cuantos guiños a las anteriores entregas de la serie, exceptuando al capitán Barbossa y su eterna rivalidad con Jack por hacerse con «La Perla Negra», navío objeto de sus deseos.
«En mareas misteriosas» se declara inspirada en la novela de fantasía histórica de Tim Powers de 1987 «On stranger tides» («En costas extrañas», en español… el título surge de un poema del romántico y etéreo William Ashbless). De hecho, parece que parte de la atracción de DisneyWorld y de las películas anteriores ya se inspiraban en esta novela: de ahí surge el barco tripulado por zombis bajo dirección de brujos o vivos, el personaje civilizado forzado a incorporarse a la vida de pirata, atraído por la inocente y bella Elizabeth… y, de hecho, el final de la tercera película, con su oda al matrimonio, a su rito sacramental que supera lo sobrenatural, está tomado de la novela.
¿Qué queda pues de la magnífica novela de Powers en esta cuarta película? La idea de Barbanegra como un pirata brujo con las mechas de su barba ardiendo a fuego lento, el barco mágico, la fuente de la juventud, la mención al conquistador de la Florida, Ponce de León y la presencia de un marinero zombificado que hace brujería vudú (en el libro es un «bocor», un brujo vudú). Y poco más.
Buena parte de las películas anteriores (y de la novela) consistían en el choque de la cultura pirata con los personajes no piratas. En esta entrega no puede ser: todos son piratas. Angélica (Penélope Cruz, dicen que a veces doblada por su hermana Mónica, que sale en los agradecimientos) es una pirata más, que pelea (y camina) como Jack. Hay escenas de acción en grandes cantidades y de terror, como las sirenas devoradoras de carne. No hay combates entre barcos, una carencia notable en una película de piratas.
Quizá el aspecto más original de la película sea su tratamiento respetuoso de lo espiritual ¡y de los españoles! (va ligado). Todos estamos acostumbrados a que los españoles sean los malos en películas de piratas de los años 50 ó 60. Pero aquí, comparados con los ambiciosos ingleses y su grosero rey Jorge, son caballerosos, elegantes y disciplinados. No transigen con la brujería, pero eso es bueno: Tim Powers no los usó en su novela, pero el novelista es católico conservador y suele comentar que emplear la brujería no sale gratis a los personajes de sus ficciones.
Angélica (que era novicia en un convento de Sevilla antes de ser seducida por Jack y dedicarse a la piratería) teme por el alma de Barbanegra, a quien quiere salvar sinceramente. Por eso mantiene prisionero, a mano, a un misionero, que intenta predicar a un cruel Barbanegra, cuya moral pirata se basa en el positivismo jurídico del «tengo poder y quiero, así que lo hago».
Incluso el cabezahueca de Jack buscará un momento para tratar con el misionero: «yo quiero tener lo que haga falta para ir donde van los santurrones si me muriera». Respuesta: «has de convertirte». Suena muy complicado y Jack lo deja para más adelante, en peligro de muerte… algo que le sucede cada 3 minutos. Hay que decir que, sorprendentemente, Jack coincide con los españoles en su visión espiritual. Ellos tienen su propia agenda. O como dice el misionero en medio de un motín: «ni con vosotros ni con ellos». Algo que, según Jack, es exigible para un hombre de Dios.
Para quien quede con ganas de más y mejores aventuras de piratas, zombis y vudú, la novela de Tim Powers «En costas extrañas» (y en general todas sus novelas de fantasía histórica, documentadísimas y osadas) serán una magnífica elección.
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Hola a todos:
Yo no he visto completa sino la primera entrega de la serie de Piratas del Caribe. Sin embargo, aún con lo incompleto que he visto de las anteriores, me parece que ésta cuarta parte no tuvo el nivel de aquéllas. Creo que a todos los personajes les faltó motivación más profunda, una más vehemente justificación de lo que hace cada quién. En lo personal, me quedé con el sabor de una película opaca.
Eso sí, hay acción, que también es de diferente estilo a la de las anteriores, pues no es tan masiva, ni son tantas peleas épicas. La más tumultuosa es la de la batalla contra las sirenas, pero realmente no se me hizo tan emocionante y, volviendo a la idea original, todo esto me dejó con las preguntas: ¿por qué realmente Angélica quería un padre? Ella lo justifica en los diálogos, pero con muy poca fuerza en la escena. Igualmente Barba Negra: ¿realmente se detenía en su crueldad por consideración a Angélica?¿por qué entonces no se detuvo en otras partes de la película? Y así por el estilo.
Me imagino que, efectivamente, ha de estar mucho mejor la novela porque, repito, la historia es buena: simplemente me pareció que no hay escenas con la fuerza suficiente como para sentar los motivos de los personajes. Por supuesto, mis hijos (de entre 8 y 14 años) salieron encantados de ver a su Jack Sparrow hacer el circo, maroma y teatro que lo caracteriza. Pero los padres nos quedamos con la sospecha de que fue una película cuyo fin era presentar a Penélope Cruz junto a Johny Depp.
Reciban un saludo.