ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título Original: «Salmon fishing in the Yemen» |
SINOPSIS
Un jeque yemení sueña con mejorar la vida de sus súbditos. Su amor al deporte de la pesca con mosca (que practica en su finca del Norte de Escocia) le da la idea de desarrollar un proyecto junto con el Gobierno de Gran Bretaña. La portavoz del Primer Ministro británico ve la oportunidad de estrechar lazos y sobre todo dar una buena imagen internacional si presta su apoyo al mismo. Lo que en un principio parecía algo inviable va haciéndose realidad uniendo la visión de futuro y la financiación del jeque, los conocimientos científicos de un experto del Centro Nacional para el fomento de la Piscicultura y el buen hacer de una profesional que servirá de enlace entre ambos. La idea consiste en llevar salmones a un río de Yemen en el que previamente se construyó una presa e intentar que se multipliquen.
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CRÍTICAS
[Mª del Pilar Madrigal y Alós – Colaboradora de Cinemanet]
Basada en la primera novela del escritor británico Paul Torday van a contemplar una suave y muy agradable película. Partiendo de una fantasía llena de buena voluntad se construye una relación de amistad y amor entre tres personas que a priori no tenían casi nada en común. Después veremos que los seres humanos son impredecibles, y la vida también.
Ante todo es una comedia, con el sentido del humor británico siempre presente. Es ligera, y aprovecha su estilo elegante para tomarse a sorna ciertos aspectos burocráticos y políticos. El personaje interpretado por Kristin Scott Thomas sorprende al combinar una entrega casi total a su trabajo en el Gobierno, minimizando roces con la prensa y pensando siempre en ensalzar la imagen de su jefe, con una faceta familiar como esposa y madre de familia numerosa que incluye con naturalidad en sus quehaceres diarios. Esa «conciliación» entre familia y trabajo no suele mostrarse con tanta gracia y realismo. Las bromas con sus hijos y el tono de madre llevando las riendas de su familia con mano firme (incluidas ciertas palabras gruesas que podían haberse ahorrado) sorprende por su verosimilitud. Es la encargada de poner el toque cínico y de sorna a una situación que ella crea para su propio beneficio, pero que acaba dando unos resultados inesperados.
Lo mejor de la trama argumental se apoya en un gran «acto de fe». Como bien define el jeque, todos los esfuerzos y medios materiales empleados para lograr el triunfo de su idea se basan en esa visión positiva que él ha tenido y en el interés de llevarla a la práctica. Posee un castillo en Escocia, junto a un río en el que ha aprendido el arte de la pesca con mosca. Este deporte le transmite paz y serenidad. Conocedor de las carencias de su pueblo en el lejano Yemen, cree poder llevar algo de la evolucionada vida occidental a esos inhóspitos valles. Para eso ha hecho construir una presa que guarde el agua de lluvia y planea llevar salmones luchadores contra corriente para que su gente pueda pescarlos. Todo parece salido de un cuento. Cuando su mediadora en Londres le explica lo que pretende el jeque al experto elegido por el ministerio correspondiente… A él todo le parece inviable y absurdo.
Ewan McGregor interpreta al científico incrédulo. Es un personaje gris, muy apegado a sus rutinas y con una vida matrimonial fría. Su esposa tiene el corazón puesto en sus ambiciones profesionales y no parece necesitar mucho más. Sus vidas son bastante tristes y la comunicación afectiva entre ellos brilla por su ausencia. Cuando le llega a este tranquilo hombre la orden de facilitar sus conocimientos en este proyecto no se puede imaginar que trastocará por completo todo su mundo. La amistad profunda con alguien tan mágico como es el jeque (incluyendo sus enormes posibilidades a nivel material) y con la joven que trabaja para él, forjará un equipo capaz de llevar a cabo lo imposible.
La banda sonora de Dario Marianelli se adapta bien a todo el hilo argumental y a la hermosa fotografía de las montañas del desierto, de las Highlands escocesas y de la cosmopolita Londres. Sin demasiadas estridencias, manteniendo el interés y combinando las bromas con los esfuerzos prácticos… Perseguiremos el milagro.
[Decine21]
¿Misión imposible?
La presencia de Gran Bretaña en zonas calientes del globo como Irak y Afganistán no contribuye precisamente a mejorar las relaciones con el mundo árabe. El primer ministro presiona para dar con algún proyecto que pueda ayudar, y su eficiente jefa de prensa Patricia cree encontrarlo en un plan de un jeque multimillonario que suena a completo disparate: la introducción de la pesca de salmón en Yemen. El experto Fred Jones no cree en la idea visionaria del jeque, Yemen no reúne ninguna condición favorable, pero obligado por sus superiores se ve obligado a estudiar la viabilidad, justo en un momento en que su matrimonio atraviesa una situación delicada. Le sirve de enlace con el jeque la muy competente Harriett Chetwode-Talbot, cuyo novio, militar, acaba de ser destinado en Afganistán.
Adaptación de la divertida novela de Paul Torday a cargo del oscarizado Simon Beaufoy (Slumdog Millionaire) en lo concerniente al guión, y con la muy competente dirección del sueco Lasse Hallström. Tiene mucho mérito esta versión para la pantalla, que conserva el fino humor británico del original, pero que estaba obligada a salir del atolladero de la estructura primigenia, el intercambio de correos electrónicos entre los distintos personajes. Tal recurso sigue teniendo algo de presencia, pero la historia toma aire y aumenta su campo planteando algunas cuestiones que en el mejor de los casos Torday simplemente apuntaba.
De modo que la idea de un proyecto descabellado, que da pie a pasajes muy divertidos, invita a reflexionar sobre la fe en un mundo donde, al menos en Occidente, se ha perdido en gran parte el horizonte de lo trascendente: no lo controlamos todo, pueden ocurrir sucesos que objetivamente considerados parecen milagrosos por lo improbable de su ocurrencia, en otras culturas se vive de otra manera, hay menos cinismo… Está introducida con gran naturalidad la necesidad del entendimiento entre Oriente y Occidente, con la apertura a otras mentalidades y la lacra del terrorismo fundamentalista, pero también el oportunismo político y la obsesión por la imagen y las apariencias. Y todo ello traspasado por el humor, aunque no falta dramatismo cuando hace falta, especialmente en el último tramo, con un desenlace que funciona, y que en otras manos sonaría a tópico.
Aunque todo lo dicho hasta suena a trama de sátira política y punto, lo cierto es que uno de los méritos del film es su componente humana, plasmada en la composición de dos personajes muy sólidos (Ewan McGregor y Emily Blunt), que estrechan su relación de un modo muy natural y sin transitar caminos trillados, a pesar de sus caracteres contrapuestos: él es como un ratón de biblioteca que sólo sabe de pesca, ella una mujer abierta y cosmopolita, y sus previos compromisos componen una madeja de enorme interés sobre el amor, la entrega y el compromiso. También tiene gran mérito en el capítulo interpretativo la tronchante jefa de prensa que compone Kristin Scott Thomas –asombroso cómo concilia familia y trabajo, y el modo en que maneja a los políticos–, y el difícil papel del jeque, que compone Amr Waked.
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