Sinopsis
1871. En una remota aldea de pescadores de la costa danesa, dominada por la tradición puritana, dos hermanas solteras recuerdan con nostalgia su lejana juventud. La aparición de Babette, que llega desde París, huyendo del terror, cambiará sus vidas. La recién llegada es acogida como sirvienta y, años después, tendrá ocasión de corresponder a la bondad y al calor con que fue recibida organizando una opulenta cena con los mejores platos y vinos de la gastronomía francesa.
Crítica
El banquete es, desde antiguo, un símbolo cargado de religiosidad, es el ámbito del encuentro, del perdón, de la creación de vínculos, del gozo y de la vida.
Con motivo del 25 aniversario del clásico dirigido por Gabriel Axel, A Contracorriente Films vuelve a reponer en salas la versión digital restaurada de esta magnífica película, todo un hito para una generación de cinéfilos.
En una remota aldea de Dinamarca, dos ancianas hermanas, Martina y Philippa, continúan la labor de su padre, un recto pastor puritano, con la comunidad del pueblo. Una noche llega a su puerta una misteriosa joven francesa, Babette Hersant, con una carta de presentación de un antiguo amigo y pretendiente. Ha perdido a su marido y a su hijo en la revuelta de la Comuna de París (1871); no le queda nada ni tiene adónde ir.
Lo único que les pide a las dos hermanas es que la acojan y la dejen ocuparse de la casa, incluso sin sueldo. A lo largo de años, trabaja silenciosamente para ellas como sirvienta y la vida se desliza apaciblemente, pues su buen hacer mejora el ambiente del hogar, la calidad de las comidas y el trato que reciben las personas acogidas a la caridad de las hijas del difunto pastor. Su forma de agradecer el hogar que le han brindado es trabajar incansablemente, y no sólo para merecer el sustento. Philippa y Martina, acogiéndola, le salvaron la vida. Ella, con su dedicación, da nueva vida a las hermanas, su comunidad y su entorno.
Un amigo fiel seguía comprando a Babette un número de lotería que, un día, resulta premiado. Con el dinero obtenido y en agradecimiento por los años de acogimiento y protección, decide dar un festín para conmemorar el centenario del nacimiento del pastor. El grupo de devotos lo siente como una amenaza a su integridad espiritual, pues entendía la vida como un lugar de purificación con el sufrimiento y la austeridad. Tal desarraigo ha provocado, como no podía ser menos, que sus relaciones humanas se deterioren (intolerancia, celos, rencores, mentiras, humillaciones…) y no quede de su unidad más que una mera apariencia.
Babette se esfuerza, con tanto denuedo como entusiasmo, en organizar una cena inolvidable. Se entrega íntegramente a esa labor, no sólo con su trabajo sino, incluso, con todos sus bienes. Para ella, su pequeña inesperada fortuna es un medio más para conseguir el bien de los demás. El banquete es, desde antiguo, un símbolo cargado de religiosidad, es el ámbito del encuentro, del perdón, de la creación de vínculos, del gozo y de la vida.
El deleite que van experimentando los asistentes al festín de Babette es el de la delicadeza en hacer las cosas por amor a los otros. Mientras Babette se extenúa gozosamente en la cocina, el calor va impregnando el corazón de los comensales. Se empiezan a mirar sin reserva, intercambian sonrisas, gestos de afecto y palabras de perdón. La escena del baile alrededor del pozo, mirando a las estrellas, con la alegría de sentirse salvados es todo un símbolo de la fecundidad del amor generoso e incondicional.
Ficha técnica
- Título Original: Babettes gæstebud
- Dirección: Gabriel Axel
- Guión: Gabriel Axel, basado en la novela de Karen Blixen
- País: Dinamarca
- Año: 1987
- Duración: 102 min.
- Género: drama
- Interpretación: Stéphane Audran, Bodil Kjer, Birgitte Federspiel, Jarl Kulle
- Productora: Just Betzer
- Música: Per Nørgaard
- Fotografía: Hennings Kristiansen
- Estreno en España: 16 noviembre 2012
Realmente es de las mejores películas que conozco: un canto a la vida, a la fidelidad, a la entrega. Una metafora de Cristo, en papel femenino. La verdad no es una regla (como el pastor padre de las dos hermanas), es un abrazo lleno de afecto por nuestra humanidad que supera los límites de cadauno.
La figura del coronel es la imagen del balance de la vida, que no puede basarse en nuestros ‘éxitos’, siempre insuficientes: humanamente se pierde siempre, pero la fe nos da otra dimensión, una esperanza.
Al ideal se da todo, con alegría.